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España España · Madrid
Críticas de Koonery
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
4
27 de marzo de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos guste o no, Pedro Almodóvar ocupa y siempre ocupará un lugar reservado en la vitrina de la historia del cine español. Con el tiempo se ha convertido, o mejor dicho, ha sido convertido en icono y referente de un modo un tanto extraño de mirar a través de la cámara, tanto desde la silla de director como desde la de guionista. Sobrevalorado en ocasiones e infravalorado en otras, su obra no suele dejar indiferente a nadie. Pero mantener el listón es complicado, como les ha podido pasar en algún momento a otros grandes como Woody Allen, Steven Spielberg o Lars von Trier. Cada nueva entrega de su filmografía es esperada con expectación, y más cuando supone una vuelta al género que mayores éxitos le ha dado: la comedia.

En "Los amantes pasajeros" se emplea un humor ligeramente influenciado por los programas de televisión "La Hora Chanante" y "Muchachada Nui", en los que el propio Carlos Areces participaba. Esto puede considerarse como una apuesta muy arriesgada, ya que es un estilo que ha levantado tantas pasiones favorables como contrarias. A diferencia de estos precedentes, las situaciones absurdas propuestas no son para nada brillantes, llegando incluso a rozar la vergüenza en determinados gags.

Los numerosos rostros conocidos consiguen que el casting se parezca más a una pasarela de modelos que de actores, de los que el cineasta no logra exprimir todo su potencial. Algunas de estas apariciones hacen que ciertas secuencias parezcan haber sido incluidas a posteriori, completamente desligadas de su propio contexto fílmico. Entre las peores interpretaciones destacan la de Hugo Silva, la de Miguel Ángel Silvestre y, por qué no decirlo, la de Paz Vega. El pequeño cameo de Antonio Banderas y de Penélope Cruz es tan breve como prescindible.

Ambientada en una España de corrupción, estafa e impunidad política, cabe preguntarse si "Los amantes pasajeros" no forma parte del mismo problema, evidentemente a otro nivel y dimensión. Al igual que en el caso de los aeropuertos sin aviones, la frustración e impotencia hacia un Pedro Almodóvar que lleva años prometiendo volver, pero que nunca vuelve del todo, son sentimientos inevitables. Y al igual que ocurre con las urnas en el tema político, la taquilla es el único castigo que el espectador puede y debe realizar cuando no quede satisfecho.
Koonery
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5
1 de noviembre de 2010
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo un título que parece una llamada a la revolución, Sofía Coppola se queda a las puertas de tal intento. Al contrario de lo que sería más previsible, la historia se centra en el rechazo que la monarca recibe de su marido, sin apenas entrar en el desarrollo de la Revolución Francesa.

El punto de distinción de "María Antonieta" es su anacronismo. Por este motivo ha sido injustamente comparada con "Moulin Rouge!" (Baz Luhrmann, 2001). Injustamente, porque en este caso la música seleccionada no se adapta al relato, desvinculándose por completo del mismo. Dicho anacronismo no se limita a su banda sonora, sino que también invade todo lo demás. Así es posible contemplar cómo las reuniones femeninas son más propias de "Sexo en Nueva York" (Darren Star, 1998-2004) que de la corte de una reina.

Esta película supone un retorno a la primera obra de la directora: "Las vírgenes suicidas" (1999). En ambas se cuestiona el papel que la mujer debe desempeñar socialmente. Frente al encierro que se produce en la primera, y sus posteriores consecuencias, aquí se critica que la única labor que tuviesen en la realeza fuera la de dar a luz al sucesor de la corona. De "Lost in translation" (2003) solamente ha podido mantener el erotismo creado por su protagonista en ropa interior, incluso mejorando la imborrable imagen de Scarlett Johansson por la de una excelente Kirsten Dunst (Mary Jane en Spiderman).

El ritmo seguido pasa de un inicio muy lento a un desarrollo aceptable, para después desembocar en un final poco resuelto. Hay que destacar el momento en el que ella consigue su objetivo, resolviendo un largo periodo de tiempo en unos pocos segundos. La sonrisa de ella en la hierba da paso a una elipsis temporal de manera brillante.

Sofía Coppola da un paso atrás en esta obra. No se sabe todavía si es para tomar impulso, o si terminará tirando la toalla. Lo que sí parece es que, con el talento que ya ha demostrado tener, aquí está empeñada en ofrecer solamente sus migajas a los espectadores. A falta de pan, que coman pasteles.
Koonery
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7
19 de abril de 2010
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realizar un año de estudios en el extranjero puede resultar para muchos una decisión difícil de tomar, en la que hay que poner en la balanza ilusiones y esperanzas, pero también miedos y temores. Por ello, las becas Erasmus suponen para muchos afortunados el empujón que necesitan para hacerlo, para meter en una mochila cuatro cosas y terminar rodando por cualquier ciudad europea. En definitiva, malviviendo una experiencia que, sin duda, termina siendo enriquecedora para cualquiera.

En esta comedia se expone la caótica situación de un piso de estudiantes en Barcelona. Mediante anécdotas puntuales se construye un relato sólido que oscila entre la historia de un personaje y la de todo el grupo. Cada uno con su drama personal, y cada uno con su lengua forman un mosaico particular en el que la rutina no puede tener lugar.

Pero esta película va mucho más allá. Al mismo tiempo que en 2002 desde España se cantaba eso de "Europe's living a celebration" por un popular programa de televisión llamado Operación Triunfo, en Francia se expresaba la misma idea con "Una casa de locos", aunque con la suerte de no hacerlo mediante un producto hortera. El sueño europeo comenzaba a solidificarse con la entrada en vigor de la moneda única, y la esperanza de que la unión haría la fuerza todavía no se había evaporado.

La globalización es aquí entendida desde un punto de vista exclusivamente positivo. Si esta premisa puede aplicarse a un concepto tan genérico como puede ser el de un país o el de una nacionalidad, ¿por qué no aplicarlo también al del individuo? De ese modo el sujeto queda retratado como un alma errante que solamente podrá salvarse mediante la adquisición de valores ajenos. La convivencia con desconocidos pasa así a ser una etapa necesaria para la formación de la auténtica personalidad. Si los políticos han logrado hacerlo con los países europeos, será porque realmente no es tan difícil.
Koonery
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7
14 de abril de 2010
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "El secreto de sus ojos" se parte de un caso judicial para ir más allá, para poner en entredicho las rarezas del comportamiento humano que se afrontan día a día. El amor y el odio, la fragilidad del recuerdo, el sentimiento de justicia o la sensación de poder son algunos de los temas por los que pasa esta película. Y, aunque pueda parecerlo, no lo hace de puntillas, sino plenamente, abarcando casi la totalidad de la obra.

Juan José Campanella ha conseguido convertir un guión bastante simple en una obra que irradia optimismo detrás de cada detalle, incluso en aquellos momentos que no deberían hacerlo. Un optimismo que, a modo de moraleja, hace que cada personaje pueda reconciliarse con su propia situación, y también consigo mismo, aunque para hacerlo sea necesario esperar durante años.

El ritmo es, en cambio, bastante desigual, combinando pasajes innecesariamente lentos con otros en los que la cámara no da tregua al espectador. Como magistral ejemplo de esto último destaca el falso plano secuencia que se desarrolla en el interior del campo de fútbol, en el que la cámara se adentra en sus laberínticos pasillos persiguiendo a un personaje a diferentes escalas de planos. Otra secuencia destacable es la del interrogatorio, ya que a pesar de no innovar precisamente en el modo de desarrollarlo, resulta especialmente emotiva, sorprendiendo además la torpeza con la que se desarrolla.

Lástima que en este film el maquillaje utilizado para envejecer a los actores esté tan mal hecho, siendo imposible encontrar en él un ápice de credibilidad. Un rostro con pegotes de un potingue marrón puede transmitir muchas cosas, pero nunca vejez. Hubiese sido mejor haberse limitado a emblanquecer el pelo de los actores.

Entretenida, pero no tanto. Entrañable, pero no tanto. Sorprendente, pero no tanto. Sentimental... probablemente demasiado.
Koonery
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