Escasas obras realizadas desde la ironía y la inteligencia desprenderán tanto cariño.
Pocos discursos harán justicia a las magnificas actuaciones.
Inmensa frustración ante un país que no desprende alfombras, allana caminos, coloca pedestales a genios como Cuerda.

Interesante, entretenida, buenas actuaciones, fotografía y efectos impecables pero que sean historias independientes deja sensación de que no han sabido crear una de más de cien minutos, de cierta escasez. Pero bendita escasez la de los Coen.

Siempre es interesante explorar campos desconocidos.Si en el camino se aburre al espectador, aunqe sea un poco, quizás habría que plantearse hacer documentales en lugar de optar por la ficción. No porque lo sean, aburridos, sino porque quien quiera verlo tendrá otra disposición al enfrentarse a la obra.
La pretenciosidad es una cuestión subjetiva pero algo más manifiesto es la poca tolerancia del país de origen para con la sexualidad y los derechos personales al rededor de ella. Realizar una película en un idioma que no le representa pero fimar la nacionalidad, no es un guiño al exterior, es una señal de la presuntuosidad. La otra es hablar de un tema complejo sin saber, aun consultando a expertos, y acabar en un quiero y no puedo. Quiero tratarlo con seriedad y respeto pero no puedo adentrarme, ni profundizar, ni cerrar nada de lo que pretendo abarcar sin éxito.
Aun así, comprendo que pueda resultar interesante a alguien.

No funciona. No es una cuestión de credibilidad, simplemente los personajes no encajan. La interpretación es decente, pero no crean un vínculo ni los casados, ni la historia paralela. Una anécdota basada en personajes que no consiguen transmitir credibilidad, no puede funcionar por mucha técnica y mucho mimo que pongas en el intento.

No hay duda de que es una buena producción; que Day_Lewis, inconmensurable, se proclama cono uno de los mejores actores de los dos siglos de su carrera; que el vestuario es exquisito y que la historia, mórbida (enfermos ellos, delicada la forma de contarla) tiene ese punto de originalidad y a la vez de maestría y, sin embargo, puede producir la dicotomía extraña de saber que has visto algo interesante pero que no te haya interesado demasiado la locura de ambos.