El lobo de Wall Street es un veloz thriller made in Scorsese. La primera hora de película, te lleva a ritmo de ametralladora por los recursos del Scorsese de "Uno de los nuestros" o "Casino", vamos en el de los 90, pero con más revoluciones, como si estuvieses esnifando tanta cocaína como nuestro amigo Leo, una especie de maniaco superficial obsesivo y muchas veces divertido. A mi la narración de la película, o tal vez el término que alguien menciona "Masters del Universo" me recuerda a las novelas de Tom Wolfe. Como sabemos se trata de, como dicen ellos: "the rise and fall" de este famoso Lobo de Wall Street. La película es tan excesiva en todos los sentidos que a veces casi recuerda a la típica comedia gamberra de instituto americano, buscando una última vuelta de tuerca improbable. No hay duda de que en las películas de Scorsese hay un elemento de comedia. Pero ese humor es muy negro y muy nihilista. En definitiva, a nuestro amigo Scorsese le gusta la estética de la vida, pero de la raza humana hace mucho que esta desengañado. Al menos a mi me deja esa impresión. Es un cine muy Pulp, aunque Tarantino cree en las hadas, y Scorsese cree en un mundo de crimen. En fin, arrolladora película, y también disfrutable. Pero cojones, Martin me tiene preocupado.

Ya se ha dicho todo sobre esta serie. A mi personalmente no me llega demasiado; es un pastel que busca demasiado complacer a un público masivo. Para alguien con espíritu crítico, la serie se queda corta, aunque tenga algunos logros etc. Lo que me parece ridículo, es que personajes como el hermano mayor (Pablo Rivero) muestre su cuerpo, obviamente de gimnasio, cuando en esa época no existía ni una sola persona con esas características físicas tan de estos tiempos actuales.

Esta película me dejo sorprendido por lo floja que es. Eso sí, posee la frase mas impactante y absurda que he odio en el cine:
Daniel Day a DiCaprio en un antro: "¿Qué pasa, es que acaso se te han quedado los labios pegados por el jugo de coño?" Absolutamente inaudito.

Eastwood es un mujeriego ayudante de sheriff de Arizona que viaja a Nueva York con el propósito de trasladar a un prisionero. Secuencias de acción, persecuciones, y lo mejor, las divertidas secuencias de galanteo con una policía local. Destaca una secuencia donde Eastwood se adentra en la noche hippie del nueva york de los 60, psicolelia y luces por todas partes, y él con su sombrero de cowboy y sus botas. Llega donde la chica que estaba buscando--acompañada por dos macarras-- y, después de unos diálogos memorables, se ve obligado a darles unas cuantas hostias.
La he visto varias veces desde que era niño, pero la última vez me sorprendió lo buena que es. Yo quiero ser como Coogan.

Esto debería ser una película que entretiene. Pero conmigo, a mi pesar, no lo han conseguido. Se trata de un argumento muy poco creible, y con una gracia muy escasa. Es un producto más que sale dentro de un mundillo hermético de productoras y actores, siempre los mismos dando vueltas en su gremio. En este caso la película carece de fresura, y sobre todo carece profundamente de corazón. Esta completamente vacía, es una especulación mecánica, sin riesgo. Pobres hombres los que la han hecho posible jajaja. Seguro que lo vuelven a intentar, es su gremio. En el fondo es un trabajo como cualquier otro. Cualquiera podría hacerlo así, o pero aún.