Imagina que tuvieras que resumir esta película a algún amigo en plan rápido, para que decida si ir a verla o no. ¿Cómo empezar? Valiente bomba de imaginación que se han cascado los Daniels aquí, una peli de artes marciales, de ciencia ficción, un drama familar... En fin, ¿cómo describir todo lo que se pasa ante pantalla durante la película? Es una propuesta demasiado marciana como para ser tenida en cuenta demasiado en serio.

A mí, que personalmente no suelo disfrutar con las pelis pastelosas, lo que más me ha llamado la atención han sido precisamente las partes dramáticas en las que se desgranan los entresijos del padre, la madre y la hija. Habrá quien considere esto innecesario y prefiera las secuencias de acción. Allá cada cual. Esta película tiene material suficiente como para agradar a muchos y al mismo tiempo se desgrana demasiado como para enganchar del todo a nadie.

Mérito total para los guionistas.

Mensajes aparte, la película me ha parecido floja: romance forzadísimo entre los protas, situaciones también cogidas por los pelos en muchas ocasiones... parece que el único propósito del film era precisamente el moralista. No entiendo para nada la devoción que parece despertar esta película, a mí se me ha hecho muy larga. Y si a eso encima se le suma el tufazo ideológico que suelta, apaga y vámonos (¿una película justificando el "chivatismo" en los años 50, en plena caza de brujas? venga, hasta luego).

Desconcertante película que parece que intenta copiar la receta del clásico de los Coen, pero a pesar de que los ingredientes, a priori, puedan parecer los mismos, está claro que el resultado no queda ni remotamente cerca. Se repiten los parajes helados poblados por personajes ridículos que intentan escapar de su miseria por la vía rápida y cuya codicia acaba siendo su perdición. El problema es que, pese a que la trama cuenta con sus correspondientes giros y puntos álgidos, todo se sustenta en una serie de decisiones del todo ilógicas por parte de los protagonistas. Ni el hecho de que sean unos paletos mezquinos y estúpidos justifica sus acciones, y la sensación que deja es de que todo es un sinsentido. Da la impresión de que el guionista tenía cuatro o cinco ideas clave en su cabeza pero no ha sabido hilvanarlas bien y todo sucede "porque sí". Si a eso le sumamos un aspecto visual tirando a pobre, más propio de un telefilm que de una película de envergadura (supongo que en los 90 eso no cantaría tanto, pero a estas alturas está claro que ha envejecido mal), la conclusión es que se trata de una película muy muy justita.

Bardem encarna al perfecto ejemplar de empresario cínico en esta película poblada de personajes a cada cual más desgraciado; todos se llevan lo suyo, pero como espectadores asistimos encantados al espectáculo porque ninguno merece nada mejor y porque, bueno, así es la vida. El humor corrosivo que destila la película más que a Berlanga remite a Cohn y Duprat (una de las situaciones de El buen patrón está directamente copiada de uno de los films de los argentinos) y si bien en algunos momentos el ritmo decae, se puede decir que es, sin duda, una gran película.

Resbalón absoluto del maestro francés. La trama no tiene ni pies ni cabeza, acaba pasándole, como tanto reclama uno de los personajes, que necesita una historia, la cual nunca llega a cuajar. Un montón de personajes, presentados de una manera fría y por los que resulta imposible empatizar, y, lo único atractivo de la película, la manera de recrear grandes clásicos de la historia del arte. Nada de esto compensa, no obstante, el visionado de la hora y media de película. Absolutamente infumable, dediquen su tiempo a otra cosa.