Un documental qué nos permite reflexionar en dónde radica la verdadera civilización y, de hecho el verdadero progreso, si en los avances económico/social, como en uno de los países más modernos como lo es en Suecia, dónde el personalismo y, tal vez la "excesiva" protección del estado hace igual de "felices" a todos sus miembros por igual sin considerar los individualismos de cada uno.

Un documental qué, en sus primeras tres cuartas partes, no pasa de ser un recorrido curioso de las peculiaridades del pueblo Sueco que, nos atrae más por curiosidad qué no (al menos a mi) por desear ese modo de vida dónde los suecos mueren ricos y sobre protegidos por el "papá" estado pero, en la más absoluta pobreza sentimental y familiar.

Una gran obra de arte que, muestra el hecho de qué la libertad es el bien más preciado del ser humano, o así debería serlo. Un drama carcelario. Un rebelde sin causa encuentra ésta entre las rejas y las tapias de la prisión mostrando así qué, la verdadera libertad es la mental la capacidad de decidir por nosotros mismos nuestro presente y nuestro futuro y, el hecho de qué por fuertes que sean los muros estos se salvan con dignidad. Mi nota, un diez sobre diez.

Una película típica de su director que ensalza el amor a la misma vez que la desesperanza. Personajes erráticos. Personalmente no me gusta este tipo de narrativa, prefiero las películas lineales que presentan una historia horizontal sin mas pretensiones. Para pensar ya están los problemas del día a día.