Una serie de anime para adolescentes maravillosa, ñoña, simplona, cursi y puritana hasta el extremo pero no por ello menos interesante! enganchaba desde el primer capítulo hasta el último, absolutamente. Adolescentes que se comunican mediante tamagochis y robotitos-busca, enamoradas de sus profesores, de sus mejores amigos, del chico de la heladería, que sueñan con Nueva York... todos los tópicos que ahora se repiten hasta la saciedad en cualquier teleserie que se precie -y no sólo para adolescentes- pero que Marmalade Boy trajo primero, y los hace vivos, ingenuos, frescos. Si la viste, vuelve a revivirla, es una experiencia recomendable.

Ah, la película -cortita pero graciosa- sobre como Yuu encuenta a Miki se puede ver en You Tube, es una especie de episodio cero. Los comics también pueden encontrarse y no están nada mal, al igual que algúna que otra historieta de la autora -N. Takeuchi- que prometen pero que no se desarrollaron tanto como esta última. Sólo tiene una competidora en este mundo del shojo para aficionadxs, y es por supuesto Sailor Moon.

Por cierto, ojo con los modelitos de los personajes! son un valor añadido...

Uno de esas escasas excepciones en que la película supera a la novela, pese a ser el libro toda una obra maestra de la lengua y la cultura castellanas. Desde el primer minuto te encoge el corazón. No le sobra ni le falta absolutamente nada y el reparto, con ese Landa que suspira al "señorito", esa Terele Pávez llena de fuerza y resignación, Juan Diego, y el grandísimo Rabal... es absolutamente maravillosa. Da voz a la tierra y a los que viven de ella en una terrible Extremadura que nadie diría, estaba a sólo unas décadas de nosotros y a sólo unos metros de la finca del señorito...

Puedes intentar comprender el conflicto de Ruanda y te quedarás sin entenderlo, pero el hecho de que en tres meses muriese más de un millón de personas desde luego da para muchas películas, Hotel Rwanda es buena, es creíble, es didáctica y representativa en cuanto la lo que ocurrió y por lo menos, evita demasiadas sutilezas para demostrar la terrible ineficiencia de la ONU, la Comunidad Internacional, Francia y en general, el despotismo occidental ante el genocidio. Yo la recomiendo porque es una lección de historia que nadie te va a enseñar en ningún otro lado.

Ni siquiera los enamorados incondicionales de NYC pueden deleitarse con esta peli, -no te queda ni la fotografía de consuelo...- a la quinta historieta comienza uno a preguntarse qué sentido tiene... y todavía te quedan la mitad. La mejor, la historia de Portman (interprentando, porque dirigiendo, teeela) mostrando la contradicción religiosa que se vive en la ciudad de NY -o judíolandia- interpretando a la típica vecina de Williamsbourgh.

Mucho Love del malo y poca New York.

Si todos los familiares de ancianos enfermos de Alzheimer vivieramos en ese universo de residencias privadas, deportivos descapotables y vacaciones en Santander, quizá se nos haría mucho menos leve el sobrellevar esta enfermedad.

Sin embargo la peregrinación continua de hospitales, los pañales y las sábanas manchadas, el deterioro físico lento y doloroso, las subvenciones que nunca llegan, el trabajo que hay que abandonar para cuidarlos, eso se lo guarda Mercero, es lo que tiene no conocerlo desde dentro. Así, solo logra dulcificarnos una historia que sólo unos privilegiados podrían vivir.

Menudo pastelazo más poco creíble, sólo me puedo creer a los dos actores, y sólo por el cariño que les tengo.

El Alzheimer es una de las enfermedades más crueles que existen, la que te borra de tí mismo. No vale con un melodrama dulzón. Se puede y se debe ir mucho más allá.