Excelente serie, retrato del lado oscuro que representan en realidad todas las familias (no sólo americanas) de la época, por más que en el resto de comedias de entonces se empeñasen en edulcorar esa imagen de familia feliz y cargarla de moralidad y decencia.

Aquí no es que haya un antihéroe; es que todos los miembros de la familia lo son, aunque es cierto que destaca Al sobre el resto.

Es más, los vecinos, a los que si se podría tener como referente de lo bueno y lo justo, siempre les salen las cosas como no esperan, a pesar de su decencia, apostando la serie por deshacerse de toda moralina, desde la base.

A veces grotesca, a veces sucia, siempre arranca risas poniendo en clave de humor esa parte poco atractiva que toda familia tiene, y se niega a confesar.

Intento parecido fue "Infelices para siempre", similar en base, pero no en desarrollo.

Tontería sin sentido ninguno, con muchos actores poniendo acento, y muchas tetas que recuerdan al cine de otra época.

Lo peor, es que es subvencionada por el Ministerio de Cultura (sí, el mismo que decide las becas).

Le daría un uno, pero subo un puntito por las miles de veces en que Kira Miró enseña delantera (a nadie le amarga un dulce, vaya), y otro por el único chiste que me hizo gracia en cien minutos insufribles.

Tras decidirme a verla (hay locuras peores -o iguales- en este mundo), me esperaba al menos ver algo de acción decente, una coreografía decente en las luchas, buena banda sonora, incluso efectos especiales, de los que suelen elevar la nota media de estos truños hasta el 4... pues no.

NO HAY guión. La dirección... bueno, el director debía de estar de cubatas hasta las cejas. Las interpretaciones, como de amateurs (como de amateurs malos, claro), los efectos especiales... En fin, uno no acabaría nunca.

Si al menos la película fuese de por estos lares, uno podría recrearse (o no) con la silicona de quienes en la película no lucen más que espalda desnuda, o bikini.

No la vean por nada del mundo, de verás.

Le doy un 2, y no un 1, porque sale Devon Aoki (Miho en Sin City), e invita a imaginar que se está viendo otro tipo de película.

Genial película de ciencia ficción de la buena, que para desgracia de la mayoría del público español, no ha llegado a nuestras salas de cine... y ni siquiera a los videoclubs; lo que hubiera dado por verla en pantalla gigante.

La historia, muy bien trabajada, toma el argumento de grandes novelas de ficción como 1984 de Orwell (el prozium no es sino soma), o Fahrenheit 451 de Bradbury (cambiando libros por toda la cultura), y las cruza bajo el lema de que el origen de que la Humanidad camine hacia la autodestrucción, está en el hecho de sentir.

El ritmo es frenético, y la estética impecable. Hasta los actores están bien (algo raro en estas producciones), en especial Bale y Fincher.

Los cinco primeros minutos, son de lo mejorcito del cine de los últimos años.

Consigan verla, y disfrútenla.

Pésima película, con un guión que no tiene sentido por más que uno piense en él (les recomiendo que no lo hagan... por su bien, de verás).

Me dio pena ver a la gran Ellen Burstyn (en Réquiem por un sueño hace la mejor interpretación femenina que he visto nunca), mezclada en algo tan nefasto.