A pesar de que es una de las mejoras películas de Wajda y la crítica es unánime en presentarla como una de las mejores de la época, he de reconocer cierta decepción.

Todo es correcto, los personajes espléndidos y su interpretación soberbia. Lo primero que llama la atención de 'Cenizas y diamantes' es el claro contraste con sus dos antiguas seguidoras de la trilogía, 'Generación' y 'Kanal'. El aspecto juvenil, fiestero, juesguista y vividor del protagonista define y marca toda la película. A partir de ahí, vemos paulatinamente un contraste que va apareciendo, con una Polonia nunca del todo recuperada, nunca del todo libre, nunca del todo feliz. Es un canto a la libertad, pero también a una redefinición sobre los buenos y los malos, sobre nuestro pasado y la memoria que guardamos, y especialmente sobre la importancia de nuestras acciones individuales.

Gran cierre de toda una obra magna.

Segunda parte de la trilogía de Wajda sobre la II Guerra Mundial.

'Generación', la primera de todas, era claramente un alegato de tintes nacionalistas que pretendía buscar la gloria del pueblo polaco, sus orígenes, un ensalzamiento de su pasado.

Inesperadamente, Wajda vuelve a sorprendernos con esta segunda entrega, donde narra los momentos siguientes a la sublevación a finales de 1944 de los polacos de Varsovia y su inmediata huida a las cloacas de la ciudad hasta el final del conflicto. El director polaco parece querer dar otra interpretación más crítica, mostrando a un pueblo derrotado, insolidario, ciertamente mezquino, que ha perdido esa gloria que antaño artesoró. Es por ello que en su día le valió duras críticas por poner en duda la nueva versión de posguerra que la historiografía polaca, apoyada en los poderes políticos de turno prosoviéticos estaban diseñando.

Posiblemente la lucha contra los nazis existió, fue gloriosa, pero también oscura.

Como dijo el crítico Antonio Pinedo en 1977 a raíz de 'Kanal' y parafraseando al propio Andrzej, la cultura sirvió de soporte para el mantenimiento del nacionalismo polaco, para que perviviera durante siglos frente a continuas invasiones de extranjeros. La cultura, el doble rasero.

Del estilo de 'Una mente maravillosa' y alguna más del estilo, he de confesar que soy un apasionado del susodicho género donde un colgado, un matemático, una mente fuera de lo normal destaca de forma melodramática en una sociedad que no llega a comprender. Estos personajes, más ficticios que reales, siempre han despertado mi curiosidad, pero en 'Proof', para sorpresa mía, no se centra tanto en los aspectos técnicos del descubrimiento, del detalle, del encaje de un guión preciso y coherente para los más quisquillosos.

Todo lo contrario, se centra en un análisis psicológico de los personajes que aparecen, sus contrastes, sus parecidos, la humanidad y el miedo a la locura de la que todos padecen en cierta medida. Sobre una base bien trillada, se ha creado una película que crea una perspectiva diferente. Así da gusto.

Si bien es cierto que técnicamente es mejor que su homóloga '300', la nueva película de Noam Murro acaba adoleciendo de los mismos vicios y virtudes que su predecesora. Mucha acción, espadas, sangre, torsos musculados y desnudos, algún que otro pecho suelto, escenas de sexo, gloria, pasión, sudor.

Para los amantes del género, les resultará entretenida. Para los que no, llegarán a la conclusión al final de los 90 minutos, que si no llegan a utilizar las escenas en cámara lenta donde se meten estocazos tal y como empezaron a hacer en '300' la de 2006, posiblemente, 'El origen de un imperio' se hubiera quedado en apenas 20 minutos. Y eso que nos hubiéramos ahorrado.

La primera parte de una trilogía.

La primera película que trata el tema de la resistencia polaca durante la II Guerra Mundial.

La primera gran película de Andrzej Wajda.

'Generación' destaca por muchas cosas. Los guiños a Rossellini son más que obvios, el homenaje a los luchadores de la resistencia polaca contrasta al no tratar apenas el guetto de Varsovia ni la cuestión judía. Los protagonistas son un pueblo polaco hambriento, pobre y llevado a la miseria hasta la extenuación. Los nazis, el enemigo contra el que combaten, no aparece hasta el final de la película. Personalmente, creo que puede deberse a una crítica sucinta de Wajda, presentando la unión del pueblo polaco en una lucha conjunta contra el invasor, anterior a la llegada del Ejército Rojo, entendiéndolo en clave política para los años 50 y de una URSS que ocupaba las libertades nacionales. Del mismo modo se interpretó en 'Darnton', pero claro, habría que esperar a Lech Walesa.