Me parece una historia magnífica para rodar un corto. ¿Y qué han hecho con ella? Un largometraje de hora y media tremendamente aburrido. No sé ni cómo he aguantado hasta el final.

La idea en sí me parece muy interesante, y tiene un buen puñado de escenas que me han gustado mucho, pero el conjunto de la obra no me ha dejado para nada buen sabor de boca. No obstante, sí que ha habido momentos en que me he visto inmerso en la película, y hasta ha conseguido transmitirme emociones de tristeza o alegría según lo que ocurra a los camellos protagonistas en el momento en cuestión, pero nada de eso es suficiente en una película donde el tedio es la sensación predominante en el espectador.

La película comienza con una parte de unos 15 o 20 minutos bastante aburrida en la que se nos presenta a la protagonista, una taxista, y a algunos personajes secundarios. Después de ese suplicio ya comienza lo bueno y merece la pena aguantar hasta entonces, porque la película se convierte de repente y sin avisar en un trepidante thriller de los que te tienen con el corazón en un puño y los nervios a flor de piel. Y entonces de golpe vuelve a cambiar de género, convirtiéndose en un drama, que es como yo calificaría a la película en conjunto, y resulta que el thriller no era más que una excelente introducción para lo que de verdad importa. Esa parte dramática ya es del montón. Se deja ver, sin ser nada del otro mundo. La película tiene, por tanto, una cantidad considerable de altibajos.

El fallo más gordo del filme es la cantidad de casualidades que ocurren y hacen posible el desarrollo de la historia. Son muchas y muy improbables. ¿Alguien pretende que nos creamos que pasa todo eso? Una o dos casualidades cuelan, pero tantas... lo único que se consigue con eso es restar credibilidad y verosimilitud al guión.

Pero a pesar de sus defectos hay una razón que justifica por sí sola el visionado de la película. Y esa razón se llama Zhou Xun. La joven costurera chi... esto... la joven actriz china es capaz de transmitirnos con una naturalidad bestial toda una serie de sentimientos a lo largo del metraje. Terror, amor, alegría, tristeza y mucho más. Lo hace tan bien que parece que no actúa. De verdad que incluso si la película fuera malísima merecería la pena verla sólo por la actuación de Zhou Xun. Podría escribir miles de palabras alabándola y aun así no le haría justicia, así que lo resumo en una frase: todo lo bueno que se pueda decir de la actuación de una actriz puede decirse de la suya en esta película. El mismo año de esta se habló mucho de Kate Winslet por El lector y Revolutionary Road, de Penélope Cruz por Vicky Cristina Barcelona, de Marisa Tomei por El luchador, de Meryl Streep por La duda y de muchas otras más. Pues una cosa os digo. He visto todas esas películas y sin duda sus interpretaciones rozan la perfección, pero si me quedo con una única actriz de todas las películas que se hicieron en 2008, esa es Zhou Xun.

Con un reparto coral, hay multitud de personajes y tramas secundarias, lo que puede llevar a confusión al no saber exactamente quién es quién más allá de los 7 u 8 más importantes, que, eso sí, están muy bien definidos. El mejor: el organizador de la boda. Impagable.

Aunque el tono general es cómico, la directora Mira Nair ha sabido incluir con acierto escenas de lo más dramáticas, incluyendo el peliagudo tema del abuso de menores sin que desentone lo más mínimo.

En conjunto deja un sabor agridulce, aunque por suerte hay más partes dulces que "agris".

James Cameron vuelve a estrenar una película de ficción tras 12 años de silencio en este campo (aprovechó el letargo para hacer 3 documentales, entre otras cosas), y lo hace a lo grande. A día de hoy es dificilísimo inventarse una historia que resulte original. ¿Cómo lo soluciona? Muy sencillo, cuenta algo que ya hemos visto mil veces (de hecho Avatar es prácticamente lo mismo que Bailando con lobos o El último samurái) de manera totalmente diferente, para que parezca algo fresco y nuevo, desarrollando de maravilla la historia, construyendo todo un mundo de manera perfectamente convincente, sin ningún cabo suelto, en el que todo encaja a las mil maravillas (en este sentido Pandora no tiene nada que envidiar al universo de Lucas de Star Wars y queda casi al nivel de la mismísima Tierra Media de Tolkien, que en este aspecto es lo más perfecto que se ha hecho nunca) y creando magníficos personajes. Y funciona. Vaya si funciona. Lo único malo de esto (y única pega de la película) es que el desarrollo de la trama resulta tremendamente previsible y el conjunto es bastante típico en el fondo, que no en la forma, pero nada de eso importa, ya que no deja ni un segundo de respiro al espectador y el filme se pasa volando.

Me temía que sólo se hubiera preocupado por lucirse mostrando su poderío visual, pero nada más lejos de la realidad. Desde luego, es espectacular, pero es mucho más. Es también emotiva y de una belleza pocas veces alcanzada en otras películas. Es, en definitiva y sin ninguna duda, una de las mejores películas del año.

2 años antes de empezar su famosa trilogía de la venganza, Park Chan-wook dirigió esta película con dos partes diferenciadas. Por un lado tenemos la investigación, y por otro los flashbacks en los que vamos viendo lo que ocurrió y preguntándonos como pudo desembocar en varias muertes algo que no tiene pinta de tener un final violento.

En cuanto a esas partes, la de la investigación es magnífica. La de los flashbacks, no tanto. Desde luego son necesarios, pero en mi opinión están más alargados de la cuenta, lo que hace que el ritmo decaiga un poco en ocasiones. Nada serio, pero no deja de ser un defecto.

Los actores están geniales, sobre todo Song Kang-ho (¿alguna vez no lo está?) y Lee Young-ae. No quiero desmerecer la labor de los demás, pero ellos dos sobresalen.

Park Chan-wook aprovecha además la ocasión para invitar a la reflexión sobre la estupidez del conflicto de las dos Coreas, y la verdad es que al ver la película no he podido evitar preguntarme si no hay una solución pacífica y si no querrán probablemente la mayoría de los coreanos estar unidos.