Como película tiene excelentes efectos especiales y animaciones digitales, lo cual no dice mucho, pues la tecnología cinematográfica actual los ha vuelto un lugar común en que no logran definir una mala de una buena película. El principal problema es que en este film no se vislumbra el sello de la genialidad de Tim Burton. A mi modo de ver el problema está en el famoso cuento de Carroll, el cual tuvo múltiples versiones cinematográficas (hasta existe una olvidable y despojada de efectos especiales versión argentina realizada con actores). Recordemos que uno de los pocos fracasos animados salidos de la factoría Disney fue precisamente Alice in Wonderland, que evidentemente no maravilló a la platea infantil allá por 1951, época en que todo lo que estrenaba el querido Walt era un suceso de taquilla, y que increíblemente inició una mala época para sus largometrajes animados. Igualmente que en ese primer film animado, en la actual película lo que evidentemente provoca soporíferos resultados es el fantástico mundo imaginado por el autor del cuento, cuyos personajes son realmente insufribles. Se podría hacer un "índice de insufribilidad" (valga el neologismo) entre los diferentes esperpentos espantaplatea carrolianos (desde la bobalicona Alicia, el tonto conejo trajeado, el inefable sombrerero, el extraño gato sonriente, la vomitiva oruga fumadora, la boba liebre de marzo, la odiosa reina roja, los vomitivos huevos Dee y Dum, hasta las repelentes cartas de póker-soldados). La moraleja del cuento queda desdibujada ante tanta desmesura imaginativa. Y presento la prueba de que el problema principal son ESTOS personajes y ESTA historia, ya que la mayoría de las películas fantásticas con personajes estrambóticos han sido verdaderos éxitos y en ningún momento se las puede calificar de aburridas. Allí tenemos la saga de Harry Potter, el genial Mago de Oz, Laberinto, etc. y etc. El pobre Tim no pudo hacer mucho con esta historia maldita que cada vez que es llevada al cine lo único que logra es despertar un mortal aburrimiento, efecto plenamente logrado en las casi dos horas de película. Se extraña el mundo personal y genialmente fantástico creado por Burton en el Extraño mundo de Jack. Con Alicia no quedaba mucho por hacer, aunque dicho sea de paso, ésta se ajusta bastante libremente a la historia original y ni siquiera tiene el espíritu que le quizo imprimir su autor, que en la época en que la escribió ni siquiera existía el cine. Que fue hecha en 3 D, ¿y qué?, es sólo técnica y esos efectos no evitan que la película sea plomiza, aunque yo la vi en 2 D, ya que no abundan las salas con esa tecnología de proyección. Hasta puedo decir que prefiero al dibujo de Disney de 1951, que yo visioné por mis 7 años, y todavía recuerdo sus fantásticas canciones que tal vez eran lo mejor de la película (......me voy, me voy, si me hablan ya no estoy.....).

Hacía mucho que una película no me golpeaba en el estómago. Muy bien realizada, con un guión milimetricamente perfecto, y una tensión que crece hasta el tremendo final. Se merece un diez de puntuación por lo tremendamente efectiva que es en la búsqueda de lo inquietante.
Pocas películas hay tan logradas como ésta en cuanto a golpear tan contundentemente al espectador. Típica película americana, pero con recursos humildes copiados de la televisión que deja sin habla en su tramo final. Además es una sátira feroz del mundo de la tevé. Si bien lo que plantea no es real ni nunca llegará a serlo (creo), en un sentido más moderado refleja la realidad de la moral de la televisión actual y su lucha a cualquier precio y de cualquier modo por lograr un punto más de rating, aunque para ello se caiga en el golpe bajo más artero, la truculencia más abominable o la inmoralidad más inescrupulosa que se pueda imaginar. No es una obra de arte, pero está magnifica en la precisa alegoría de nuestra tóxica caja boba capitalista. En el sendero de una gran película como fue aquella genialidad precursora "Poder que mata", en su título en español. No se la pierdan, aunque no es apta para personas sensibles o impresionables, ya que logra convocar al espanto al desnudar el morbo que llevamos en nuestro espíritu los seres humanos.

Si la virtud de los films americanos es hacer creíble lo increíble, la especialidad de las coproducciones argentinas es hacer más increíble lo increíble (que es peor que hacer increíble lo creíble, pecado de una gran cantidad de películas argentinas).
Pobre Viggo, un gran actor al cual, está ampliamente demostrado en esta película, el hablar en argentino no le pega, convirtiéndolo en un actor inexperto e inseguro. El resto de los actores muy bien, al igual que la dirección y la imagen. Pero una vez más, falla el guión, el cual no tiene sentido por momentos. Para no hacerla larga, me pregunto en el spoiler:

Desde ya se darán cuenta que admiro a Spike Jonze cuyas dos únicas películas anteriores las considero una genialidad. El mundo de Jonze es extraño y lo que nos cuenta anda por el lado de las alegorías y el onirismo, la fantasía más desatada y la huída de un mundo, tal vez, demasiado adulto para él mismo. Sólo él podía contarnos esta fábula inclasificable en la que un niño es desnudado en sus escapismos y sus emociones más primitivas. Genial la crítica "El psicoanálisis por Sigmund Monster Freud", una de las más útiles descripciones de la profundidad de esta historia que no es fácil explicitar ni interpretar. No es película para niños, es verdad, pero tampoco es para adultos demasiado adultos, sólo puede gustarle a adultos que conserven un niño en su interior, es decir, que no hayan madurado lo suficiente como para aún tener arranques de ira, ser injustos, emocionarse con una melodía o con un amanecer, ser por momentos inmensamente crueles o fabulosamente solidarios, evitar que el pensamiento abstracto impregne su vida habiendo desterrado de ella los impulsos y los instintos, permitiendo que, en ocasiones, sean gobernados por los sentimientos y las emociones más desbocados y caóticos, donde la estructuración mental no los haya invadido totalmente. Tal vez ésa sea la clave para entender esta película.......dejar volar al niño que tal vez todavía tengamos adentro.......

No hay ninguna fantasía más allá del delirio escapista de una niña en delirio terminal, con un dejo de conciencia ante tanta sinrazón religiosa. Más o menos sutilmente o más o menos crudamente, el Opus Dei está pintado en forma hiperrealista. ¿Son así?, preguntará el que desconoce sobre el tema de esta agrupación religiosa......¡son así, y más!.
¡Existen el sectarismo, la separación brutal de las familias de numerarios y numerarias, la reducción a la servidumbre de las mujeres y la segregación del grupo de los varones, el aprovechamiento de los considerados inferiores, el racismo, el sexismo, la crueldad, el lavado de cerebro a todo aquel que caiga en sus redes, el dirigismo de la voluntad ajena, el masoquismo flagelatorio recomendado, la cerrazón mental, el interés económico, el robo de bienes ajenos de simpatizantes e integrantes bajo el pretexto de caridad y la hipocresía al más alto nivel, la mentira utilitaria desenfadada y sin el menor pudor moral (le llaman "táctita")!
Llegan a sacerdotes los varones que se muestran más dóciles e incapaces de discernir moralmente el bien del mal, los que mejor se adaptan a lavar mentes de jóvenes y a fanatizar desde un sitial de poder, por supuesto, universitarios que nunca ejercerán plenamente sus profesiones, o si lo hacen antes del sacerdocio, sólo lo harán por el bien de la "Obra" a la que están destinados a hacer prosperar en almas y bienes, los cuales deberán reproducirse como un virus infeccioso mortal (nunca moral).
Si hay algo que les parece útil no tienen el menor empacho en pedirlo en donación, y no se andan con chiquitas (muebles, casas, autos, fincas, empresas, lo que sea, por el bien de la "OBRA").
Lo que hacen con la pobre chiquita moribunda es típico de la táctica opusdiana: si hay que manipular, mentir, lastimar, fanatizar, apropiarse de la vida y de la muerte, lo harán sin el mínimo pudor o cargo de conciencia. Miren a lo que llevan a convertirse a la hermana, un muñeco fanatizado y sin corazón ni capacidad de razonar moralmente, por supuesto usando sucias tácticas como el robo o la ocultación. Miren cómo prohíben bajo el supuesto de un sacrificio religioso cosas tan simples como mirar un vestido, o, en mi caso, el mirar una película de cierto interés religioso.
En fín, esta película queda lejos de la caricatura de la Obra de El Código Da Vinci. Realmente es agudamente verídica la forma en que los pintan, dicho por alguien que los conoció por dentro, sin pertenecer al grupo de sus laicos consagrados.
Sigue en el spoiler por falta de espacio.