Indignado con muchos usuarios influenciados por las críticas de la página inicial donde si indagas verás como los intelectuales críticos que aparecen y a los cuales nos amorramos al pilón, como A.O. Scott, Michael Phillips o Jordi Costa, rondan la cincuentena. Críticos con la testosterona baja que alaban la última película de Haneke (Amor) porqué se ven identificados. También estoy seguro que el resto de críticos que aparecen como Claudia Puig, Ann Hornaday o Carmen Lobo tienen una experiencia en el género de la acción que debe tirar para atrás.
Que no os engañen.

En estos tiempos no es posible realizar otra Jungla de Cristal 1 porqué seguramente la pondrían a caldo. La mentalidad ha cambiado y nos encontramos con esta secuela que no es más que una mezcla de acción actualizada con el gamberrismo entrañable del personaje McClane, de la cuál nace una película de lo más entretenida y de lo mejorcito en acción de estos últimos años.

También me encanta cuando se critica el guión en una película de acción y es que en esta secuela hasta hay un par de giros ¡pero qué importa!, lo que quiere el espectador es que McClane se cargue a los malos aderezado con alguna ingeniosa frase lapidaria. Será que películas como Transporter o los Mercenarios tienen un guión tan trabajado como el del filme Memento (¿) que por supuesto, tienen más nota.

Un buen día para morir contiene un par de escenas de acción para enmarcar. La persecución inicial tardaron 78 días en rodarla y está realizada por los presentadores del programa Top Gear británico. Gente flipada que sabe de motor, de velocidad y de contra más destrucción se haga, mejor.

El australiano actor, que le tengo cariño por ser el personaje Varro en la excelente serie Spartacus, interpreta al hijo McClane perfectamente y el director, John Moore, entiendo la opinión sobre la cinta Max Payne pero El vuelo del Fénix y Tras la línea enemiga las veo bastante potables, por no decir buenas (que lo digo).

La mejor crítica es la que uno tiene y cuando uno va al cine y escucha ancianos partirse la caja con los diálogos entre padre e hijo McClane y ver como los adolescentes lo flipan con las set pieces de la película, olvidándose del whatsapp, es que algo se ha hecho bien.

Película de aires Mystic River con un Jack Nicholson y un Aaron Eckart fabulosos pero no suprime que la historia sea un ladrillo de dos horas.

A Nicholson acostumbrado a que lo jubilen en sus útimas películas (A propósito de Schmidt), como detective retirado le queda el gusanillo de un caso sobre el brutal y exagerado asesinato de una niña de 8 años y decide aparcar temporalmente sus partidas de petanca.
Entonces le hace el juramento a la destrozada madre de la niña de que encontrará al asesino. He aquí el título.

La policia detiene al sospechoso confeso del crimen pero nuestro Jack el jubilado, sin tener un destello tangible ni prueba visible de que ese hombre no es el asesino, lo sabe y porqué? Porqué Jack se ha leido el guión antes porque el espectador de a pie no ve ningún indicio de que sea lo contrario.

Es una película soporífera con escenas puestas para llenar, intrascendentales solo para que se luzcan los amigos de Penn y en una película donde se investiga un caso o asesinato lo mínimo es que en cada encuentro con un personaje se aporte alguna pista, alguna emoción y no ganas de volver a hacer abdominales después de años sin hacer.

No porque la dirija el caballero Penn tiene que ser algo maravilloso que como actor cierto que es colosal pero como director, al menos en este film, cogió a su esposa Wright Penn, Rourke, Del Toro y amigos varios y se dijo a sí mismo que lo iba a petar.

Del Toro y Rourke aparecen en pantalla solo dos minutos y por favor que alguien me explique que transcendencia en la historia tiene la escena de Jack y Helen Mirren porque creo más que fue un:
-Hombre, Helen, que tal, te apetece hacer una escena con Jack Nicholson?
-Y el diálogo?
- Ninguno, da igual.

El final es tan sorpredente y anómalo que es una verdadera tontería pero el problema no está en los actores que están brillantes sinó en la historia que es sosaina.
Me sorprende cuando leo que es una película infravalorada por la mayoría porque en estos casos la mayoría no se equivoca.

Así se traducen unos versos del himno que no corresponden a este documental ya que éste hace acopio del nacimiento del club hasta dejarlo a principios de la era Luis Enrique. El documental tiene un valor pedagógico importante pero no logra ese grado de simbiosis con el espectador para elevarnos y ponernos con… la gallina de piel. He echado de menos lo estrictamente deportivo como los goles más poderosos (Bakero, Iniesta…) o situaciones memorables como por ejemplo los Urruti t’estimo. Esos ejemplos en los que uno se siente orgulloso de ser culé. El documental con una duración más extensa que la duración del contrato de Bogarde, se deja en el tintero, jugadores y situaciones en las que podría haber sacado más juego.

Por ejemplo, ni se menciona la final de Copa de Europa que se perdió contra el Milán originando un final de ciclo bastante célebre pero sí que se hace mucho ahínco en la final que se perdió contra el todopoderoso Steaua de Bucarest en 1986. La época de Gaspart no aparece, no dan bola al caso Figo donde se podría haber sacado mucho jugo y se dejan jugadores relevantes como Rivaldo. De Saviola, Kluivert y compañía ni existen. Estos aspectos podrían pasar por alto si el documental no contara con dos horas de metraje.

Sin embargo, posee aspectos muy positivos empezando por el nacimiento del club por Joan Gamper hasta alcanzar nuestros días mediante imágenes y entrevistas con los gloriosos Kubala, Cruyff, Maradona, Xavi, Guardiola, Koeman, Stoichkov, Lineker y hasta Gasol se apunta al bombardeo.

Sueños del Barça aporta diversas curiosidades que el joven aficionado desconoce. Por ejemplo, la inserción del rondo como base del fútbol culé y de ahí como se surge esa filosofía o como de los 8.000 que desean acceder a la masía, sólo lo consiguen 50. Son tipo detalles que uno no suele escuchar en la sección de deportes.
En conclusión, buen documental donde nos muestra que el Barça es más que un club pero que se echa de menos los maravillosos momentos que se han vivido estrictamente en el terreno de juego.

Powder es una de aquellas joyas de la década de los 90 totalmente infravalorada y boicoteada gracias sobre todo a la vida personal de su director. Víctor Salva fue condenado por abusar de un actor de 12 años, y el público no entendió que Disney produjera esta película a sabiendas de la carrera delictiva del director. También el actor que había sufrido los abusos se encargó de destruir la película animando al espectador que ni se asomara a verla.

Si uno se aparta de todo este lío (no os alarméis que Polanski actuó igual de mal y los puristas le adoran), Powder es una mezcla entre ciencia ficción y película de superación, bien filmada y con un guión potente que nos permite interacturar con el albino Powder en cada proeza o truco que asombra a quienes le rodean.
Obviamente, esta pila eléctrica personificada despierta odio y admiración a partes iguales, lo que nos encontramos ante una cinta con cierto toque pasteloide y de lágrima fácil ante la injusticia de un poblado intolerante. Un dramón familiar en toda regla en el que es fácil quedarte enganchado.

Powder es una buena película con frases para recordar como que “si usáramos el cien por cien de nuestro cerebro, no nos haría falta cuerpo, ya que seríamos sólo energía” dando prueba de que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Y eso es lo que es Powder, energía pura. Y esta afirmación explicaría su extraño final.

Recomiendo con fuerza ver la escena del ciervo que permite ver más allá del cine y preguntarse el porqué vivimos en un país de trogloditas donde se paga entrada por ver matar a un animal. He dicho. Un saludo.

En el cine existen demasiadas películas donde la crítica asalariada no tiene cabida y Campeón de Campeones, sin duda, es una de ellas. Campeón de Campeones es una gran película de artes marciales con una base dramática que seguía los determinados estereotipos que hicieron grande este género en la década de los 80. Las fases a seguir se basaban en una injusticia que originaba un ansia de venganza, un entrenamiento duro y un final épico.

Aún así este film cuenta con una trama emocional mucho más elaborada que el resto de cintas de similar temática ya que la amistad, el sacrificio y el honor son los elementos principales de esta película. Aspectos que actualmente en las películas de tollinas están bastante olvidados. Sólo en la última media hora veremos cómo USA y Corea del Sur se enfrentan deleitándonos con unos combates espectaculares y bien coreografiados por Simon Rhee. Este Simon Rhee interpreta a Dae Han en el film y se enfrenta en el mítico combate final contra el personaje Tommy Lee, que a su vez en la vida real es interpretado por su hermano Phillip Rhee. Los hermanos Rhee no son unos “mindundis” metidos a dar patadas porque sí, son célebres maestros de Taekwondo y esto visualmente ya se percibe en el impresionante combate final.

Campeón de Campeones es una gran película de artes marciales con todo lo bueno y lo malo de la década de los 80 pero con un final épico que después de 20 años no olvidarás. Díselo a un servidor.