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Críticas de IvánPérez
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Críticas 93
Críticas ordenadas por utilidad
8
27 de mayo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno se dispone a ver una película de David Lynch, espera ver un espectáculo de rarezas y mundos oníricos, donde la metáfora es el hilo argumental, y tus propias conclusiones son el desenlace.
El hombre elefante es, de todas las que he tenido oportunidad de ver, la película más normal de este extravagante director, algo que me sorprendió después de haber visto su primer largometraje, Cabeza Borradora, en la que Lynch no se corta un pelo a la hora de mostrar todo su arsenal de rarezas.


El circo ha llegado a Londres, y con él toda una congregación de los llamados "freaks", esos monstruos de feria que servían para entretener a las masas. El cirujano Frederick Treves se topa con la rareza más grande de este circo: el hombre elefante. Se trata de un joven con una malformación de nacimiento que le hace asemejarse con un elefante, o eso dice su "dueño". Trever decide ayudar y analizar a este pobre joven, sin saber que lo conducirá a otros males parecidos a los que ya vive.


Estamos, según dicen, ante el mejor papel de Anthony Hopkins, al que todos recordaremos para siempre como Hannibal Lecter. El personaje de Hopkins, ese cirujano que quiere ayudar a toda costa a John Merrick, nos provoca un bienestar irreal, al creer en la bondad de las personas. Es cierto que un médico debe servir al enfermo, pero nos solemos encontrar, en historias basadas en esta época (siglo XIX), médicos crueles que lo único que les interesa es el estudio, haciendo barbaridades con sus pacientes. Es muy extraño que Lynch meta a este personaje tan bondadoso en su obra, ya que sus protagonistas se suelen mover por motivaciones mucho más oscuras y primarias. Hopkins hace muy creíble al personaje con su actuación, muy comedida en la mayoría de los casos, y nada sobreactuada, cosa más normal en él.


Nuestro deformado protagonista está interpretado de manera espectacular por el gran John Hurt, rosto conocidísimo del cine, y al que los Whovians adoramos por su interpretación de The War Doctor. Hurt, a pesar de la prótesis inmensa que lleva encima, nos transmite tanta ternura que nos provoca la emoción en varios momentos de la película. Esa capa de maquillaje, hecha con un molde del rostro del Merrick real, no impide vislumbrar esa mirada tan característica y carismática de Hurt. Esta actuación le impulsó como actor de renombre y le valió una nominación a los Oscar por mejor actor; Oscar que acabaría ganando Robert De Niro por Toro salvaje.


Al igual que pasa con la mirada de Hurt bajo esa capa de maquillaje, la dirección de Lynch también se atisba a pesar de esa normalidad o costumbrismo nada característico de su cine. Encontramos a Lynch en la naturalidad de los personajes y, sobre todo, en ese ritmo tan típico de su cine más reconocido, que a su vez sería el ritmo más común en el cine de finales de los noventa, época en la que viviría su mejor momento, hasta llegar a Mulholland Drive, la que consideró es su mejor pieza. Así como en la estupenda banda sonora, compuesta, como en todas sus películas, por él mismo.


Si he de poner una queja a esta película es el tratamiento de la masa obrera, analfabeta, que vivía en el Londres que nos narran. Parece que Lynch está más apegado a las altas esferas, la élite intelectual y cultural, pues aquí son los que tratan a nuestro protagonista de la mejor manera posible, aunque con reticencias. Mientras que el vulgo lo apalea y lo insulta cada vez que tiene ocasión. No sé hasta qué punto esto es una burla a la sociedad inculta o iletrada y un alzamiento de los altos estamentos.


Me he llevado una gran y grata sorpresa con esta película; por un lado porque me esperaba algo más Lynch, y por otro porque, a pesar de no parecerse al resto de su obra, es una obra ejemplar y que todo amante del cine debería ver.

Para finalizar me gustaría dejar un consejo: Stop bullyng a la gente con deformidades monstruosas. Que sean feos no te da el derecho de pegarles con tu bastón.

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IvánPérez
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8
15 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película cuenta la histora de Jay, un joven aristócrata escocés que se dirige al oeste en busca de su amor, Rose. Un forajido le ayudará en esta búsqueda a cambio de un puñado de dolares. Aunque al parecer, dicho forajido tiene una intención oculta.
Como hace tanto que no escribo una crítica, ya no recuerdo muy bien mi procedimiento estructural. Así que empezaré de cero en este sentido, y os hablaré de lo que vaya surgiendo.
Iremos de menos a más, siendo menos el reparto y más la fotografía/dirección.
La película se centra principalmente en los dos protagonistas principales, Michael Fassbender y Kodi Smit-McPhee, este segundo más desconocido pero con una proyección tremenda. Lo veremos próximamente en la nueva X-Men (que tiene muy mala pinta).
Kodi Smit-McPhee hace un papel bastante parado, aunque muy bien interpretado dentro del mismo. Muestra esa inocencia y pasividad de los aristócratas de la época, al confiar en casi todo el mundo, si no a la primera, a la segunda. Esta confianza le lleva a quedarse con el culo al aire (literalmente) en más de una ocasión. Esta inocencia también se plasma en flashbacks que nos cuenta su historia de amor hacia Rose. Buena interpretación de este joven actor.
Aunque su interpretación queda totalmente eclipsada por el gran Fassbender que, una vez más, vuelve a hacer un papelón. Si sigue acostumbrándonos a esto, estará sometido a mucha presión. A la mínima, iremos al cuello, cuidao.
Fassbender interpreta a un caza recompensas que, en un principio, parece que tiene una doble moral. Por un lado, quiere conseguir el dinero de una recompensa de la que no hablaré para no estropearos la trama. Por otro, parece que quiere ayudar a Jay a conseguir a su amada. Con el paso de la historia, vamos viendo realmente sus intenciones. Este personaje está muy bien creado pues, como me comentaron durante la película, en un principio parece que no tiene moral y que solo quiere el dinero, hasta que, poco a poco, vamos descubriendo otra cara de su personalidad. Fassbender hace muy bien casi cualquier papel (Magneto, never forget).
En cuanto al resto del reparto, hay pocos personajes más que destacar.
El personaje de Rose tiene un sentido muy claro, que es que sea el objetivo de la aventura. Mientras que los demás forajidos que parecen por el camino de nuestro enamorado, solo están para añadir el contrapunto malvado al forajido protagonista, Fassbender. Aunque sí que añaden trasfondo y contexto a la historia.
Y ya que estamos, pasemos a la historia en sí.
La búsqueda del amor es algo muy trillado y visto ya, sin embargo en esta película le dan una vuelta de tuerca, resultando una historia muy original, y bastante bonita en muchos momentos. No soy mucho de Westerns, me aburren por lo general (menos Django, porque Tarantino es el amo), pero en este caso he estado bastante entretenido en todo momento, en parte por las actuaciones, y en parte por todos los elementos contextuales que aparecen—como comentamos ayer entre los que la vieron conmigo—, sin que te des cuenta, de manera sutil.
Así comprobamos las distintas nacionalidades que convivían por todo Estados Unidos. Algo que me hace hablar de ciertos políticos que están ahora de moda, que intentan demostrar que esa parte del mundo es suya... No diré nada más al respecto.
Otro de los detalles más importantes, y que más comentamos ayer, es cómo tratan la violencia. Esa cotidianidad a la hora de matar, algo que hacen sin pestañear, a pesar del escándalo que forma el revolver cada vez que es disparado. Bonito contraste. Sonoro para el espectador. Inaudible para los personajes. El final es buena muestra de ello. No contaré mucho para no estropearos nada (mis amigos lloraron).
Y así llegamos a lo más destacado de la película, su fotografía y dirección.
Los planos de las colinas y bosques de América Nueva Zelanda son espectaculares. Es cierto que estos lugares es fácil que la película te quede más bonita. Pero los juegos de cámara que el director nos brinda sacan todo el provecho posible a la escena.
Un detalle a destacar son las tomas "traveling", que en todo momento van hacia la izquierda, hacia el oeste, lugar al que se dirige el protagonista.
En definitiva, una película muy bonita, original y entretenida, con unas actuaciones muy buenas, destacando Fassbender.
Recomendada para todo tipo de público.


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IvánPérez
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8
4 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine español pasa por un momento dorado, y con películas como esta se demuestra. Javier Ruiz Caldera nos trae una comedia de acción de lo mas original en nuestro cine, y cuyas claves vamos a desengrosar a continuación:

Anacleto lleva muchos años siendo espía, lo que le ha llevado a crearse múltiples enemigos. El más peligroso de ellos, Vázquez, ha escapado de la prisión con la amenaza de ir a buscar a su hijo. Anacleto debe protegerlo a toda costa, con la dificultad añadida de que este, es un poco panoli.

Directa y original

Este tipo de tramas son muy difíciles de encontrar en el cine español, y en esta película le sacan el máximo provecho de manera muy directa.
Andarse con tapujos es algo muy común en el cine de aventuras y acción. Las películas siempre dan rodeos para que no pase lo que tiene que pasar. En Anacleto encontramos todo lo contrario. Escenas tan directas que, a veces, chocan al no ser esperadas. Y eso es muy bueno.

Personajes llenos de carisma

El trabajo actoral es fabuloso. Nos encontramos ante uno de los elencos más completos en una película de estas características. Cada uno de los personajes principales es destacable, sin olvidarnos de más de un secundario.
Los máximos protagonistas, Imanol Arias y Quim Gutierrez, realizan una pareja de ensueño. Padre e hijo se compenetran en todo momento, creando escenas de acción trepidantes, y escenas de humor desternillantes.
Pero si hablamos de humor, he de destacar a la otra gran pareja ficticia: Berto Romero y Alexandra Jiménez, que hacen de los típicos hermanos que siempre están picándose uno a otro. Ambos están en un punto de su carrera que no para de subir, mejorando con cada película que hacen. Berto llegará muy lejos.
No podemos olvidar al malo de la película, el antagonista perfecto para Anacleto, el malvado Vázquez, interpretado magistralmente por otro de los actores en ebullición, Carlos Areces, que borda cada papel.
Como ya he comentado, un reparto excelente en el que también encontramos apariciones de Rossy de Palma, José Corbacho, Andreu Buenafuente o Sílvia Abril.

Tópicos, pero no topicazos

El género de acción debe beber de unos ingredientes esenciales: un protagonista perfecto, engreído, chulito y vividor; un compañero torpón pero con carisma; una chica a la que salvar y conseguir su amor; y, por supuesto, un gran malvado que quiera destruir el mundo.
Anacleto coge todos estos tópicos del cine de acción y los usa a su manera, dándole la vuelta en muchas ocasiones y sorprendiendo con giros inesperados que, aún siguiendo la estética de la acción más ochentera, rompe moldes y crea una nueva forma de ver este género.
Un trabajo espectacular tanto del director, con unas escenas vertiginosas que te hacen no aburrirte en ningún momento de la película; como de los guionistas, que te mantienen en vilo con chistes muy originales y giros en la trama sorprendentes.

El Blockbuster español

Todos estos ingredientes hacen de Anacleto un blockbuster a la española. Una de esas películas destinadas a llenar salas como lo hacen las grandes superproducciones de Hollywood, pero sin perder nunca el sello español, con el que juegan muy bien.
Con este tipo de películas sí se puede revitalizar el cine en España, y devolver a la gente las ganas de ir a ver una película a una sala de cine. Algo que una ley nunca conseguirá.

Curiosidades:

En la primera aparición de Vázquez podemos ver unos bocetos y dibujos del cómic de Anacleto. Estos bocetos son originales de la editorial Bruguera.
Entre los múltiples guiños al tebeo, podemos encontrar el salto del puente de Correos. En sus aventuras viñetadas, Anacleto siempre conseguía salir ileso de ese tipo de saltos.
Frases:

«Anacleto nunca falla.»
Mi puntuación: 8/10

http://fotogramayalfondo.blogspot.com.es/
IvánPérez
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10
31 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo el que haya visto alguna película de Wes Anderson es capaz de reconocer ese estilo que le caracteriza. Cuando me recomendaron Moonrise Kingdom, mis expectativas estaban por todo lo alto, y cuando ví la película me llevé una pequeña decepción. A pesar de esto, el estilo tan peculiar de este director me encandiló y volví a darle una oportunidad con Los Tenenbaums, más por su reparto que por el propio director. Esta película me gustó un poco más, aunque aún no me terminaba de convencer el ritmo tan pausado de las múltiples historias que se entrelazaban en cada película.
Hasta que llegó Viaje a Darjeeling y me enamoré del cine de Wes Anderson.
Con El Gran Hotel Budapest, Anderson consigue mucho más que con cualquiera de sus otras películas. Entre otras cosas, una nominación a Mejor Película en los Oscars y, a raíz de esto, llegar a un público mayor.
Zero Moustafa consigue un nuevo empleo como botones del Gran Hotel Budapest, apadrinado por el conserje de este, Gustave H., y entre ambos nace una historia de gran amistad. La relación de Gustave H. con sus clientas es muy estrecha, tanto es así que cuando una de ellas muere, le deja a Gustave un valioso cuadro en herencia. Cuando la familia de la fallecida se entera, en concreto su hijo mayor, prohíbe que esta herencia se realice e intenta esconder el cuadro. Gustave, con la ayuda de Zero, robará el cuadro que le pertenece, lo que desembocará en un sinfín de problemas para estos.
Pasemos a comentar las claves de esta obra maestra:
Historia fresca y original
Cuando uno lee el título de una película, empieza a intentar desarrollar en su mente una sinopsis y, a raíz de esto, determina si la película le puede gustar o no. Con el Gran Hotel Budapest, como me comentó un amigo, puedes llegar a pensar que la película va a tratar sobre cosas aburridas de hoteles, cuando la realidad es todo lo contrario.
Nada más comenzar, vemos como el narrador nos cuenta una historia de alguien que, a su vez, le contó otra historia, que es la historia principal de la cinta. Este recurso es muy oportuno, cualquier detalle que se aleje de la realidad, tiene la escusa perfecta de que el narrador es aquel que escuchó la historia, y no quién la vivió.
La relación de los dos protagonistas es tan entrañable, sincera y cercana que nos transmite muy buenas vibraciones y nos hace querer que todo le salga bien a esta peculiar pareja. Una característica del cine de Wes Anderson es, que a pesar de los múltiples embrollos en los que los protagonistas se ven inmersos, estos siempre suelen salirse con la suya de manera casual, lo que conlleva a un final feliz.
Todo esto, sumado a que cada uno de los personajes tiene una historia interna que se aprecia casi al instante nos hace ver lo original de esta.
Un personaje, una historia
Y es que, como decía, cada personaje, ya sea principal o secundario, denota una historia interna que le da personalidad. Incluso aquellos personajes que salen como simples cameos, tienen atisbos de esto.
Los protagonistas, Gustave y Zero, hacen una magnifica pareja. La interpretación de Ralph Fiennes como Gustave es genial, pero la palma se la lleva Tony Revolori como Zero, ese botones inocente y obediente que consigue ganarse el corazón del espectador. Una gran descubrimiento este actor, que borda un papel nada fácil, al estar a la sombra de un gran actor como Fiennes.
Adrien Brody encarna al hijo de la fallecida —a la que da vida(o muerte), Tilda Swinton—, y lo hace redondo. Este actor no me convencía en un principio, pero parece que en el mundo de Wes Anderson encaja a la perfección. Su secuaz y matón, al que interpreta el emblemático Willem Dafoe, nos causa en algunos momentos risa, y en otros miedo, mucho miedo. La expresión de este actor es un punto a favor del personaje, ya que la cara de Dafoe es espeluznante de por sí.
Saoirse Ronan interpreta al primer amor de Zero. Esta actriz que está empezando a despuntar, es perfecta para el estilo de Anderson, pues su estética encaja perfectamente con el estilo de este. Su interpretación consigue enamorara tanto a Zero como al espectador.
En cuanto a los cameos, característicos en las películas de Anderson, podemos encontrar a rostros comunes de el universo Anderson como Jason Schwartzman, Owen Wilson o el genial Bill Murray. Pero también encontramos nuevos rostros como Jude Law, Jeff Goldblum, Léa Seydoux o Edward Norton, que tiene un poco más de papel que el resto de cameos.
Todos estos cameos no significan otra cosa que este peculiar universo de películas creado por Wes Anderson, cada vez se agranda más, y en un futuro podremos ver a estos grandes rostros como nuevos cameos o incluso protagonizando las nuevas ideas de este genial director. Y eso son buenísimas noticias.
La imagen como gran protagonista
Llegamos al punto más fuerte de esta, y todas las películas de Wes Anderson: la imagen.
El estilo visual de Anderson se ha convertido en marca de la casa, necesitando una simple imagen para adivinar que una película es suya. Este estilo, aparte de caracterizar al director, deleita a todos los sentidos prácticamente en cada toma.
En esta cinta, Anderson añade más recursos a los ya acostumbrados.
Como siempre, tenemos esos planos secuencia donde la cámara se va moviendo en horizontal siguiendo al protagonista, creándonos la sensación de estar ahí con él.
Por otro lado, esas escenas donde la cámara se encuentra fija, enfocando toda la atención en el centro de la imagen, están, como siempre, llenas de belleza y perfeccionismo.
El uso de maquetas para mostrarnos los hoteles nos da la impresión de estar viendo una película de animación, algo que contrasta con el estilo cómico y aventurero de la película. El trabajo de crear estas maquetas me parece asombroso, y la idea de usarlas, muy original.
Una obra maestra, que me vuelve a incrementar las ganas de ver más de este director, y que recomiendo arduamente a cualquiera que disfrute con el cine.
IvánPérez
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7
9 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que vi el genial cortometraje 7:35 de la mañana, me empecé a interesar por Nacho Vigalondo. Con su primer largometraje, Los Cronocrímenes, Vigalondo demostró que era un gran director de ciencia ficción, y yo me hice fan absoluto de su obra. La primera incursión de Vigalondo con estrellas de Hollywood quizás no haya tenido todo el éxito o repercusión que un director de su talla merece, pero aún así muestra la gran originalidad de la que este impregna todas sus películas.
Vayamos por partes.
Nick, un joven bloggero, fan acérrimo de Jill Goddard, una estrella del cine, gana un concurso en el que podrá conocer a su ídolo y cenar con ella. Mientras espera para recibir su preciado premio, Nick es contactado por un hombre misterioso que le habla a través de la pantalla del ordenador. Este hombre hará que su noche sea muy distinta a lo que él esperaba.


Nick está interpretado por el gran Elijah Wood, que se lleva prácticamente todo el protagonismo de la cinta al estar en la pantalla el 95% de esta. Elijah Wood es capaz de asumir esta responsabilidad y realiza un papel bastante redondo, en el que muestra más de una faceta. Esa mirada penetrante me hipnotizará para siempre.


En el papel de Jill, tenemos a la ex-actriz porno Sasha Grey. La interpretación de Grey no es muy destacable: aunque su papel no requiera mucho, en ciertos momentos se nota su inexperiencia a la hora de interpretar ciertas escenas; sobre todo la escena inicial y alguna de las finales, donde se le nota muy descolocada.


Como el «villano» de la cinta es un secreto hasta los momentos finales de esta, no desvelaré nada para que así lo podáis disfrutar.


En cuanto a la dirección, destacar la originalidad tanto de la historia como de la manera en la que esta contada, a través la pantalla de un ordenador y sus distintas ventanas. Esto limita un poco el campo visual, pero así el director consigue hacernos ver solo lo que él quiere que veamos. Me parece un gran acierto por parte de Vigalondo, que siempre innova en estos aspectos.


El ritmo es frenético desde los primeros compases de la película, y esto hace que no despegues los ojos de la pantalla ni el culo de la silla (o cualquier otro asiento en el que acostumbres a ver cine) en ningún momento de la película, salvo quizá en la resolución final, en la que el estilo usado es un poco extraño y difícil de captar. Este ritmo te hace pensar, en algunos momentos, que estás dentro de un videojuego, por las similitudes de algunas escenas con algunos de estos muy conocidos.

El aspecto más negativo sería la perdida de realismo que sufre la trama en un momento de la historia al introducir elementos de la ciencia ficción que no te esperas en la película, más propios de la saga de James Bond o Misión Imposible. Quizás sin estos elementos, la película habría sido mucho más creíble para todo aquel que no tuviera mucha idea de informática.

La película nos muestra la de barbaridades que se pueden hacer con un ordenador y la de barbaridades que es capaz de hacer la gente cuando se obsesiona. En estos dos aspectos, la película es sobresaliente y te hace reflexionar bastante.

Si eres fan o de la ciencia ficción o de Vigalondo; si te gusta la informática o la fotografía; o si te da curiosidad ver a Sasha Grey fuera del porno, te recomiendo esta película, pues pasarás un rato muy agradable. Si quieres pasar un rato espectacular, te recomiendo Los Cronocrímenes.
Espero que el futuro de Vigalondo sea tan brillante como yo lo auguro, y que esta primera toma de contacto con Hollywood le sirva para ganar fama y contactos y pronto veamos grandes superproducciones a cargo de este gran director.

Una curiosidad: En los primeros minutos podemos ver los cameos de Carlos Areces y Raúl Cimas, actores que estuvieron en la anterior película de Vigalondo, Extraterrestre.

Una frase con la que me quedo: «Ella canceló la cena.»

Lo mejor: El ritmo y la originalidad, así como la interpretación de Elijah Wood.
Lo peor: La perdida del realismo.

Mi puntuación: 7/10

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IvánPérez
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