En los últimos años, los films de ciencia ficción han querido mostrar cierta profundidad en sus historias: Interstellar o Arrival (ambas con fans y detractores a doquier) son dos buenos ejemplos de ello, y Ad Astra intenta, a su manera, jugar en esta particular categoría.
La historia de esta última parece interesante, pero tanta autobúsqueda interior llega a provocar una única cosa: que el soponcio se apodere de ti. Solo dura dos horas, pero la sensación es de que su duración es mayor. Secuencias muy largas que carecen de ritmo y, lo peor, que muchas de ellas no aportan nada. En cuanto a lo de ciertos animalitos que aparecen en una escena, yo no comprendo qué hacen allí...pero bueno, si al director le gustó, pues mejor para él.
Lo que no acabo de entender es que con el pedazo equipo técnico que había, el resultado no fuera mejor. Hoyte van Hoytema (Interstellar) en la fotografía. En el apartado musical, Max Ritcher (Mary Queen of Scots) y Lorne Balfe (colaborador habitual de Hans Zimmer), parecen desaprovechados en un film en el cual tenía muchas esperanzas, pero que al final me ha dejado una terrible sensación de vacío absoluto. Solo destacaría estos apartados como los que ayudan a subir la nota del film.

Antes de empezar la crítica os formulo una cuestión: ¿era necesario este largometraje?
Los que seáis fans de Quim Gutiérrez estáis de enhorabuena. El chaval vuelve a meter el piloto automático (parece como si no se molestara en cambiar de registro). Natalia Tena parece que se implica algo más, pero tampoco es nada del otro mundo lo que nos ofrece.
En cuanto a los secundarios, sus interpretaciones no logran encauzar el rumbo de film en ningún momento, y esto hace que el conjunto se resienta.
La trama tiene mas agujeros que un queso Gruyere y es que una vez pasados los primeros diez minutos, todo el tinglao empieza a derrumbarse. Lo peor es encontrarnos con un guion que no sabe definir a que tipo de público va dirigido: ¿cuarentones, treintañeros o milenials?. Así que dependiendo de la franja de edad que tengas, la percepción del film puede ser totalmente diferente.
Un film sólo apto para los fans de las malas comedias españolas, con ínfulas yankees.

Basándose en hechos reales (según nos indican al principio), nos encontramos con una producción que no busca grandes giros de guión, sólo entretener al público.
Las parejas protagonistas realizan un buen trabajo, demostrando tener química entre ellos. Todo esto ayuda a que el film avance de una forma decente.
Cabe decir que tanto el diseño de producción como la elección del vestuario están perfectamente cuidados, ayudando a redondear el resultado del film.

Desde aquellas primeras entregas en las que se impusieron las bases de la saga, hasta esta útlima ha llovido mucho.
Esta serie fue la primera gran apuesta de Marvel y ahora, por desgracia, parece como si fuera un juguete roto que ya no les aportará nada.
El film tiene un arranque prometedor, pero pasada la primera media hora, el guion empieza a deambular sin rumbo alguno y las secuencias se vuelven en puros fuegos artificiales. A todo lo anterior, no ayuda la presencia de una Jessica Chastain, totalmente desconectada del film (diría que es una de sus peores interpretaciones que yo recuerdo).
Quizás uno de los aspectos más positivos del largometraje es la banda sonora que corre a cargo de Hans Zimmer, no es que sea algo novedoso lo que oímos, pero ayuda a mantener la tensión durante todo el metraje.
El fin de esta saga que fue reiniciada hace unos años, se merecía algo más de lo que se nos ha ofrecido en esta útlima entrega.

A finales de los años cincuenta, el cine español comenzó a adaptar historias que en muchos casos provenían del cine italiano.
Este tipo de films destacaban por mezclar muchas historias entre sí y con multitud de personajes que acompañaban a los principales.
Los protagonistas (Concha Velasco y Tony Leblanc) logran dar valor a un guion el cual, a pesar de su simpleza, no da sensación de desfallecer en ningún momento (algunas historias podrían ser prescindibles). La amplia variedad de localizaciones y la cuidada puesta en escena ayudan a darle un mayor empaque al conjunto.
Por todo esto, la considero una cinta que entretiene al espectador, por tener una buena factura y unos diálogos como siempre rápidos y ágiles, que era por lo que era conocido el cine de esta época.