Haz click aquí para copiar la URL
Mongolia Mongolia · Escala de Richter
Críticas de Eric Packer
<< 1 8 9 10 11 13 >>
Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
6
18 de noviembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde Night Of The Living Dead, George A. Romero nos tiene acostumbrados a su uso del género del terror para revestir reflexiones minuciosas sobre asuntos que le impelen. En Bruiser su personaje principal, Henry, es un ser falto de carácter cuya identidad ha ido palideciendo debido a la inercia de sus hábitos y al dominio que sobre él ejercen las personas que le rodean (esto se hace patente en una escena grotesca en la que Henry, sin protestar, a mitad de una fiesta es testigo de cómo su esposa desvergonzadamente masturba a su jefe). Trayendo a la memoria la premisa de sus películas de muertos vivientes en las que no sería de esperar que en algún momento estos se levantasen en masa para desencadenar un pandemónium en el que el orden de la sociedad se viera trastocado, Henry sorpresivamente amanece de un día para otro con una máscara blanca adherida a su rostro, un interruptor se ha activado en su psique y deja der ser el individuo abúlico y manso, que concede ser apocado incluso por su propia sirvienta, para dar paso a un ente instintivo cuyo único propósito es hacer pagar a todos aquellos que en algún momento se burlaron de su persona. El logro de Romero es que su propuesta nos hace identificarnos directamente con su antihéroe, de inmediato hay una empatía con sus razones y nos situamos detrás de esa máscara ausente de gestos, celebramos la serie de crímenes que ejecuta reivindicando el trato cruel contra su persona como si hubiésemos sido nosotros mismos las víctimas de las humillaciones, esperamos que se salga con la suya y, sobre todo, que al final no se le castigue; hasta cierto punto la nueva persona de Henry –una suerte de justiciero vengador anónimo– es la mimesis del Patrick Bateman de Bret Easton Ellis de American Psycho que descubre su verdadero yo en sus actos violentos o porqué no, del Gregorio Samsa de Franz Kafka de Metamorfosis que ha despertado una mañana convertido en un monstruo semejante a una cucaracha y a partir de ahí lidia con esta nueva identidad. No obstante las situaciones delirantes e inverosímiles en Bruiser, conseguimos captar ese mensaje cifrado de insubordinación que Romero nos envía: en algún momento la bestia dormida y aparentemente sedada puede abrir los ojos, dar la sorpresa y tirar el zarpazo a la yugular contra ese amo que alguna vez le puso la cadena y el grillete. Una vez más Romero desarrolla una interesante metáfora en la que sin miramientos critica el estado actual de las cosas y los puntos débiles del sistema.
Eric Packer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4
31 de octubre de 2012
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La que publicitan como una película de terror, no lo es. Excision si acaso es una comedia negrísima, que critica corrosivamente a una sociedad enferma que aparenta no estarlo, y que contiene ciertos tintes de thriller. Al igual que en Carrie, Black Swan y The Loved Ones la historia nos sumerge en la mente perturbada de una adolescente con problemas de adaptación: el físico de Pauline (afeado artificialmente haciéndola parecer una cavernícola con el rostro lleno de pústulas) sirve para reflejar la deformidad de su propia psique. Alienada por su inadecuación con respecto al estándar impuesto por la sociedad, Pauline vive con una familia arquetípica y que raya en la caricatura –de hecho toda la película lo hace– su némesis es a su vez su madre (Traci Lords, irónicamente) que va de una combinación entre Bree Van De Kamp de Desperate Housewives con la fanática religiosa Margaret White, madre de Carrie, que siempre busca mantener la imagen de perfección sin importarle que se cimente en la podredumbre. Y bueno, esta mommie dearest al darse cuenta de que su primogénita no está para nada cuerda decide que reciba ayuda del consejero espiritual (¿John Waters?) antes que de un especialista en la psique certificado y la lleva también a un baile de presentación, a pesar de su edad que excede la de los otros, a fin de que encaje y resuelva su problema de inadaptación. Como si una sátira surrealista de Todd Solondz fuera aquí nadie presta atención a la conducta mórbida y autodestructiva de esta adolescente sarcástica, grosera, guarra y sádica, mucho menos se detienen a pensar si este comportamiento pudiese llegar a tener consecuencias fatales, básicamente esta es la médula de la historia y la observación crítica que hace Richard Bates Jr. lo cual recuerda a We Need To Talk About Kevin. Entonces la película va tomando forma siguiendo un patrón que se vuelve repetitivo y aburrido: escenas oníricas (sueños en los que Pauline se ve como otro yo cuasi perfecto donde libera sus deseos sexuales y por convertirse en cirujana así como sus miedos, la mejor parte de la película pero a la que menos se presta atención) escenas reales (la cotidianidad en su familia y escuela donde lidia con personas que no la comprenden exceptuando su hermana menor quien necesita un trasplante de pulmón) y escenas confesionales (un diálogo con Dios como los que tenía Bess –otra loca– en Breaking The Waves de Lars Von Trier). Y así estos 3 elementos más varias escenas que involucran menstruación, un feto, los entresijos de un pájaro, más varios cameos autorreferenciales* y un final glorioso transcurre Excision la historia de Pauline una fea que además de todo está loca y nadie se da cuenta, o no quiere darse cuenta, de ello.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Eric Packer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
16 de septiembre de 2016
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película vacía. Fue el primer comentario tras haber visto The Neon Demon: llena de luces de colores, de música electrónica agradable y caras bonitas. Pero, a fin de cuentas, una película sin nada, vacía. 7 días después las cosas han cambiado, en la cabeza sigue dando vueltas esa escena final que aún no he podido digerir y esto me ha obligado a verla por segunda ocasión. La interpretación ahora es que lo más probable es que la película haya sido concebida así para dar la apariencia de vacuidad que hay no sólo en las pasarelas y en las vidas de aquellos que viven para y por la moda (donde la belleza y el reconocimiento son efímeros), escenario en el que se desenvuelve la historia, pero bien pudo haber utilizado cualquier otro ámbito para contar la historia del cachorro enfrentándose a la hostilidad de los lobos veteranos con el fin de encajar en la manada; bueno, a lo que iba: lo que se nos cuenta en The Neon Demon, al interior de este microcosmos lleno de glitter y de la mejor iluminación para disimular imperfecciones, no es más que la degradación del ser humano, una metáfora para representar la actualidad del más cruel de los mundos y la mejor forma para sobrevivir en él.

Al inicio, luego de una breve lluvia de escarcha sobre un fondo azul, vemos a Jesse tumbada en un sofá, degollada y formando un charco de sangre rojo oscuro en el suelo, como recién salida del baile de graduación de Carrie o como una muñeca de porcelana rota, la toma se abre –remembranza del final de la Montaña Sagrada de Jodorowsky– para descubrir que la muerte es simulación y está posando para un fotógrafo. La vida de alguien siendo observada bajo cualquier tipo de lente que esté enfocando directa, exclusivamente a ese alguien desvirtúa su realidad, puesto que la realidad se vuelve ahora en perspectiva del que observa, ese ojo es una amenaza que tarde o temprano hará cambiar el comportamiento de lo observado que ya no es sujeto sino un objeto manipulado (maniquí, títere) al antojo de aquel que está detrás de la lente, de ahí la importancia de elegir a quién se le permite estar detrás de la cámara, de ahí la navaja cortando el ojo en la primera película de Buñuel.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Eric Packer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2
3 de junio de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quise ver esta película cuando me enteré que era tan buena que se mereció que el cine gringo le hiciera su propia versión: We are what we are. En la patética secuencia inicial Somos lo que hay nos deja en claro de lo que tratará toda la historia, la miseria humana: un tipo de aspecto indigente deambula por los pasillos de un mall y súbitamente cae, vomita una sustancia negra y muere, cuando los empleados de limpieza del lugar se percatan lo recogen cual escombro y proceden a limpiar del piso las huellas de su deceso: secuencia que pretende al mismo tiempo impactar (cosa que no logra), hacer una crítica a la deshumanización -y corrupción- de la sociedad actual y rendir homenaje al final de Los Olvidados de Buñuel, y, de hecho, esta es la aburrida rutina del guión de esta película. Las intenciones de la película no son buenas, al contrario, nos quiere aleccionar, reitera hasta el hartazgo en decir que la sociedad y el sistema mexicanos están mal sin proponer nada. Si usted buscaba una película de terror sobre el canibalismo se equivocó de película: esta es la historia de una familia que vive en la parte más cutre del DF que actúa y habla como si estuvieran representando de manera pésima (actuaciones acartonadas, anacrónicas) una obra teatral en la que abundan diálogos infantiles al grado de que nos hace pensar que quien lo haya escrito tuviera una extraña fascinación o encontrara placer al repetir la palabra puta, y el dizque elemento fuera de lo cotidiano es que los miembros de esta familia comen carne humana para cumplir con un "ritual". La madre es una histérica que está más loca que una cabra y que parece que las únicas palabras que se sabe son puta, idiota, estúpidos. Los hijos... es como si este director al hacer el casting para hallar a los tres hijos publicara este anuncio: se solicita al peor alumno de actuación de su generación, un adolescente más o menos feo y sin experiencia para que pronuncie groserías y ponga cara de malo a veces, de serio otras tantas y casi siempre de retrasado mental frente a la cámara durante mucho rato. Esta peliculita es una ridiculez aburrida que prometía demasiado y no cumple absolutamente nada por culpa de un director pretencioso que se halla anquilosado en un cine setentero mexicano de arrabal y con tintes ripstenianos (más de una vez la historia remite al Castillo de la pureza o a Principio y Fin, sin llegarle a los talones a ninguna de las 2). Somos lo que hay debería llamarse somos la basura que a un director de cine muy mediocre se le ocurrió. A pesar de incluir en su trama un exceso de temas sórdidos que moverían al morbo (incesto, homosexualidad, canibalismo, corrupción) no logra sembrar nada en el espectador. Hay notas periodísticas reales sobre actos de canibalismo el triple de veces más terroríficas que este soporífero intento de película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Eric Packer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2
18 de julio de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es increíble, triste como una interesante colección de relatos, que en ocasiones parece una suerte de novela ya que hay puntos en los que estos conectan, al ser trasladada a la pantalla grande pierde toda la fuerza que en papel llega a mantener. The Informers el libro de Bret Easton Ellis, autor polémico, denostado por su American Psycho pero que se reivindicara en Lunar Park su autobiografía apócrifa donde descubre que el sádico multihomicida Patrick Bateman de su afamada novela tiene mucho de su propio padre y de él mismo, y quien, aunque pudiese llegar a dudarse, participa en la manufactura del propio guión de este film, nos habla de la idiosincrasia de la élite californiana a principios de la década de los ochentas del siglo pasado: seres decadentes, hedonistas, frívolos, carentes de valores, hastiados, sin brújula, nihilistas, cuya única búsqueda en la vida es conseguir el placer por medio de drogas y sexo o teniendo los artículos más a la moda en su poder. Al contrario que en la película, el libro comienza con un relato algo soso y conforme avanza se vuelve cada vez más adictivo e incita, irremediablemente, a continuar con su lectura; The Informers la película tiene un inicio voluptuoso que asienta las bases de la película: la actitud egoísta, superficial y el desinterés por el prójimo de todos los personajes; en un momento, el clímax, esta escena introductoria se vuelve sorpresiva y ya, es todo, porque a partir de ahí el largometraje presenta una secuencia ininterrumpida de situaciones vacías que van alejando poco a poco la atención del espectador hasta llegar al punto de que ese sórdido y apático mundo retratado en pantalla en el que habita ese puñado de personajes a los que les pasan cosas tristes que ellos mismos se han buscado deja de interesar. Es imposible dejar de comparar The Informers con cintas corales que entrelazan historias, desde Nashville pasando por Magnolia y Amores Perros, pero es quizás con Short Cuts de Robert Altman con la que en mayor medida podría llegar a equipararse ya que ambas tienen su origen en una colección de relatos descarnados y bien posicionados dentro del marco de la literatura posmoderna (Short Cuts se basa en textos de Raymond Carver) y debido a que ambas aspiran a ser hiperrealistas, captar los momentos cotidianos y volverlos cinematográficos, trascendentales y por lo mismo ejemplos de arte, pero mientras que en la cinta de Altman esto es logrado de manera magistral, en esta, tal vez por problemas de un mal desarrollo de historias, por una mala edición, una dirección de actores pésima en la que hay sobreactuaciones (Kim Basinger y Billy Bob Thornton en una discusión marital de lo más patosa; Brad Renfro, obeso y en su aparición póstuma, tartamudeando a cada instante, con un nerviosismo exacerbado y molesto, de lo peor en su breve carrera, repitiendo casi calcando al mismo personaje que hiciera en Bully de Larry Clark, me sorprende que digan muchas críticas que es lo mejor de la película) y momentos de inverosimilitud (un joven prostituto, yonki que de la noche a la mañana ya es director de videos para MTV) no consigue más que volverla un ejemplo de cómo se puede llegar a destruir un buen material literario, que pone ojo crítico sobre todo al inicio de una década, a un sistema social devaluado y a un sector de la población: los ricachones angelinos en los ochentas. Lo realmente molesto y que vuelve mala a The Informers es que algunas de las historias ni siquiera tienen un final propiamente dicho sino que sencillamente se van diluyendo o son cortadas y sólo para comenzar o continuar con otra y la manera terrible en que casi con calzador se intenta ligar una historia con otra.
Eric Packer
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 8 9 10 11 13 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow