Tercera entrega de Charlot y cada vez superándose. Mejor que otras apariciones del personaje con andares de pato y bastón fino, esta vez con argumento, Charlot va embriagándose en la recepción de un hotel y atacando a toda mujer que pasa por ahí. Y una vez que pasa esto el protagonismo pasa a Mabel, clienta de una habitación que sin querer sufre varias desventuras por el mero hecho de estar jugando con su mascota y salirse la pelota de su perro y cerrarse la puerta de su habitación. Una vez esto (y recordando el pudor de la época y un pijama que se le ve menos o nada de su cuerpo) Mabel intenta taparse y por eso comienza toda la historia. En resumen y para los que siguen al genio de bigote y bastón es una film mejor que los anteriores y donde tiene algo de trama aunque Charlot en esta trama sólo tenga el papel de borracho

Tiene todos los elementos que caracterizan las películas de terror
adolescente: asesino que no atiende a razones, sangre, persecuciones,
puertas que siempre se abren bien excepto cuando te persigue el
asesino...vamos que tiene momentos de tensión y sustos. Además se le
añade la buena iluminación y ambientación que consigue el director.
Hasta aquí todo bien, excepto cuando a la protagonista le da por ser
Rambo. De pasar a asustarse con el simple reflejo en un cristal de su
hijo recién levantado (jeje) o hacérselo en las bragas con el simple
hecho de oír el nombre de Michael Myers, a perseguir ella solita al
asesino incluso a acabar con él. Entonces se convierte en lo de
siempre: gato y ratón, ratón y gato. Ahora no se sabe quién es el
asesino: si él o ella. Pero por lo general la película es entretenida y
cumple con los requisitos de película de suspense/terror.

Y no me refiero al protagonista si no que Charlot representa al pesado de turno que intenta robar planos en todo momento. El corto es un día en las carreras de vehículos propulsados sin motor (gracias a la fuerza de una rampa en la carretera), y al protagonista (Charlot) metiéndose en los planos del cámara que intenta grabar dicha carrera. Observamos que el director vuelve a introducir la grabación de una película dentro de la propia película como ya hizo anteriormente en "Charlot periodista".
El corto no es gran cosa, aunque si bien es cierto que atrae hasta el final viendo los empujones que recibe Charlot de un cámara cada vez más enfadado.