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Críticas de Álvaro Navarro
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Críticas 48
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
10 de febrero de 2020
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En 2012 se estrenó en Alemania una película intimista, rodada en blanco y negro y dirigida por un total desconocido de apenas 32 años, como trabajo de fin de carrera en la Academia de Cine y Televisión Alemana de Berlín. Rodada en poco más de un mes y con un presupuesto de aproximadamente 300.000€, llegó a las salas de Alemania dos años más tarde, con una acogida notable para no contar con ningún tipo de publicidad, llegando vender unas 350.000 entradas. Unos cuantos meses después de su estreno, se alzó con 6 galardones de los Premios del Cine Alemán: mejor película, dirección, guion, actor principal, actor secundario y banda sonora. En los Premios del Cine Europeo, ganó el premio Discovery a la película revelación del año.
En un luminoso blanco y negro, compartimos un día de la vida de Niko, un treintañero sin trabajo, sin pareja y al que la suerte parece haber dado la espalda. Un retrato perfecto de la cada vez más frecuente "crisis de los 30", encarnada por un Tom Schilling que está sencillamente sublime en el papel de un hombre al que la soledad abruma aun estando rodeado de una multitud. Vagando por las calles de una Berlín muy diferente a la de las postales, nuestro protagonista va en busca de un café que la vida parece haberle negado ese día. El resto del reparto acompaña con mucho nivel en las andanzas de nuestro antihéroe urbanita ante las cámaras del joven debutante. El magnífico guion, con diálogos eléctricos favorece la química entre los personajes. Al son de jazz, transcurren las escenas que intentan alumbrar algo de luz y humor sobre la desgracia que acompaña a nuestro protagonista. Una pequeña joya que recomiendo fervientemente a todo amante del séptimo arte y, especialmente, del cine independiente y europeo.
Álvaro Navarro
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8
10 de febrero de 2020
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En ella se representa el duro descenso a los infiernos de un hombre corriente. La perfecta caracterización del protagonista -Nikolaj Coster-Waldau está soberbio-, el buen funcionamiento de los abundantes personajes secundarios -con sus respectivas tramas- y su maravillosa fotografía le dotan de un gran realismo. Uno de los mejores dramas carcelarios de lo que llevamos de siglo. Muy buena.
Álvaro Navarro
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8
10 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la sorprendente Magical Girl (Idem, 2014, ESP), Carlos Vermut vuelve a sorprendernos con esta película llena de intriga, frialdad y un muy logrado juego de identidades que te encandilará de principio a fin. Su depurado e hipnótico estilo es de los más singulares del panorama nacional actual. Un elenco muy aprovechado y exprimido al máximo -con unas destacadas Najwa Nimri, Eva Llorach y Natalia de Molina, brilla con luz propia en un juegos de luces y sombras que bailan al compás de una música que se te quedará clavada en la mente.
Álvaro Navarro
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8
10 de febrero de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de reconocer que cuando me aventuré a ver Un día más con vida, sabía más bien poco de la historia de Angola -que había sido colonia de Portugal y que tras una guerra, alcanzó su independencia a mediados de los años 70- y absolutamente nada del protagonista de este film basado en la novela autobiográfica del periodista de guerra Ryszard Kapuściński. A pesar de mi desconocimiento, gracias a una breve introducción histórica, pude disfrutar enormemente de una de las mejores -si no la mejor- películas de animación de su año.
Nos metemos en la piel de un reportero bélico que llega al país del sudoeste africano para narrar al resto del mundo los últimos días antes de la ansiada liberación de Angola, tras 14 años de guerra de independencia. Una vez completada la descolonización de Angola, se inició inmediatamente una guerra civil entre comunistas y capitalistas, que se enfrentaron para hacerse con el poder de la nueva Angola liberada, en lo que viene a ser uno más de los tantos conflictos que se vieron inmersos en la Guerra Fría.
El objetivo de Kapuściński era llegar hasta el frente del sur, donde el idolatrado general Farrusco del MPLA (Movimiento para la liberación de Angola; el bando comunista que gozaba del apoyo de los soviéticos y Cuba) resistía prácticamente sin apoyo las embestidas del FNLA (Frente Nacional para la liberación de Angola; los capitalistas, que contaban con el apoyo de los Estados Unidos, Israel y Sudáfrica) en los lances finales de la guerra de independencia y la antesala de la guerra civil que le seguiría. En el camino hasta allí, irá conociendo personas que le marcaron y que fueron héroes anónimos, mientras que otros sobrevivieron y han sido la fuente de información para completar el libro autobiográfico de título homónimo, en el cual se basa el guion de la película.
Con una animación hiperreal y muy estimulante realizada mediante rotoscopia -como, por ejemplo, en A Scanner Darkly (Idem, Richard Linklater, 2006, USA) y Vals con Bashir (Waltz with Bashir, Ari Folman, 2008, ISR)-, alternada con las entrevistas reales a las personas que se cruzaron con él durante aquella aventura, son capaces de situarte a la perfección en el momento. Si a la poderosa mezcla de imágenes se le une una narración que roza la épica digna de todo un héroe, el resultado no puede ser mejor.
La autocrítica -virtud tan poco habitual en los tiempos que corren hoy en día- de uno de los entrevistados pertenecientes al bando vencedor es la culminación ideal para que a pesar de lograr la liberación, el estado del país no mejoró, sino que le siguió una guerra civil de más de 25 años de guerrillas (1975 - 2002) de la que acaba de salir. A pesar de que solo algunos ganaron la guerra, todos (sin excepción) perdieron mucho.
Álvaro Navarro
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9
10 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las pequeñas joyas, en muchas ocasiones, se encuentran en momentos de la vida en los que uno está abierto a experimentar y descubrir, pero sin grandes pretensiones ni esperando nada de lo que uno va a ver. Exactamente eso es lo que me ocurrió con Déjame caer. Buscaba algo de cine europeo y la temática de las drogas siempre me había gustado como subgénero de película, así que ¿por qué no? Parecía buena elección pero, ni de lejos esperaba una obra tan impactante, dura y seca.
En el momento en el que Stella se cruza en la vida de la joven adolescente Magnea, esta descubre y empieza a frecuentar unos ambientes que entonces eran desconocidos para ella. La atracción que siente por su carismática amiga la arrastrará irremediablemente hacia una vorágine imparable de resultados poco positivos. Sus vidas y sueños se irán desvaneciendo por momentos y su día a día se limitará a dos únicos estados: colocado y pensando como conseguir el próximo chute para volver a colocarse.
Al tratar un tema que siempre me ha gustado en el cine, he visto muchos enfoques diferentes sobre la adicción a los estupefacientes, como por ejemplo, Drugstore Cowboy (Idem, Gus Van Sant, 1989, USA), Trainspotting (Idem, Danny Boyle, 1995, UK), o -para mí, la obra representativa por excelencia- Réquiem por un Sueño (Requiem for a Dream, Darren Aronofsky, 2000, USA). Pocas películas me han impactado más que esta última y, con decir que Baldvin Zophoníasson se acerca mucho a esta última, debería ser aliciente más que suficiente para verla. Recientemente, otras películas lo han intentado sin llegar ni a acercarse al nivel ofrecido por estas, como sería el caso de la malograda Beautiful Boy (Idem, Feliz Van Groeningen, 2018, USA)
El relato es poderoso, pero su efecto se potencia con una narración sólida, perfectamente estructurada y con varios saltos en el tiempo que actúan como cebo ideal para la curiosidad del espectador. Interpretaciones soberbias -Elín Sif Halldórsdóttir y Eyrún Björk Jakobsdóttir debutaban en la gran pantalla-, llenas de sinceridad que reflejan magistralmente el tambaleo emocional de alguien que ha perdido el control sobre su propia vida y es perfectamente consciente de ello. Una fotografía en busca de la alternancia entre luces y sombras será el escenario de esta lúgubre historia a la que pone música Ólafur Arnalds, con una emotiva banda sonora
Por unos minutos, se abandona la línea del fino y depurado estudio sobre la adicción para abordar algo mucho más personal y humano. En el momento en el que una maquinaria de engranaje compleja se pone en marcha y ves que todo en ella funciona tal y como debería, el resultado es arrollador. Cuando además le añades el matiz que la hace humana para que atrape al que está en la butaca, el resultado es mágico y devastador. Generalmente, esto último es lo que le falta al cine hollywoodiense para dar la puntilla a muchas de sus películas: dotar de humanidad y cercanía a sus personajes y tramas.
Recomiendo fervientemente esta experiencia de acompañar a Magnea y Stella en sus vivencias, empatizar con ellas en su imperiosa e incontrolable necesidad de buscar a toda costa un chute más, ser testigo presencial de todos los abusos a los que se exponen con tal de conseguir los medios. Al fin y al cabo, el destino es el abismo; la caída es rápida y muy rara vez hay posibilidad de comprar un billete de vuelta.
Álvaro Navarro
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