Es cierto que tendemos a acusar y estigmatizar sin demasiadas pruebas, por miedo, envidia o afán de integración en el grupo, pero esto es más habitual cuando el acusado es diferente, extranjero o inadaptado, y mucho menos cuando el acusado es una persona corriente e integrada; para este último hace falta más mala leche o más pruebas. Y la película se olvida de eso. No solo de eso, alguna de las situaciones que plantea y de las reacciones de los personajes, resultan incoherentes cuando no increíbles, por muy daneses que sean. Esto le resta solidez y emoción a una película por otra parte bien narrada y visualmente atractiva. Una pena. Parece como si el director, con prisa por defender su tesis, haya levitado a ratos sobre la realidad, olvidando que trataba con personajes concretos en un entorno definido.

El guion por el que trascurre la película se pasa de imposible. Los sucesos se van encadenando sin el más mínimo respeto a la verosimilitud, de forma infantil.
Y sin embargo, la propia cándida simplicidad de lo que sucede, y la particular idiosincrasia de los personajes, empezando por su aspecto físico y siguiendo por sus interpretaciones arquetípicas, teatrales o místicas, proporcionan un atractivo a la película que, por lo que a mi se refiere, la salva por pelos de provocar el aburrimiento.
En fin, que no la considero una película en general recomendable, aunque sí interesante.

La película no es una comedia, ni tampoco un drama. Parece como si la actuación de Cate Blanchett hubiera forzado un desarrollo trágico en un escenario de teatro de variedades. En ese sentido, la película se queda un poco en tierra de nadie, sin la necesaria consistencia narrativa de un drama en toda regla, y sin el suficiente contrapunto cómico de una comedia trascendente al estilo Woody Allen. Y eso hace que se enfangue, y a ratos decaiga el interés.
Y SIN EMBARGO, la dirección de actores, la fotografía, lo visual, la música, y numerosas escenas, están a la altura del mejor Woody Allen. Eso, y la extraordinaria presencia de Cate Blanchett, me compensaron más que de sobra el precio que pagué por la entrada. Lo pasé bien.
MI VALORACIÓN, por lo dicho al principio, en lugar de ser de 7 u 8, se queda en un 6.

Parece ser que unas cuantas situaciones melodramáticas caseras que nos recuerden las propias, un par de chistes de tele-film americano y un actor como Clooney, son suficientes para hacer triunfar a una película, relevando a los autores del pesado trabajo de elaborar un guión coherente.
Casi todas las reacciones de los personajes a las diversas situaciones que se van planteando en la película son absurdas. Nadie reaccionaría como ellos ante los problemas con los que se van encontrando.
Parece ser que eso da igual si se cumplen los requisitos que indiqué al principio, pero a mí no me da igual, a mí me pareció una tonta mala película, con actores y paisajes vistosos.

La puesta en escena es excelente, la actuación de los dos únicos actores estupenda, los diálogos inteligentes y cuidados, y el comienzo es más que prometedor, pero la peli se va desinflando poco a poco. La tesis del irresistible poder de seducción femenino como forma de venganza por la prepotencia y el machismo masculino, aparte de estar un poco pasado a estas alturas, no da para hora y media en un único decorado con dos únicos actores. O al menos, los autores no lo han conseguido. Es una pena, porque la película prometía. En cualquier caso se ve con gusto, y la pareja protagonista, la atractiva mujer de Polansky y el excelente actor que le da la réplica y que recuerda a un Polanski joven, perecen representar una especie de confesión pública del director. Pero a la película le falta tema y sustancia para ser calificada como buena.