Nunca veremos un guión condescendiente con sus personajes, los cuales serán acribilllados y humillados constantemente por sus directores, sin compasión.

Que un tío se pajee en una serie de tv no es políticamente incorrecto, es una jodida afrenta al sistema en que vivimos, a la moralina barata de las series que nos inundan.

Que una tía, protagonista y uno de los pilares de esta producción, tenga una aventura lésbica, fortalece la impresión de que la serie se sale, afortunadamente, de lo convencional.

Que sea cualquiera que sea la situación, siempre la caguen, es una frikada cojonuda.

Malena Alterio y Javier Gutiérrez son una pasada. Una gozada. Sus actuaciones son tan jodidamente buenas que casi llegan al orgasmo interpretativo.

Y, aunque en el capítulo final se nos sigue mostrando a un Javier Gutiérrez patético -la exposición de fotografías en el colegio-, los guionistas terminan por claudicar y dejarnos un futuro más o menos esperanzador para nuestra sufrida pareja en forma de un embarazo.

El meollo está en el agua de un pozo. Unos descerebrados están experimentando con setas y alguna sustancia muy tóxica y para ello necesitan agua. Utilizan la del pozo que hay en la zona de acampada, infectándola y provocando que su contacto cause síntomas similares a la rabia en animales y que también son devastadoras en humanos.

El enfrentamiento es inevitable.

Dos personalidades totalmente enfrentadas. La de un experimentado hombre, curtido en batallas, defensor de unas máximas patriotas y la de un joven idealista, desengañado con su país y contrario a las guerras.

El primero es amargado y rencoroso, el segundo huye de su pasado.

A ambos les une la guerra de Vietnam, uno por la pérdida de un hijo y otro por su deserción.

Éste será el motivo para desencadenar el inevitable enfrentamiento.

Ya en la parte final de la cinta:
- ¿Y si le pegamos un tiro al capitán japonés? -pregunta Caine a Robertson-
- ¡¡Buena idea!! -contesta el americano-
Así que, dicho y hecho. Caminan menos de cien metros hasta toparse con las narices del mismísimo japonés, increible.
Un ejército de japoneses incapaces de encontrar durante días y en "su" selva al comando, pero sin embargo el Caine y el Robertson localizan al capitán japonés en menos de un minuto. Lo dicho, increible.

PD: Valorar positivamente que por una vez nos muestren al otro bando más compasivo con sus rehenes que al de los "buenos".