Aceptable serie de televisión pero resulta insufrible y no le llega al borde del disco de metal donde se guarda el rollo fílmico, a la película del mismo título dirigida por Richard Fleischer (USA 1954).

Cuenta la famosa historia de aventuras y ciencia ficción que escribió el autor francés Julio Verne acerca de un tal capitán Nemo y su maravilloso submarino con el que recorría los fondos marinos y vivía bastante al margen de la sociedad de su época.

No obstante, en esta versión de Rod Hardy hay un romance bonito entre el joven científico y la hija del capitán Nemo que tiene su punto culmen en estas palabras que ella le dice sensual y sexualmente muy receptiva a su amado: "Una mujer se entrega o no. Las únicas mujeres que son seducidas son las que no desean que las vean entregándose."

También tiene bellas imágenes de auroras australes que los viajeros del submarino Nautilus puedes presenciar embelesados cuando unos días que pasa en la superficie durante unos reparaciones al submarino entre los bloques helados de las agua próximas al Polo Sur.

Una aurora polar se produce cuando una eyección de masa solar choca con los polos norte y sur de la magnetósfera terrestre, produciendo una luz difusa pero predominante proyectada en la ionosfera terrestre. Es decir, las auroras polares ocurren cuando partículas cargadas (protones y electrones) son guiadas por el campo magnético de la Tierra e inciden en la atmósfera cerca de los polos. Cuando esas partículas chocan con los átomos y moléculas de oxígeno y nitrógeno, que constituyen los componentes más abundantes del aire, parte de la energía de la colisión excita esos átomos a niveles de energía tales que cuando se desexcitan devuelven esa energía en forma de luz visible de varios colores.

Animación para adultos muy adultos, digo esto porque algunas de sus escenas son demasiado horrorosas y asqueantes. Por ejemplo, tras esplosionar sobre Hiroshima la bomba atómica arrojada por EE.UU. se ven japoneses con los ojos desprendiéndose de sus órbirtas, a madres con sus niños asados, la recogida de los cadáveres que casi revuelve el estómago, etc., etc. Son dibujos animados bastante desagradables y sin la estética y el encanto de la película de animación posterior, basada en el mismo tema y también con niños como protagonistas, "La tumba de las luciérnagas", dirigida por Isao Takahata (Japón 1988); no obstante merece la pena verse a pesar de su crudeza al mostrar el horror de la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.

Esta película es ciertamente curiosa, en parte porque ensaya el género de musical en escenas de dramatismo espeluznante. Por supuesto el filme no es convencional, para algunos críticos ya es considerada una obra de arte a distinguir. Desde mi punto de vista, gusto y criterio de entendido en arte cinematográfico, no la consideraría entre las 400 mejores películas de la historia.

Película intimista, donde sobresale la fidelidad a los favores recibidos, la homosexualidad, el amor sin adjetivos, "sólo amor" (aunque aquí se representa en trío, dos hombres y una mujer bien avenidos) de un muchacho que en principio se queda solo sin familia y va desarrollando sentimientos amorosos plurales, desde el mismo seno de la familia donde es acogido, con otro joven de su misma edad.

Película sentimental y delicada donde detaca SÓLO EL AMOR, más allá de las formas convencionales o habitualmente más canalizadas de expresarlo. Una película que a los homosexuales del género que sean, les llenará profundamente.

La fotografía es muy buena, así como la interpretración de Colin Farrell.

Se pasa una hora y algo de cine de tensión, peripecias de un piloto del ejército USA en la Guerra de Vietnam que cae derribado, es hecho prisionero en Laos y a partir de ahí lo mucho que tiene que sufrir para poder sobrivivir y escapar.

No obstante, como todas las películas de Werner Herzog, ésta también carece de chispa.