Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Manuel Esteban
<< 1 9 10 11 20 26 >>
Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
9
10 de julio de 2007
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente parodia sobre vampiros, dirigida por el genial Roman Polanski, que a la vez tenemos el lujo de ver actuando. Es tan buena, que me llevó un tiempo reconocerla como comedia.

La película se presenta como una burla a las creencias sobre vampiros, muy marcada en aquella época. Los dos personajes principales de la película se muestran como el típico anti-héroe; un viejito simpático muy gracioso y un joven extremandamente miedoso, interpretado por el mismo Polanski. Vale resaltar la actuación de la bellísima Sharon Tate, asesinada dos años más tarde en un acto imperdonable de Charles Manson.

La creación de ambientes realmente me gustó mucho, me pareció muy lograda, y la forma en que está filmada también es de mi agrado.

Gracias a este tipo de películas Roman Polanski hoy tiene un lugar asegurado entre los directores más grandes de la historia del cine.
Manuel Esteban
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
23 de septiembre de 2018
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mi obra maestra" es la nueva película de Gastón Duprat ("El artista", "El hombre de al lado", "El ciudadano Ilustre") que por primera vez no tuvo como co-director a Mariano Cohn, en esta ocasión encargado de la producción, pero si contó con el aporte de guión de su hermano Andrés, como habría pasado en su anterior cinta "El ciudadano ilustre". Podemos añadir que recae el peso de igual forma en este nuevo filme, tanto en quienes están por detrás de cámaras, como en sus protagonistas; Guillermo Francella y Luis Brandoni.

"Mi obra maestra" se plantea como una cinta sobre la amistad, usando como modo de introducción el relato de unos de sus protagonistas, el prestigioso galerista Arturo (Francella), un hombre correcto, agradable y planificador, que cuenta su historia con Renzo (Brandoni), un pintor terco y en decadencia, con el cual lleva una amistad de muchos años. Hay un gran trabajo de construcción de personajes, plasmando claramente las diferencias que distan a uno del otro, siendo un misterio como conservan un vínculo después de tanto tiempo, pero dejando entrever progresivamente las razones de esa curiosa amistad. Pese a los muchos intentos de Arturo por sacar del pozo en el cual Renzo viene atrapado desde hace décadas, este se encargará de dilapidar toda nueva oportunidad, sosteniendo su desprecio por el mundo moderno, sus anticuados hábitos y formas, y sin siquiera considerar los perjuicios que por ello pudiera ocasionarle a su amigo. Ya sumido en la peor de la ruinas, y en estado de ebriedad, un accidente pondrá al borde de la muerte al pintor, pero por esos raros giros de la vida se termina salvando, lo cual pone una vez más a Arturo frente a una situación de alta complejidad, buscando soluciones donde parece no haberlas e intentando recomponer una ya deplorable existencia.

Cargada de una dinámica irresistible, siendo durante la primer hora una propuesta en donde las situaciones y devenires no dan respiro, se percibe con nitidez el sello de los hermanos Duprat y Mariano Cohn, siendo sin duda de los realizadores claves del cine argentino del nuevo milenio. Como sucede en la mayoría de sus filmes, hay elementos que se perciben desde sus minutos iniciales, dotado de cierta crítica corrosiva a determinadas costumbres del ser argentino, y un cuestionamiento a las clases sociales más altas y a la hipocresía, la codicia, así como al arte en sí, el snobismo, y sus demás concepciones. Se puede decir que "Mi obra maestra" combina componentes de drama con toques de comedia, resultando una comedia ácida, no exenta de ironías, que invita a la carcajada, pero a su vez a la reflexión, y que su misma visión crítica se instaura como un eco que retumba. Francella y Brandoni cumplen con creces sus roles, no decepcionando desde su impronta, lo mismo que las acertadas apariciones de Andrea Frigerio. Quizás el elemento a cuestionar sea determinados toques a los que Duprat suele recurrir para profundizar sus mensajes, y que pueden resultar un poco innecesarios, siendo que su enfoque ya está más que claro.
Manuel Esteban
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3
20 de marzo de 2018
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras obtener el León de Oro a la Mejor Película en el prestigioso Festival de Venecia en septiembre del año pasado, "La Forma del Agua", dirigida por el cineasta mexicano Guillermo Del Toro, se fue convirtiendo progresivamente en una de las cintas más esperadas del 2017. Su anuncio de trece nominaciones para la próxima entrega de los Premios Oscar, incluyendo mejor película, mejor director, y mejor guión original, no hizo más que incrementar el foco de interés por poder visualizar la nueva película del director de "El Laberinto del Fauno".

La historia de "La Forma del Agua" transcurre en la década del 60′, en plena época de la Guerra Fría, y de conflictos múltiples muy marcados entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La protagonista central del relato es una joven muda llamada Elisa (Sally Hawkins), una empleada de limpieza de un laboratorio gubernamental de alta seguridad, que tiene como colega laboral y amiga a Zelda (Octavia Spencer), que muchas veces es la encargada de hablar y manifestarse por ella. Por accidente, la joven descubre a un extraño sujeto con rasgos de anfibio (Doug Jones), un experimento clasificado como secreto, escondido en el laboratorio donde trabajan ambas mujeres. Curiosamente y en forma inmediata, establecerá un vinculo con este extraño personaje: notará en él puntos en común y particularidades que captarán su atención. La peligrosidad del mismo, y los riesgos de que este secreto salga a flote, más aún con la férrea presencia de por medio de Richard Strickland (Michael Shannon), será el foco natural del problema, especialmente porque Elisa, tras encariñarse con la “bestia” y sabiendo los siniestros planes que hay de trasfondo, querrá evitar su aniquilación, aún exponiéndose ella a un alto riesgo.

En "La Forma del Agua", Del Toro se zambulle en un sinfín de lugares comunes, convencionalismos, y guiños a la historia del cine clásico (y no tanto) norteamericano, sin elementos propiamente narrativos que se destaquen. Lo que en un comienzo prometía estar más próximo a sus mejores films, "Cronos", "El Laberinto del Fauno", "El Espinazo del Diablo", todas películas realizadas por fuera de la industria estadounidense, termina cayendo al vacío y resultando bastante previsible, con una marcada dosis de elementos típicos del cine fantástico como justificativo, pero con el trasfondo de un historia de amor poco original, y muchas veces contada. Es obvio quizás su homenaje al cuento tradicional de “La Bella y la bestia”, pero sus intenciones solo derivan en resultados pobres. Tampoco lo beneficia ambientarse en los 60′, no por la puesta en escena, que como era de esperarse está a la altura, sino por evocar a esa idea simplista y poco arriesgada de que “todo tiempo pasado fue mejor”, ilusión de quienes carecen de ideas nuevas y prefieren empaparse de aquello previamente aceptado. Como suele pasar en estos casos, lo mejor es la citada puesta en escena, el montaje, la fotografía y lo referido a diseño de vestuario, así como la composición y despliegue del hombre anfibio. Por lo demás, poco deja para rescatar esta nueva producción de Guillermo Del Toro.
Manuel Esteban
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
11 de julio de 2007
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante, increíble, desconcertante, única, irrepetible. Mis palabras para "La Naranja Mecánica", la mejor película de la historia, filmada por supuesto, por el mejor director de la historia: Stanley Kubrick.

Kubrick realiza una dura crítica a la sociedad actual, retratando a la perfección la violencia inmersa en ella, contandonos la historia de Alex, un chico desestabilizado, que en conjunto con sus droogos, salen a realizar actos de ultraviolencia. Tras ser traicionado por sus amigos, Alex cae preso, y para poder librarse, se somete a un raro experimento.

Al igual qué en "2001;...", tenemos una fiel crítica a las sociedades modernas, en este caso recalcando los mecanismos de las sociedades de control.

36 años después, y "A Clockwork Orange" no perdió vigencia, y sigue siendo un deleite tener la chance de mirarla una, y otra y otra vez. La música es tan genial como toda la película.

Imposible no verla
Manuel Esteban
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
31 de diciembre de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasado 3 de noviembre la actriz italiana Monica Vitti cumplió 86 años, una mujer que supo hacerse un lugar entre baluartes de la época de la talla de Sophia Loren, Brigitte Bardot y Claudia Cardinale, entre tantas otras, y ser uno de los iconos máximos del cine europeo en la década del 60′, producto de una extraña combinación, que va desde una belleza por momentos extravagante, cierta sutileza en el andar, y un dote natural y genuino para la actuación. El 8 de noviembre, solo cinco días más tarde, cumplió años el actor francés Alain Delon, 82 para ser exactos, y sin dudas en su caso, su envidiable rostro le abrió el camino desde un principio; no obstante, supo hacer valer una serie de cualidades, ya que no tardó en demostrar su capacidad neta para la actuación, y un estilo y elegancia admirable. Al igual que Vitti, Delon se convirtió en un icono del cine europeo en su momento, tanto por virtud, como por estética, si bien hoy día es más recordado por esta última.

Por esas cosas de la vida, una sola vez en la historia ambos actores coincidieron, y en que manera; Fue en el año 1962, en una de las cintas claves del director nacido en Italia Michelangelo Antonioni, quien por aquel entonces era la pareja de Monica Vitti, y el mismo que años antes la descubriera y le diera la importancia y el lugar que merecía. La película en cuestión es "El Eclipse", considerada el cierre de una trilogía del realizador italiano, que comienza en el año 1960 con "La Aventura", el film que le dio la debida popularidad y reconocimiento de la crítica especializada de aquel entonces, sigue un año más tarde con "La Noche", y finaliza con la cinta mencionada. Las tres producciones contaron con la participación de Vitti, quien también protagonizó "El Desierto Rojo", otra obra magistral de Antonioni, y primera en color, pero que para algunos ya marca otro rumbo y otro enfoque.

Al igual que sucede en casi toda la filmografía de Antonioni, El Eclipse no es una película ni fácil, ni convencional, cargada de momentos de incertidumbre, y que tienden a esquivar los lugares comunes, tomándose el tiempo necesario para cada instancia, y quizás llevando la trama para el lado esperado, pero no en la forma en que uno más puede llegar a dilucidar. Muchas instancias parecen de relleno, pero sin dudas forman parte de un entramado, y dan ciertos matices al relato en sí.
La historia es simple; Monica Vitti hace el papel de una chica, que tras una discusión relevante, decide dejar a su novio, llevado a cabo por nada menos que Francisco Rabal. Luego de esto conoce a un joven corredor de bolsa, interpretado por Alain Delon. Lo que parece una historia plana, tiene una serie de momentos pintorescos, encuadres que parecen netamente artísticos, pero que esconden un significado, y silencios perfectamente delineados, que a veces derivan en detalles sonoros de toda índole.

Más allá de algunos vericuetos, o escenas que no terminan de esclarecer lo narrado, el enfoque central recae en las relaciones amorosas, y por tanto humanas, y en la dificultad para comunicarse/entenderse en las sociedades modernas, que es un poco la temática en común con las cintas previas citadas. Tampoco es claro cual es la intención del personaje de Vitti en cuanto al de Delon, siendo reciente la ruptura con su ex pareja, y una serie de acciones que representan un estado de confusión en la misma. En cierta forma alude a lo transitorio, a una suerte de tiempo de reflexión, de asimilación de ideas, y a la vez, en dónde se presentan ciertas libertades que quizás previamente permanecían fuera del alcance.
Uno de los datos de color de El Eclipse, es la forma en que Michelangelo Antonioni usa a Monica Vitti como vehículo de la acción en muchas secuencias, recayendo la atención, y siendo ella guía de los acontecimientos, moviendo en ocasiones los hilos de la historia, sirviendo de orientación; y es que, sin dudas, se para desde su postura, ya que la cinta inicia con ella y su novio en una habitación, y finaliza con ella, y lo que termina sucediéndole en su nueva experiencia. Quien sabe; quizás era toda una excusa para poner exponer a quien fuera la mujer más importante de su vida en la mirada de los otros.
Manuel Esteban
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 9 10 11 20 26 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow