La verdad que es una película que me cautivó, aunque su dureza, inicialmente, te hace sentir un cierto distanciamiento. Esto no es un defecto cuando la intención del director es echarte una jarra de agua fría y que descubras de que argamasa está constituida la vida laboral arbitrada, en algunos casos, por mafias que se saltan todas las leyes o grupos de presión que las modifican.

La paradoja surge cuando el explotado se transforma en explotador. Conviene, aunque sea redundante, recordar su significado: "El que abusa de los demás en su beneficio propio".
De ahí la ironía del titulo: En un mundo "libre".

Lo cierto es que, con frecuencia, vamos al cine esperando evadirnos de la realidad cotidiana o entretenernos. En este sentido, como siempre, el cine de Loach y el excelente guión de Paul Laverty es valiente: sin concesiones nos muestra la otra cara de la moneda y de alguna manera transforma nuestra reducida visión del mundo.

El cineasta engrandece al séptimo arte, sacude al espectador que debe tomar conciencia, y en caso que no lo logre ahí esta la realidad del mercado, el liberalismo salvaje, esperando la oportunidad de secuestrar la esperanza y la igualdad de oportunidades.

En fin, un tipo de cine de un director que sabe lo que quiere y para un público que sabe a lo que va. La realidad no siempre gusta, ¡Cuidado no te equivoques de sala!.

Una historia conmovedora, llena de emociones.

Con un ritmo algo lento, pero con maestría en el manejo de la narración, va alcanzando intensidad
hasta que quedas magnetizado por la historia y las bellas imagenes de la Antartida.

Una loa al compañerismo entre los propios animales y el vínculo afectivo entre éstos y el hombre.

Esta nueva entrega de Woody Allen se acerca al notable -al notable cuántico-, sobre todo si la comparamos con el batacazo anterior (Viki, Cristina, Barcelona), aunque ni de cerca llega al sobresaliente (pero simplemente porque -según un personaje de la cinta- "Díos es gay" y el protagonista es heterosexual e hipocondríaco).

Bromas a parte, tiene puntos muy interesantes, como el juego del observador que es observado (lo comprenderán cuando la vean –que la recomiendo-). Aunque, cae en el defecto de ser como el personaje que retrata (Boris): de modo que el sarcasmo, la pedantería del protagonista (que se cree un genio –o lo es, no me importa-) termina contaminando a la propia historia. El propio Allen reconoce que no se identifica con el protagonista, que tiene rasgos propios que ha exagerado. Y no me termina de caer bien este individuo que maltrata a los que le rodean por no compartir, digamos, esa estética negativa que tiñe su interpretación de la “realidad”.

Basada en un guión escrito por Allen en 1970 inevitablemente nos retrotrae a esquemas muy conocidos y lógicamente previsibles, pero mientras resista la Gallina de los Huevos de Oro estaremos impacientes por ver una nueva entrega del histriónico cineasta.

La idea de ciencia ficción, que un ser humano nazca viejo y se haga joven, es interesante (no revelo nada que no esté en el trailer). Creo que la idea suscitaba más posibilidades y, sin embargo, se ha traducido en un guión excesivamente largo, centrado casi exclusivamente en una experiencia amorosa. Subjetivamente, la separación entre sensibilidad y sensiblería llega a ser difusa (en algunos casos): no sabría definir en que momentos se pasa de una parte a otra o simplemente se vislumbra el límite.

La película puede resultar larga e interesante si te crees la historia o pesada si no sintonizas. El final es brillante y, hay que admitir que, la cinta tiene momentos de mucha calidad cinematográfica. Sin embargo, cuando interviene la particularidad del gusto, el repertorio de preferencias de cada uno**, se marcan las diferencias en las valoraciones.

Para mi, uno de los defectos constatables, al margen de las preferencias personales, es que ante el cambio físico e intelectual del personaje principal, interpretado por Brad Pitt, no se produzcan en su entorno reacciones de sorpresa o perplejidad *. Personalmente, este tipo de defectos me causan un gran distanciamiento de la historia, me mantienen al margen.

El film entretiene, pero a mi modo de ver no resiste una segunda visión, ¿Cuestión de gustos?...

Siendo un tema, el de terror-ficción, a priori poco atractivo, al menos para el que suscribe, me ha sorprendido gratamente tanto el guión de Drew Goddard como la original realización del director Matt Reeves.

Se trata de un combinado de Acción, ciencia-ficción y thriller de buena calidad pero poco convencional en la ejecución, en la estructura y en el dessarrollo.

El protagonista en la víspera de un viaje, Rod, es recibido con una fiesta sorpresa por parte de sus amigos. Se encuentra con lo típico, flirteo, copas, música, buena diversión en Manhattan, cuando un temblor sacude el apartamento y a partir de ahí tenemos servida la história...

Recomendable para pasar una tarde de suspense.