Serie sobre un instituto americano con los típicos arquetipos de la sociedad yanqui: El gamberro guaperas, el amigo deportista, la animadora buenorra, la amiga estúpida, una chica afroamericana y el director al que traen de cabeza. Una serie que se puso de moda a principios de los noventa a pesar de los pésimos actores, las archiconocidas historias típicas de instituto tratadas con un humor lamentable...Lo mejor de la serie era el personaje de Screech, el único de todo el grupo de patanes capaz de admitir que era tonto del culo.
Los actores se hicieron muy famosos mientras duró la serie pero al acabar todos se fueron al olvido, siendo la que mejor oprtunidad tuvo para triunfar E. Berkley, pero metió la pata hasta el fondo en la peli Showgirls. Los demás ahora nadie se acuerda, incluso M. P. Gosselaar, un guapo estilo Luke Perry, se perdió en su carrera de actor.

Película típica de acción dónde el guión vale poco frente a la orguía de tiros, explosiones, sangre y vísceras.

En toda esta vorágine desproprcionada servida por un especialista como Mc Tiernan despuntan en momentos algunos diálogos. Cargados de humor y de mala leche vienen a demostrar el buen rollo entre los actores, al que Arnold S. comparaba de forma exagerada con los de películas como Grupo Salvaje.

La criatura, credada por el genio Stan Winston, cumple a la perfección con su papel. Un cazador en busca de un reto, una cacería de los fuertes dónde el líder del comando es la pieza más codiciada.

Mención aparte para la selva dónde se desarrolla la acción ( "Camboya comparado con esto es Kansas"), marco perfecto para el camuflaje de la era espacial que luce el bicho.

La historia, bueno, es lo de menos, cazadores y presas en un entorno hostil con duelo final acongojante.

Lo mejor: Algunos diálogos punteros.

Lo peor: La exagerada testosterona de algunos protagonistas

Carpalsoro, uno de los directores mejor valorados por mí, dirige este thriller psicológico considerado un "manual" de como cagar una buena propuesta en la recta final.
Basado en un guión del propio director con la inestimable ayuda de Ray Lóriga (un excelente guionista con vocación de director). La cinta mantiene el tipo durante todo el metraje gracias sobretodo al trabajo de Ariadna Gil, más que convincente en el papel de "sufridora", y la inquietante presencia de Jordi Mollá.
Ausentes es ese tipo de pelis que plantean un misterio, algo que sucede y que el espectador intenta descubrir antes del final. Para ello recurre a los cientos de ejemplos que hay de este tipo (los Otros, el sexto sentido...) e incluso repasa mentalmente los programas de Iker Jiménez para poder vacilar: "ah, yo descubrí el misterio antes del final". El problema viene cuando la cinta va a terminar, el misterio se va a desvelar y de repente... a mí personalmente no me gustó, pero cada persona es un mundo y sobre gustos....

La Pantera Rosa fue una de las mejores comedias del maestro Edwards y significó la consagración de Peter Sellers como un as de la comedia.
La nueva adaptación de este clásico de la comedia resulta una aberración tan infumable como su protagonista el "intratable" Martin. Sellers, en el film de Edwards, nos mostraba a un entrañable patoso Closeau, pero donde éste nos resultaba gracioso, Martin nos resulta jillipollas y estúpido, con un humor barriobajero del caca, culo, pedo, pis. En una de las escenas sale el gran Steve metido en una habitación insonorizada y se oía de repente un pedo... qué gracia, era tronchante, eso es humor y no lo que hace Woody Allen. Yo hubiera nominado a Martin al Oscar al mejor actor y a Beyoncé al Oscar a los mejores decorados.
Si quieren reirse de verdad acudan al tandem Edwrads-Sellers y a su famosa saga de la Pantera Rosa, se olvidadarán de esta jilipollez de película.

Se suponía que iba a ser el retorno a Primera División de Seagal, actor que gozó algún tiempo de una cierta fama hasta que su carrera se fue al garete y sus películas nos llegaban directamente al videoclub.

Herida Abierta se estrenó en los cines y los fans de Seagal se reencontraban de nuevo con su héroe. Con todo y eso la cinta es más de lo mismo: Steven Seagal repartiendo mamporros a los malosos de turno. Hay que añadir que la mayoría de actores expertos en artes marciales tienen ese problemilla, cuando has visto una o dos de sus pelis ya las has visto todas. Siempre suele ser lo mismo "good guy", "bad guys" (repelentes para que no te sepa mal que les zurren) y hostias a diestro y siniestro.
La cinta se supone que va sobre la corrupción policial, eso sí, tratada de manera torpe y patética.

En el apartado actoril nos encontramos a dos "tractores" llamados A. Anderson y Tom Arnold. Dos de esos llamados "comic reliefs" (o algo asín) que cada vez que aparecen te dan ganas de molerlos a palos de lo molestos que resultan.
Dirige A. Bartkowiak, director más bien mediocre que ha hecho otros trabajos como Romeo debe morir (cinta de artes marciales más recomendable que esta bazofia) o DOOM.

Intento fallido de Seagal por reverdecer laureles, mediocre propuesta que sólo gustará a los fieles del "Sigala".