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Críticas de Javi McClane
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Críticas 1.282
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
21 de noviembre de 2023
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adam Sandler, ya está, no necesita mucha más presentación, siendo un cómico capaz de lo mejor y de lo peor. En esta ocasión, ha apostado por una cinta de animación para Netflix en la que dobla al lagarto protagonista, además de escribirla y producirla. La verdad es que sabía poco de la producción, más allá de que era cortesía del popular actor, por lo que me he embarcado en esta aventura a ciegas, y hacedme caso, es lo mejor, porque la sorpresa ha sido mayúscula.

Y es que estamos ante una preciosa cinta animada que nos presenta un mensaje sobre… Sabéis qué, que mejor que lo descubráis vosotros mismos, porque la reflexión que plantea no puede ser más necesaria, confirmando la madurez del señor Sandler que, en vez de apostar por el humor escatológico, como en la olvidada comedia navideña 8 noches locas, también de animación, decide que es mejor lanzar una serie de chistes inteligentes (aptos para todo tipo de público, por lo que los padres pueden respirar tranquilos), mientras enseña a los espectadores lo que es… No, no caeré, es mejor que lo descubráis vosotros mismos, leñe.

La animación es sensacional, en especial el diseño del protagonista, con una expresividad que recuerda a… sí, a Adam Sandler, que para algo la película es suya. Y atención, porque el estudio detrás de este proyecto es Netflix Animation, es decir, que no la han comprado a otro estudio o productora, al contrario que en otras ocasiones, sino que el mérito es todo suyo. Lo menciono porque a veces nos resulta fácil criticar sus producciones en imagen real, que muchas veces se lo merecen, pero creo que a nadie se le escapa que, en lo que respecta a la animación, suelen dar en la diana. Yo haría un pensamiento…

Y volviendo al señor Sandler, su doblaje no puede ser más logrado y curioso, ya que el actor ya de por sí tiene una voz particular, pero aquí se nota un esfuerzo por aparentar la edad que tiene el personaje principal, con un registro de voz que confirma la entrega total del cómico. Y para los alérgicos a la versión original, tranquilos, el doblaje en español está a la altura de las circunstancias, no recurriendo a ningún famosete de turno. Otro punto a favor.

En conclusión, estamos ante una de las mejores películas de este 2023, gracias a su estupenda animación, una historia que divierte y enseña a partes iguales, y un protagonista que se ha ganado por derecho propio un lugar en nuestros corazones, porque más adorable no puede ser, y también va por su amiga la tortuga, formando un dúo tan hilarante como encantador. Adoro al Sandler gamberro y desatado, pero cuando se pone serio y quiero ir más allá, nos regala propuestas tan estimulantes y recomendables como Leo. Desde ya, una de las grandes sorpresas del año. Gracias, Adam.

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Javi McClane
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1
21 de noviembre de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No esperaba gran cosa de esta película, pero tampoco que acabase siendo otra horrorosa comedia navideña, como si fuese cortesía del catálogo de Netflix, pero no, amigas y amigos, en esta ocasión la culpable es Disney Plus, a la que parece que también le importa todo un bledo. ¿Qué es lo que me ha empujado a darle al play? Pues su reparto, encabezado por el rapero Ludacris, popular por la saga Fast & Furious, y el actor Lil Rel Howery, que personalmente me hace bastante gracia.

Y eh, ya que estamos, finiquito el apartado del reparto, dejando claro que Ludacris se pasea por la película poniendo la misma cara casi todo el metraje, confirmando que quizás le quede algo grande ser el protagonista de la función, al contrario que a Lil Rel Howery, que se lo pasa en grande como el primer Santa Claus negro del cine, al menos que yo sepa, un hecho que se comenta sólo una vez en el film, por lo que punto a favor, porque la película es inclusiva, pero en bien, es decir, no dan la turra cada dos minutos. Santa Claus es negro, lo tomas o lo dejas, y punto.

Seamos francos, la dirección nos importa a todos un pimiento en un producto de estas características, eso sí, destacando unos efectos visuales que nos hacen añorar tiempos mejores. Los 90’s, por ejemplo, porque tela… Por lo que mejor centrarse en la historia, por llamarlo de alguna forma, cortesía de dos guionistas, repito, dos, y en la que el protagonista ya no cree en la Navidad por un hecho traumático de su infancia, pero una aventura junto a cierto gordinflón bonachón le recordará lo que es el espíritu de la Navidad. Marchando un premio Oscar para esos dos iluminados, por favor.

Sí, lo sé, a ti también te suena, y oye, no pasa nada porque nos cuenten la misma historia de siempre, pero es que la película es una absoluta pérdida de tiempo, no habiendo nada rescatable en ella. Y cuando digo nada, es nada, con un conflicto vergonzosamente predecible, unos personajes que no atrapan, más allá de un Santa Claus curioso, y un desenlace que nos confirma que el estudio del ratón se conforma con tener otro subproducto listo para Navidad, caiga quién caiga, y los que hemos pagado el pato somos los espectadores, porque esto no hay quien se lo trague. Una cosa es ser poco exigente, y la otra que te obliguen a mirar a otro lado. No cuela.

Y sabéis qué, que ya me da igual, porque justo vengo inmunizado después de ver otro aborto navideño en Netflix, de título Mejor Navidad… ¡Imposible!, que también telita el nivel… Por lo tanto, no voy a perder más tiempo en esta memez, porque hay cosas mucho mejores por ver. Y es que no se puede sacar nada aprovechable de un producto vacío y sin alma, cortesía de dos guionistas que estoy seguro que levantaron las antorchas en la reciente huelga de guionistas, cuando lo que deberían hacer es dejar de fotocopiar clásicos navideños de hace décadas, y ponerse a trabajar un poco. Lo siento, pero el tema de los guionistas en Hollywood puede conmigo, porque no me creo que una película tan perezosa necesite el trabajo de dos personas. Uno escurrió el bulto, de eso no me cabe ninguna duda. En fin, me despido con un claro: ni se te ocurra darle al play. Yo ya os he avisado, porque este bodrio se va directo al top de peores películas del año, que menudo año. Menudo, año…

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Javi McClane
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3
19 de noviembre de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de mi desilusión con las últimas temporadas de ‘Crimen en el paraíso (Death in Paradise)’, abracé con entusiasmo el anunció de un spin-off protagonizado por el que creo que es el mejor detective de la serie, el entrañable Humphrey Goodman, interpretado por el carismático Kris Marshall, y que se fue de la longeva producción hace ya unas cuantas temporadas.

En esta nueva entrega de seis episodios, el detective Goodman se muda a un encantador pueblo inglés con su prometida, también vista en la serie original, y que servía de excusa para la marcha del protagonista. Pues bien, mi entusiasmo inicial se ha esfumado de un plumazo, contagiado por la misma desidia que me transmite actualmente Crimen en el paraíso, al presentar unos casos sin sustancia, y con unos episodios que te dejan la sensación de que hay cosas mucho mejores que ver.

A ver, si no te pones demasiado exigente y sabes a lo que vienes, quizás te dejes llevar por las nuevas aventuras de Goodman, con una serie procedimental que ya hemos visto todos y que jamás va más allá, por mucho que lo indique su título, al ser tan conformista como perezosa.

Entiendo que no hayan querido recurrir al asesinato como telón de fondo, por aquello de no pecar de reiterativos, pero, ¿en todos los capítulos? Y es que aquí no hay ni un solo homicidio, siendo los casos presentados los siguientes: un intento de asesinato, la desaparición de una familia, un misterio sobre un cadáver, y no, no es un asesinato, un robo, un pirómano, y otro robo. Y hacedme caso cuando os digo que las resoluciones no pueden ser más obvias, por no llamarlas directamente vagas.

Y es que los guionistas, en su afán por ser verosímiles, han renunciado por completo al mayor interés que podía tener la serie, es decir, los crímenes del título de la serie original, presentando casos rurales y de vecindario, dignos de un detective con ganas de jubilarse ya, porque más aburridos no pueden ser.

A nadie se le escapa que Jessica Fletcher, protagonista de ‘Se ha escrito un crimen’, seguramente sea el personaje más gafé de la historia, ya que le das los buenos días y ya te han matado, siendo la víctima del episodio, pero el público lo aceptaba, no haciéndote preguntas de porqué todas las semanas moría alguien del entorno de la Fletcher en extrañas circunstancias. ¿Por qué cambiar aquí el ADN de la serie original?

Pues ni idea, siendo una torpeza de los guionistas, pero si al menos la trama principal mereciese la pena, pero es que ni eso le conceden al espectador, forzando unos conflictos dramáticos tan innecesarios como evidentes, y que ya hemos sufrido en infinidad de producciones, telenovelas incluidas, porque esta producción coquetea con dicho subgénero en no pocas ocasiones, por no hablar de cómo han privado al gran protagonista de la gracia y magia que derrochaba en la serie original.

Este Goodman no está mal, pero no es el de Crimen el paraíso, siendo otro traspiés de los guionistas que confirman que no han sido capaces de plasmar la inocencia y torpeza de un detective irresistible. Es lo que pasa cuando haces lo que te da la gana, siendo una norma básica de todo spin-off que se precie: respetar los orígenes.
Y dicho lo malo, vayamos con los puntos a favor. Pues el actor Dylan Llewellyn funciona como alivio cómico, siendo todavía más entrañable que Goodman, aunque como he indicado, es por culpa de los guionistas, y el resto del reparto cumple, aunque lo que destaca es el desenlace de esta primera temporada, siendo un regalo para los fans de la serie original, además un guiño la mar de simpático y acertado, y hasta aquí puedo leer.

Fuera de eso, poco más hay que rascar, en una serie que sabe a poco y que deja la sensación de que este cacareado regreso de Goodman es demasiado descafeinado y se ha quedado a medio gas. Vamos, como las últimas entregas de ‘Crimen en el paraíso’, siendo una marca que ha perdido la frescura y que es improbable que remonte.

He sido fan de la serie y sus personajes, y adoro a Goodman, pero en una época en la vivimos saturados por constantes estímulos, es decir, exceso de producciones cinematográficas y televisivas, es imposible recomendar una propuesta como’ Beyond Paradise’. Duele, pero es la verdad, porque Humphprey Goodman se merecía una serie mejor, y los fans de la serie, también. Vosotros mismos, pero al igual que con la serie original, yo me bajo del barco. Y es que esto, de crimen, tiene más bien poco. Y de Paradise, todavía menos.

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Javi McClane
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1
19 de noviembre de 2023
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya está aquí Mariah Carey, y, por lo tanto, la Navidad, y, por lo tanto, las comedias navideñas de Netflix. Que el Grinch nos pille confesados…

Sabéis esas fiestas, a las que vas porque alguien te gusta, y ves que algo no cuadra cuando te dan un vasito de agua y una pastillita, y sumas uno más uno, y te dices a ti mismo: ¡suicidio colectivo! Pues eso es exactamente lo que ha sucedido aquí.

A ver, no nací ayer, sabía a lo que venía, pero el chico de la fiesta del que os hablaba antes es el señor Jason Biggs, protagonista de la saga American Pie, bueno, de las películas que llegaron a los cines, no de las secuelas de directo a videoclub, y cuyo mayor logro en su carrera es… sí, American Pie. Suele pasar, así que tampoco hurguemos en la herida.

El caso es que Biggs siempre me ha caído bien, siendo uno de esos actores a los que les tienes cariño, estando alejado de los focos durante algunos años, y claro, aunque te lo presenten en un producto tan poco atractivo y estremecedor como 'Mejor Navidad ¡Imposible!', caes con todo el equipo. Llámalo nostalgia, llámalo fidelidad, o llámalo puro inconsciencia, pero ese es el único motivo por el que he aparcado mis posaderas en el tren del terror, porque os aseguro que esta mediocridad es tan terrible como parece, porque no, no es la mejor Navidad… ¡Es la peor! ¡Yo te maldigo, Jason Biggs!

En fin, empecemos por lo más llamativo, que sí, es el reparto. Biggs aparece menos de lo esperado, por lo que ya podemos restarle varios puntos a la película, pero eh, al menos da lo que se espera de él en una película semejante, justificando el cheque que le dieron por aparecer en esto. Eso sí, al bueno de Biggs le arrebatan cualquier atisbo de desmelenarse como en los viejos tiempos, con un personaje demasiado serio y plano. Los tiempos de instituto y cochinadas junto a Stifler ya pasaron a mejor vida, y el pobre Jason ha ido a parar al cajón del olvido en el que acaban tantos otros intérpretes que algún día saborearon la fama. Y sí, me refiero a las comedias navideñas.

Antes os he hablado de un cheque, pues sólo hay que ver su cara en el póster de la película para sospechar que quizás hubo algo de coacción, como si estuvieran apuntándole con una pistola o amenazando a su familia por aparecer en esto. Me cuadraría bastante, porque muy feliz no se le ve, como si la llama de sus días de gloria se hubiese apagado a lo largo de los años. No te preocupes Biggs, tu siempre estarás en mi corazón, aunque te veas obligado a participar en memeces como ésta.

En fin, continúo con la señorita Heather Graham, otra actriz icónica de los 90, ya sea por aparecer en la maravillosa secuela de Austin Powers, y por… bueno, algo más tendrá, pero no me acuerdo ni tampoco voy a perder tiempo buscándolo. El caso es que ella sí es la gran protagonista, entregándose a la causa como una loca desquiciada que parece salida de las propuestas de psicópatas que os he comentado antes. ¿Su actuación es buena? Bueno, también da lo que se espera en un producto de características, por lo que otro cheque bien invertido, ya sea por llamar la atención de los espectadores que todavía la recuerden. No estoy para aquí para juzgar, que yo he caído con Biggs. ¡Yo te maldigo Jason Biggs!

Por ahí también sea pasea Brandy, que no es que la popular bebida alcohólica se haya pasado a las comedias pedorras de Netflix, hablo de la cantante, a la que quizás algunos recordaréis por romper el tópico de los personajes negros en la espantosa secuela de 'Sé lo que hicisteis el último verano'. De nuevo, algo más habrá hecho, pero mis labores de investigación están de vacaciones, al igual que los guionistas de este bodrio. Sobre ella, pues parece que se lo pasa bien, al contrario que el público, por lo que punto para ella.

Podría hablaros de los aspectos técnicos, pero hacerlo en una comedia familiar navideña de Netflix es como hablar de política, no merece la pena, porque siempre es lo mismo. Así que saltemos al guion, cortesía de dos personas, aunque llamarlo guion sea una osadía por mi parte. Mis disculpas. A ver, no vengo a generar polémica, pero venimos de una huelga de guionistas, y es surrealista como en todas las películas malas de los últimos años, siempre hay acreditados más de un guionista, que aquí solo son dos almas perdidas, pero hay casos de hasta cinco iluminados. O a mí se me escapa algo, o el mundo se ha vuelto loco. Esto te lo escribo yo, e incluso te lo mejoró, en dos tardes tontas, y no, no exagero.

En la película nos presentan un conflicto que se resuelve a la hora, y esto dura setenta y cinco minutos, por lo que para que no parezca que coquetean con el corto, los dos guionistas se las ingenian para sacarse más conflictos y subtramas de la chistera para justificar que esto dure todavía más. En honor a la verdad, se agradece que la agonía y tortura dure menos de ochenta minutos, pero la sensación de que la tortura se podría haber zanjado muchos antes, no te la quita nadie. Y no hablaré de clichés, porque es entrar en un asunto que ya ruboriza. Sí, esto ya lo hemos visto todos antes, siendo más predecible que las tres a las dos y media.

En conclusión, ¿estamos ante otro aborto navideño? Sí. ¿Merece la pena si te gusta el pajillero de American Pie, la espía de Austin Powers 2, o la cantante que juega a ser actriz y sobrevivió a Ben Willis, haciendo añicos el topicazo del género del terror? Lo contrario a sí. ¿Se la recomendaría a mi peor enemigo? Sí, si he abandonado cualquier atisbo de esperanza y de volver a considerarse un ser humano con sentimientos. El caso, que no perdáis el tiempo, siendo lamentable que Netflix no se esfuerce ni lo más mínimo, porque de Antena 3 te lo esperas, ya estamos acostumbrados, pero de una plataforma de pago, no. Hoja de reclamaciones, por favor. Ah… puto Biggs… te aprecio, pero a la próxima te diré que no. A quién quiero engañar… ¡Yo te maldito, Jason Biggs!

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Javi McClane
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1
8 de noviembre de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabía a lo que venía, y aun así le he dado el play. No tengo perdón… Después de un paso por las salas de cine no tan exitoso como el señor Segura podía esperar, su nuevo castigo a la humanidad ha aterrizado en las plataformas, pero no en Amazon Prime, como de costumbre, sino en Netflix. Huele a divorcio…

El caso es que este engendro es número uno en tendencias, porque esto es lo que quiere el público de este país, y no hay que darle más vueltas. Si es lo que vende, pues la fábrica de churros no va a cerrar jamás, aunque el hedor sea insoportable y los churros estén hechos con excremento, porque esta comedia, y le podéis poner unas comillas bien grandes a la palabra comedia, es un bofetón al buen gusto, la escenificación de la pereza hecha película, y un atentado al sentido común. Vamos, como las otras.

Podría decir que la dirección es pobre, que el guion es ofensivo, o que el reparto causa vergüenza ajena, qué demonios, lo voy a decir.

La película empieza con el personaje de Segura teniendo pelo y levantándose de la cama junto a Patricia Conde. Lo del pelo ya lo tenemos asumido, aunque alguien debería avisarle al cineasta de lo que es el injerto capilar, pero lo de la otra es digno de que se califique a la película como de ciencia ficción. No es tonto ni na, el amiguete…

Lo que sí se me escapa es que se ponga de pelirrojo en casi todas sus comedias. Quién en su sano juicio optaría por ser pelirrojo, repito, quién. En fin, que ya desde los primeros minutos tenemos que sufrir la interpretación de la presentadora Patricia Conde, siendo una actuación nefasta, antinatura y aberrante, que nos hace recordar castigos auditivos al nivel de los de Silke en Tuno Negro. He visto folios con más expresividad y gracia que la Conde, pero al menos sólo tenemos que sufrir poco más de dos minutos al cómico David Guapo, otro que se resiste a coger clases de actuación. Su bolsillo lo agradece, el espectador, no tanto.

Y hablando de malas actuaciones, Leo Harlem hace de Leo Harlem, no vaya a ser que se hernie, y Santiago Segura repite exactamente el mismo personaje sin personalidad de las otras películas, por aquello de la ley del mínimo esfuerzo. ¿Cómo es posible que el mismo tipo de El día de la bestia o Muertos de Risa haya degenerado tanto? Diría que en lo que respecta a la actuación, pero todos sabemos que es en todos los sentidos. Cuando los críos de la película actúan mejor que tú, es que algo no va bien. La hija de Segura es Meryl Streep al lado de Patricia Conde, y ojo, no lo digo como algo malo, que actúa bien y mucho mejor que su padre, pero es que, si los mejores actores de tu película son los que menos experiencia tienen, es para hacérselo mirar.

Y del guion sólo destacaré que en esta ocasión no es un remake, algo que se nota porque la película no tiene trama, siendo una sucesión de chistes sin gracia, y con un desenlace inexistente, resolviendo los conflictos familiares de los personajes en un minuto, que esto se acaba y hay que hacer la próxima comedia para generar millones.

El negocio es el negocio, y la broma final de la película confirma que la comedia española ha muerto, y el sepulturero es el señor Santiago Segura, un tipo que ha visto un filón y lo ha aprovechado. El problema no es suyo, es nuestro, y me incluyo porque al final siempre pico, pero eh, al menos os aviso a los pocos incautos que todavía no habéis caído en las redes de un tipo de cine que jamás debería hacerse, entre otras cosas porque es ofensivo hasta para los más pequeños de la casa. Que no se diga que no os avisé…

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Javi McClane
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