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Críticas ordenadas por utilidad
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6,0
8.482
6
24 de mayo de 2007
24 de mayo de 2007
39 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué lo bueno fracasa y lo malo arrasa?
Yo entiendo que esas películas del llamado cine de arte y ensayo, con alargados planos fijos o secuencia que describen durante dos horas mínimo la naturaleza oculta del ser humano o de una pared, no capten suficientemente la atención de las distribuidoras que necesitan convertir la exhibición de películas en un jugoso negocio.
Otra cosa es que una superproducción, con cuyo presupuesto se podría solucionar el problema del acceso a una vivienda digna en toda una comunidad, que lleva el lema del cine para y de entretenimiento se convierta en uno de los fracasos en taquilla de la temporada (pese a finalmente producir ganancias).
¿Por qué ha funcionado lo mismo (e incluso peor) con personajes de cuentos necesitados de entrar en “Cambio radical”, monstruos que salen del armario, peces desorientados, animales prehistóricos adictos a la cafeína, superhéroes con lorza, juguetes incendiables, bichos mariquitas, coches buenrollistas, robots de cocina y todo tipo de animales parlanchines o cantarines?
Saber los misterios por lo que una producción con guiños muy acertados, momentos musicales originales que no provocan la vergüenza ajena, chistes convenientemente explotados e innumerables situaciones que garantizan el entretenimiento de primer orden (by Aardman) ha sido olvidada parcialmente por el público (sobre todo americano) me haría pensar, si fuese un ejecutivo de la Pixar / Walt Disney, en atrasar todo lo posible el estreno de “Ratatouille”.
¿Será el miedo y asco de los humanos a las ratas/ratones?
Pronto lo sabremos aunque “Ratónpolis”, pese a ser en el fondo más de lo mismo, tiene suficiente encanto y perdurabilidad para tener el doble de méritos.
Yo entiendo que esas películas del llamado cine de arte y ensayo, con alargados planos fijos o secuencia que describen durante dos horas mínimo la naturaleza oculta del ser humano o de una pared, no capten suficientemente la atención de las distribuidoras que necesitan convertir la exhibición de películas en un jugoso negocio.
Otra cosa es que una superproducción, con cuyo presupuesto se podría solucionar el problema del acceso a una vivienda digna en toda una comunidad, que lleva el lema del cine para y de entretenimiento se convierta en uno de los fracasos en taquilla de la temporada (pese a finalmente producir ganancias).
¿Por qué ha funcionado lo mismo (e incluso peor) con personajes de cuentos necesitados de entrar en “Cambio radical”, monstruos que salen del armario, peces desorientados, animales prehistóricos adictos a la cafeína, superhéroes con lorza, juguetes incendiables, bichos mariquitas, coches buenrollistas, robots de cocina y todo tipo de animales parlanchines o cantarines?
Saber los misterios por lo que una producción con guiños muy acertados, momentos musicales originales que no provocan la vergüenza ajena, chistes convenientemente explotados e innumerables situaciones que garantizan el entretenimiento de primer orden (by Aardman) ha sido olvidada parcialmente por el público (sobre todo americano) me haría pensar, si fuese un ejecutivo de la Pixar / Walt Disney, en atrasar todo lo posible el estreno de “Ratatouille”.
¿Será el miedo y asco de los humanos a las ratas/ratones?
Pronto lo sabremos aunque “Ratónpolis”, pese a ser en el fondo más de lo mismo, tiene suficiente encanto y perdurabilidad para tener el doble de méritos.

2,9
9.661
3
1 de mayo de 2013
1 de mayo de 2013
36 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Calificada de lamentable, corta en todos los sentidos, monótona, desagradable, vil, sin gracia, insulto a la inteligencia, insulsa, vulgar, vacua, estúpida y más triste que un funeral, “Scary Movie 5” ha venido acompañada de un completo catálogo de textos desafortunados. Totalmente desafortunados, sí… y plagados de una inexcusable falta de congruencia y retales de mercadillo barato. ¿¡Es que nadie ha entendido la película!? Me da vergüenza leer todas las críticas superficiales llenas de odio y rencor escritas por The New York Times, Empire, Variety o Washington Post… y todas aquellas que quedan por publicar. ¡Ni una positiva, oigan! ¿¡Y se hacen llamar profesionales!? Temo que aquí la crítica se ha vuelto a equivocar… otra vez.
Realmente el dilatado y retrasado proyecto —concebido finalmente sobre una práctica (y total) improvisación, la ausencia de Anna Faris y el relevo de David Zucker por Malcolm Lee a la dirección— tiene un único propósito: hacer que el público NO se ría. La película que protagoniza Ashley Tisdale es, en realidad, un drama metaficcional y dreyeriano, tan cruel como bucólico. La franquicia, que ha descuartizado y desautorizado al cine de terror del Siglo XXI, ha decido absorber toda la cultura popular y la situación desesperante del mundo civilizado para miccionar toda la tragedia en chorros de calamidad, exasperante dolor y fatídico drama existencial. No somos capaces de reírnos de un objeto que desciende de otro que tenía discordantemente apostura y sandunga frente a sus propósitos. Snoop Dogg y Mac Miller, en un extenso diálogo introductorio en el que se nota que anochece debido al gran número de tomas necesarias, muestran el inmovilismo del cine de género actual; aquel que hábilmente unificó y ‘rubikeó’ “The Cabin in the Woods” como paradigma de la deferencia imposible. Las bases de “Scary Movie 5” manifiestan la depauperación del terror vigente y regente: “Paranormal Activity” (2007, 2010, 2011, 2012, 2013…), “Mamá” (2013), “Posesión Infernal” (2013), “Insidious” (2011), “El origen del planeta de los simios” (2011), "Cincuenta sombras de Grey" (¡vete tú a saber cuándo la estrenan si cada día sale un nuevo actor para el papel principal!)...
Aquí hay auténtico cine, cine que se cuestiona a sí mismo e incluso se atreve a cuestionar a películas intocables como “Cisne negro” y “Origen”... Cine puro (y como un puro). Pese a que David Zucker y Malcolm Lee buscan desesperadamente que el público no se ría y no pare de sollozar aparecen breves instantes de soltura hilarante. Un terrible error para un filme que podría estar a la altura de “En el cuarto de Vanda” o “Masacre: ven y mira”. Una pena.
El sentido intrínseco de este drama queda reflejado en este bello (y aterrador) poema de Rimbaud. En su versión checa se comprueba todo el detalle de la obra y, además, si se pronuncia rápidamente se invoca a un demonio que te posee y te lleva de nuevo a ver la película. Vamos, todo un drama.
Zlo
Zatímco cervená slina z hroznu
Pístalka celý den nekonecné modré obloze;
Qu'écarlates nebo zelene, v blízkosti krále, který zesmesnuje,
Drowning prapory hmotnost v ohni;
=========================
Zatímco hrozné sílenství mele
A udelal sto tisíc muzu kourící hromadu;
Chudák mrtvý! v léte, v tráve, v radosti,
Príroda! Vy, kterí provedli tyto svaté muže! ...
=========================
On je Buh, který se smeje damaskové ubrusy
Oltáre, kadidlo, velké zlaté kalichy;
To houpání na hosanna usne
=========================
A probudí, kdyz matky, shromázdené
V úzkosti a slz v jejich starém eerným uzáverem,
Dejte mu SOU vázán ve svých kapesníku!
Realmente el dilatado y retrasado proyecto —concebido finalmente sobre una práctica (y total) improvisación, la ausencia de Anna Faris y el relevo de David Zucker por Malcolm Lee a la dirección— tiene un único propósito: hacer que el público NO se ría. La película que protagoniza Ashley Tisdale es, en realidad, un drama metaficcional y dreyeriano, tan cruel como bucólico. La franquicia, que ha descuartizado y desautorizado al cine de terror del Siglo XXI, ha decido absorber toda la cultura popular y la situación desesperante del mundo civilizado para miccionar toda la tragedia en chorros de calamidad, exasperante dolor y fatídico drama existencial. No somos capaces de reírnos de un objeto que desciende de otro que tenía discordantemente apostura y sandunga frente a sus propósitos. Snoop Dogg y Mac Miller, en un extenso diálogo introductorio en el que se nota que anochece debido al gran número de tomas necesarias, muestran el inmovilismo del cine de género actual; aquel que hábilmente unificó y ‘rubikeó’ “The Cabin in the Woods” como paradigma de la deferencia imposible. Las bases de “Scary Movie 5” manifiestan la depauperación del terror vigente y regente: “Paranormal Activity” (2007, 2010, 2011, 2012, 2013…), “Mamá” (2013), “Posesión Infernal” (2013), “Insidious” (2011), “El origen del planeta de los simios” (2011), "Cincuenta sombras de Grey" (¡vete tú a saber cuándo la estrenan si cada día sale un nuevo actor para el papel principal!)...
Aquí hay auténtico cine, cine que se cuestiona a sí mismo e incluso se atreve a cuestionar a películas intocables como “Cisne negro” y “Origen”... Cine puro (y como un puro). Pese a que David Zucker y Malcolm Lee buscan desesperadamente que el público no se ría y no pare de sollozar aparecen breves instantes de soltura hilarante. Un terrible error para un filme que podría estar a la altura de “En el cuarto de Vanda” o “Masacre: ven y mira”. Una pena.
El sentido intrínseco de este drama queda reflejado en este bello (y aterrador) poema de Rimbaud. En su versión checa se comprueba todo el detalle de la obra y, además, si se pronuncia rápidamente se invoca a un demonio que te posee y te lleva de nuevo a ver la película. Vamos, todo un drama.
Zlo
Zatímco cervená slina z hroznu
Pístalka celý den nekonecné modré obloze;
Qu'écarlates nebo zelene, v blízkosti krále, který zesmesnuje,
Drowning prapory hmotnost v ohni;
=========================
Zatímco hrozné sílenství mele
A udelal sto tisíc muzu kourící hromadu;
Chudák mrtvý! v léte, v tráve, v radosti,
Príroda! Vy, kterí provedli tyto svaté muže! ...
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On je Buh, který se smeje damaskové ubrusy
Oltáre, kadidlo, velké zlaté kalichy;
To houpání na hosanna usne
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A probudí, kdyz matky, shromázdené
V úzkosti a slz v jejich starém eerným uzáverem,
Dejte mu SOU vázán ve svých kapesníku!
4
1 de marzo de 2013
1 de marzo de 2013
36 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se imaginan una película de acción de Jason Statham en blanco y negro, sin peleas físicas sino con enfrentamientos verbales sobre filosofía y ética secular y filmada en larguísimos planos fijos sin montaje? “Gangster Squad (Brigada de élite)” es el ejemplo inverso anterior al cine negro: ametralladora de frases presuntuosas y finalmente huecas con encaje de cajón y un popurrí digital-machacón que supone la redefinición actual de más de lo mismo con una empaque de videojuego. En el pasado tuvimos “Los intocables de Eliot Ness” o “L.A. Confidential” como referentes de los 80 y 90 respectivamente y “Mulholland Falls (La brigada del sombrero)” y “Dick Tracy” como fallidas definiciones del noir. El filme de Ruben Fleischer será recordado con el tiempo dentro de ese último grupo en tiempos actuales dominados por la elegancia descriptiva y litros de calidad de “Boardwalk Empire”.
Puede que el recital de frases intenten una pretenciosa capacidad de profundidad en un discurso hueco: «Mañana me quitarán la placa pero aún soy policía…» o «Hay dos cosas que no tienen vuelta atrás: las balas que se disparan y las cosas que se dicen» parecen las mejores… aunque «Me he casado con un policía honesto. Eres buena persona, hablas poco, eres un tigre en la cama… pero no necesito un héroe sino un marido» resume la propuesta: todo se reduce en ser o no ser un calzonazos. Lamentablemente la ropa interior cinematográfica de Fleischer aquí llega a los suelos y se atiborra de pelusillas.
El mafioso dice que es el progreso… pero de la biografía de "Mickey" Cohen nadie esperaba un cruce de un anuncio de Loewe y el videojuego ‘Mafia’. “Gangster Squad (Brigada de élite)” me recuerda al desapercibido y carísimo remake de más de 22 millones de euros de presupuesto que hizo Alain Corneu de “Le deuxième soufflé” de Jean-Pierre Melville, con Daniel Auteuil, Monica Bellucci, Michel Blanc, Jacques Dutronc e incluso Eric Cantona. En la cinta de Fleischer el efecto se apodera de nuevo del efecto, del sensacionalismo relumbrón y la estética de la emulación a patrones visuales sugerentes para el público actual. El protagonista afirma que no sabe vivir sino luchar, pero su historia no tiene fuerza ni para un asalto en el mes de cualquier encéfalo. Los buenos se convierten en malos y los malos siguen en malos, aunque no se plantean resortes morales. “Gangster Squad (Brigada de élite)” es puro efectismo hueco y pomposo. Puro brillo, puro porno: de una paja rápida, de un polvo sin historia. «No dispares donde esté… dispara donde va a estar», nos cuentan como lección. Precisamente pocos se acordarán dentro de un año de “Gangster Squad (Brigada de élite)”. Casquillos, bolas de navidad pulverizadas y mucho humo…es el resumen de la propuesta. Sí, mucho humo. Toda película lleva su distintivo y la de Fleischer es OLVIDO.
Puede que el recital de frases intenten una pretenciosa capacidad de profundidad en un discurso hueco: «Mañana me quitarán la placa pero aún soy policía…» o «Hay dos cosas que no tienen vuelta atrás: las balas que se disparan y las cosas que se dicen» parecen las mejores… aunque «Me he casado con un policía honesto. Eres buena persona, hablas poco, eres un tigre en la cama… pero no necesito un héroe sino un marido» resume la propuesta: todo se reduce en ser o no ser un calzonazos. Lamentablemente la ropa interior cinematográfica de Fleischer aquí llega a los suelos y se atiborra de pelusillas.
El mafioso dice que es el progreso… pero de la biografía de "Mickey" Cohen nadie esperaba un cruce de un anuncio de Loewe y el videojuego ‘Mafia’. “Gangster Squad (Brigada de élite)” me recuerda al desapercibido y carísimo remake de más de 22 millones de euros de presupuesto que hizo Alain Corneu de “Le deuxième soufflé” de Jean-Pierre Melville, con Daniel Auteuil, Monica Bellucci, Michel Blanc, Jacques Dutronc e incluso Eric Cantona. En la cinta de Fleischer el efecto se apodera de nuevo del efecto, del sensacionalismo relumbrón y la estética de la emulación a patrones visuales sugerentes para el público actual. El protagonista afirma que no sabe vivir sino luchar, pero su historia no tiene fuerza ni para un asalto en el mes de cualquier encéfalo. Los buenos se convierten en malos y los malos siguen en malos, aunque no se plantean resortes morales. “Gangster Squad (Brigada de élite)” es puro efectismo hueco y pomposo. Puro brillo, puro porno: de una paja rápida, de un polvo sin historia. «No dispares donde esté… dispara donde va a estar», nos cuentan como lección. Precisamente pocos se acordarán dentro de un año de “Gangster Squad (Brigada de élite)”. Casquillos, bolas de navidad pulverizadas y mucho humo…es el resumen de la propuesta. Sí, mucho humo. Toda película lleva su distintivo y la de Fleischer es OLVIDO.

5,8
32.729
5
4 de septiembre de 2011
4 de septiembre de 2011
36 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo interesante de “Horrible Bosses”, aparte de su traducción made in Spain de un traductor laboralmente en apuros: “Cómo acabar con tu jefe”, es la situación laboral que plantea: tres amigos tienen tres jefes que impiden que los trabajos que aman sean confortables y acaben convertidos en un infierno.
Obviamente la película funciona por el comadreo, complicidad e interpretaciones de Jason Bateman (“Arrested Development”), Charlie Day (“Colgados en Filadelfia”) y Jason Sudeikis (“Saturday Night Live”). Los tres especialistas en el género humorístico aunque Bateman aspire a cuotas mayores en sus proyectos en pantalla grande.
Sus jefes no sólo son definidos por ellos como rótulos mastodónticos: Total Fucking Asshole (Un Completo Gilipollas Integral), Evil Crazy Bitch (Una Zorra Malvada y Loca) y Dipshit Cokehead Son (Hijo Drogata e Imbécil) sino que son encarnados por tres actores con vocación de star: Kevin Spacey, Jennifer Aniston y Colin Farrell.
Precisamente la película queda descompensada a favor de los primeros y, ante la conversión de un florero con bata, piernas y sucia-lengua en una sex-evil-lady por parte de Aniston y la desfiguración desagradable de Farrell, todo queda relegado a las tablas de Spacey, quién se erige como auténtico y genuino antagonista y psycho-killer a un nivel más allá de lo laboral.
Pero más que el slapstick la gracia está en la comedia de situación que provocan sus actividades delictivas y fracasos continuados. La referencia a “Ley y orden” es curiosa por parte de Day cuando apareció en uno de sus capítulos así como esa combinación de profundidad social tapada por una comedia insustancial de uso-y-disfrute. Lo que importa y queda patente es una ironía tremenda al retratar el mundo laboral actual: si tu trabajo es un infierno… ¡mantenlo cómo sea! Fuera tan sólo queda el reducto de la prostitución low-cost o la indigencia absoluta. ¡Mata si es necesario! Además, teniendo en cuenta que cometer un asesinato y un delito intelectual está casi al mismo nivel...
Obviamente la película funciona por el comadreo, complicidad e interpretaciones de Jason Bateman (“Arrested Development”), Charlie Day (“Colgados en Filadelfia”) y Jason Sudeikis (“Saturday Night Live”). Los tres especialistas en el género humorístico aunque Bateman aspire a cuotas mayores en sus proyectos en pantalla grande.
Sus jefes no sólo son definidos por ellos como rótulos mastodónticos: Total Fucking Asshole (Un Completo Gilipollas Integral), Evil Crazy Bitch (Una Zorra Malvada y Loca) y Dipshit Cokehead Son (Hijo Drogata e Imbécil) sino que son encarnados por tres actores con vocación de star: Kevin Spacey, Jennifer Aniston y Colin Farrell.
Precisamente la película queda descompensada a favor de los primeros y, ante la conversión de un florero con bata, piernas y sucia-lengua en una sex-evil-lady por parte de Aniston y la desfiguración desagradable de Farrell, todo queda relegado a las tablas de Spacey, quién se erige como auténtico y genuino antagonista y psycho-killer a un nivel más allá de lo laboral.
Pero más que el slapstick la gracia está en la comedia de situación que provocan sus actividades delictivas y fracasos continuados. La referencia a “Ley y orden” es curiosa por parte de Day cuando apareció en uno de sus capítulos así como esa combinación de profundidad social tapada por una comedia insustancial de uso-y-disfrute. Lo que importa y queda patente es una ironía tremenda al retratar el mundo laboral actual: si tu trabajo es un infierno… ¡mantenlo cómo sea! Fuera tan sólo queda el reducto de la prostitución low-cost o la indigencia absoluta. ¡Mata si es necesario! Además, teniendo en cuenta que cometer un asesinato y un delito intelectual está casi al mismo nivel...

5,0
7.045
Animación
5
2 de enero de 2014
2 de enero de 2014
34 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este texto nace con el fin de criticar el tremendo odio e incongruencia que habita en Filmaffinity, pasto de trolls que se confunden con haters, haters que se confunden con trolls y, por supuesto, nolanistas y gafapastas por doquier entre algún maldito bastardo. La sorpresa ha llegado al ver que la esperadísima película “Dragon Ball Z: La batalla de los dioses” ha sido recibida con la misma expectación que la salida del hospital de Cristina Cifuentes: un rencor brutal e inquisitivo resentimiento y odio con protestas e insultos. La cuestión se reduce a simples números: mientras que en Imdb la película tiene una nota media de 7,5, en Filmaffinity un 5,0. Repito: mientras que en Imdb la película tiene un 7,5 de media, en Filmaffinity un 5,0. ¿Por qué tanto odio, parafraseando a Pilar Rubio en el estreno de “Piratas”? ¿Por qué tanto odio? Pues eso, que puede que sea de 5,0 pero tampoco para ponerse a lanzar KameHameHas en plan folclórica en un plató de televisión… Es cierto que por una parte están las series emblemáticas (“Dragon Ball” y “Dragon Ball Z” que no “Dragon Ball GT”) y, por otra, las películas, OVAS y cosas BOBAS que surgieron al rebufo del universo creado por Akira Toriyama. Cada uno puede tener sus gustos pero yo diferencio todo ese material como visible o risible. “Dragon Ball Z: La batalla de los dioses” pudiera bien variar entre ambos conceptos y al ver esas críticas destructivas tan repletas de odio y rencor comprueba las votaciones de los usuarios que las firman para resolver el misterio y comprueba que son de los siguiente tipos de criticones:
— Gente que no ha visto las series y deduces que son seguramente trolls o anarquistas italianos que aprovechan la confusión para montar una bomba.
— Personajillos que odian las series a muerte pero que contradictoriamente se ven todas las películas para lanzar mierda en foros y redes sociales. O sea, de nuevo trolls o anarquistas italianos mandando bombas…
— Nolanistas que idolatran las series pero detestan o les parecen ramplonas, por regla general, las películas que originado ‘Dragon Ball con o sin Z’. Aprovecha, como si estuvieran en “The Purge: La noche de las bestias” en esa noche en la que pueden cometer cualquier crimen y quedar impune.
— Fans de las series que esperaban masturbarse compulsivamente durante 85 minutos y únicamente pudieron hacerlo 10 (o incluso 5).
En resumen y en definitiva, “Dragon Ball Z: La batalla de los dioses” ha levantado la barrera para que numerosas hordas salvajes aprovechen el momento para soltar toda su mielda y quedar bien socialmente con sus seres queridos. ¿Y merece este trato la exitosa película y regreso Dragon Ball Z con la firma de Akira Toriyama? El truco es dar la vuelta a aquello que tal vez muchos esperaban: ni el Dios de la destrucción (Bills, conscientemente traducido como billetes/facturas en inglés) es tan malvado (es un dulce e ¿inofensivo? gatito de raza Cornish Rex) ni vamos a tener tantas peleas como pudieran sugerir los instintos pajilleros de muchos. Es más, tendremos fiesta de cumpleaños de Bulma loca donde todos harán el más absoluto de los ridículos debido presumiblemente a las copiosas copas de más. Desde Piccolo cantado karaoke hasta la aparición de la Banda de Pilaf para robar las bolas de dragón y deshacer su última metedura de pata… liándola obviamente más. Tenemos un Súper Guerrero Dios (o Super Saiyajin God) para poder hacerle frente al enemigo pero todo da la impresión de ser más una tomadura de pelo ideada por Toriyama con un lado absurdo, infantil y ridículo, como si quisiera ser estúpidamente divertida, sabiendo reírse perfectamente del universo y ‘trampas’ que el propio Toriyama ha planteado a lo largo de los cientos de episodios de su manga.
Dejemos en que “Dragon Ball Z: La batalla de los dioses” es una cruce de screwball conceptual y filme de artes marciales interestelar… o algo así. ¡Aunque es NUESTRO 'ALGO'! ¡RESPETAD ESO, haters de Filmaffinity!
Por favor, NO te quemes y disfruta de sus entrañables créditos finales.
— Gente que no ha visto las series y deduces que son seguramente trolls o anarquistas italianos que aprovechan la confusión para montar una bomba.
— Personajillos que odian las series a muerte pero que contradictoriamente se ven todas las películas para lanzar mierda en foros y redes sociales. O sea, de nuevo trolls o anarquistas italianos mandando bombas…
— Nolanistas que idolatran las series pero detestan o les parecen ramplonas, por regla general, las películas que originado ‘Dragon Ball con o sin Z’. Aprovecha, como si estuvieran en “The Purge: La noche de las bestias” en esa noche en la que pueden cometer cualquier crimen y quedar impune.
— Fans de las series que esperaban masturbarse compulsivamente durante 85 minutos y únicamente pudieron hacerlo 10 (o incluso 5).
En resumen y en definitiva, “Dragon Ball Z: La batalla de los dioses” ha levantado la barrera para que numerosas hordas salvajes aprovechen el momento para soltar toda su mielda y quedar bien socialmente con sus seres queridos. ¿Y merece este trato la exitosa película y regreso Dragon Ball Z con la firma de Akira Toriyama? El truco es dar la vuelta a aquello que tal vez muchos esperaban: ni el Dios de la destrucción (Bills, conscientemente traducido como billetes/facturas en inglés) es tan malvado (es un dulce e ¿inofensivo? gatito de raza Cornish Rex) ni vamos a tener tantas peleas como pudieran sugerir los instintos pajilleros de muchos. Es más, tendremos fiesta de cumpleaños de Bulma loca donde todos harán el más absoluto de los ridículos debido presumiblemente a las copiosas copas de más. Desde Piccolo cantado karaoke hasta la aparición de la Banda de Pilaf para robar las bolas de dragón y deshacer su última metedura de pata… liándola obviamente más. Tenemos un Súper Guerrero Dios (o Super Saiyajin God) para poder hacerle frente al enemigo pero todo da la impresión de ser más una tomadura de pelo ideada por Toriyama con un lado absurdo, infantil y ridículo, como si quisiera ser estúpidamente divertida, sabiendo reírse perfectamente del universo y ‘trampas’ que el propio Toriyama ha planteado a lo largo de los cientos de episodios de su manga.
Dejemos en que “Dragon Ball Z: La batalla de los dioses” es una cruce de screwball conceptual y filme de artes marciales interestelar… o algo así. ¡Aunque es NUESTRO 'ALGO'! ¡RESPETAD ESO, haters de Filmaffinity!
Por favor, NO te quemes y disfruta de sus entrañables créditos finales.
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