Se supone que la cinta es una parodia de esas pelis ade serie Z, como la de Robert Rodríguez, pero si en la de éste era evidente la parodia gracias a una historia absurda, pero divertida, con diálogos ingeniosos a la par que ridículos en muchos momentos, en la del amigo Tarantino no hay nada. Ni humor, ni ingenio. Y mucho menos entretenimiento. Se me ha hecho pesada, lo que es muy grave en una peli de este director. ¡Y el final! Sencillamente ridículo. No me vale que la banda sonora esté, como siempre, muy bien, ni que el tío sepa rodar planos secuencias o como se llamen. Es lo mínimo que se le puede pedir a un señor que ha innovado en muchos aspectos. Quizá haya gente que sea incapaz de criticar una película de este director (como de Nani Moretti o Woody Allen). Es lo que tiene ser un realizador de "culto". No seré yo, que no tengo más culto que mis adorados Smiths y mi cama. Esta cinta es una buena patata que no sirve ni como acompañamiento del pavo que por estas fechas es típico comer.

En los tiempos modernos toda película de "suspense" es englobada en el cine abiertamente comercial y, con ello, exento de calidad o valor cinematográfico. Nada más lejos de la realidad. Y esta cinta es un magnífico ejemplo: el misterio de la trama te atrapa desde los primeros momentos del filme y no te suelta en las dos horas de duración, sin que la cinta se alargue innecesariamente. Buceando en la historia se aprecia además una hermosa historia de amor, tanto erótica como paternal y filial, llena de fidelidad y compromiso. Si además los actores, sobre todo el protagonista, son capaces de expresar admirablemente todos sus estados interiores de forma creíble y emocionante, podemos concluir que nos encontramos ante una gran película con independencia de que no se trate de cine de autor ni esté comprometida políticamente.