Lo mejor de esta obra maestra del cine son la melodía del tiburón, que ya es un clásico y la capacidad de adaptación del director; contaban con un tiburón gigante mecánico que se estropeó en los primeros días de rodaje debido al agua salada; a raíz de esto, el ingenio de Spielberg le permitió prescindir del tiburón (en una película de tiburones) en la mayoría de las escenas usando únicamente una melodía que generaba el ambiente de tensión necesario para que todos pasáramos por alto lo poco que aparece nuestro antagonista.

A una gran dirección, una magnífica gestión del ambiente a través de la música y a una idea que nadie había planteado aún (desde entonces nos han bombardeado con tiburones, caimanes, serpientes gigantes, megalodones...) Se les suma un grandísimo reparto con interpretaciones que sostienen el ritmo de la película para que estemos alerta de principio a fin.

Desde hace unos años el ecologismo y el respeto a la naturaleza han acaparado los focos como temas de vital importancia que son; pero el mejor trabajo en la concientización de estos temas que he presenciado es esta película que es muy anterior a que este debate adquiriera tal magnitud.

Es la historia de un hombre bueno que vive en armonía con la naturaleza que entabla amistad con un militar que hacía un estudio por la zona.


El mensaje de la película es muy fuerte, mientras muestra la belleza y nobleza de la fauna y la flora y nos muestra el gran vínculo que es la amistad entre la gente no pasa por alto que también hay maldad en la sociedad y en los seres humanos.

Akira Kurosawa lo vuelve a hacer presentándonos una película imprescindible para cualquiera que se considere cinéfilo.

Los genios se crecen ante la dificultad; Berlanga es capaz de meterle una goleada a la censura con este brillante e hilarante alegato contra la pena de muerte dejando alguna que otra perla a la sociedad y la administración de la mano de un elenco de actores que marcaría una época dentro del cine español.

Si esta película fuera extranjera estaría considerada un clásico de la historia del cine a nivel mundial, pero como es española y ocurrió durante la dictadura mucha gente no la ha podido disfrutar fuera de nuestras fronteras.

En España no sabemos trabajar muchos géneros cinematográficos, pero en el esperpento somos de los mejor que hay.

Esta historia es la de un antihéroe atípico (más anti que héroe), un sacerdote de mediana edad, con un físico más que vulgar y sin más habilidad que ser un ratón de biblioteca (en cuanto a asuntos teológicos), que se enfrenta a un apocalipsis bíblico acompañado de personajes tan surrealistas como él mismo.

Si no fuera suficiente surrealismo uno de esos personajes es un joven Santiago Segura interpretando a un Heavy tan leal como descerebrado.

No quiero terminar la crítica sin destacar la grandísima interpretación del malogrado Álex Angulo (DEP) que se echa el peso de la película de Álex de la Iglesia (hasta el apellido del director es surrealista en el contexto de la película) a la espalda dando la seriedad necesaria para desarrollar una trama compleja entre tanto espécimen cómico.

Un argumento tremendamente original, un misterio sin resolver y una familia en la que la inteligencia brilla por su ausencia. ¿Que podría salir mal?

La serie en general es bastante buena, pero hay varios momentos en los que es frustrante ver los errores que cometen los protagonistas, aún así es una serie recomendable para toda la familia.