¿Hasta qué punto distinguen los fans al personaje de la persona? ¿Serían capaces de adorar la música de alguien que no tiene que ser una persona ejemplar? ¿Son capaces de ver conspiraciones en su contra y no manipulaciones para su propio beneficio? ¿Acaso una estrella del Pop que vende millones de discos no tiene a cientos de personas a su alrededor que dictan su comportamiento público? Esos asesores de imagen que hacen que tú, como buena groupie, ya te generes un concepto de una persona a la que nunca vas a conocer realmente.

Un fan de M. Jackson nunca tomará la distancia suficiente. El fan sólo está para imitar el comportamiento de otros fans de manera incondicional, sin el más mínimo uso de la razón, sintiéndose cómodo con la simple idea de pertenecer a algo. El sentimiento de pertenencia, el gregarismo y el lavado de cerebro al que el llamado fan ha sido sometido durante décadas son imposibles de contrarrestar con versiones oscuras de su mito. Es imposible tomar distancia. Por eso, tú como fan acérrimo, estarás cabreado con este documental e intentarás desmentir hechos. En el otro extremo, cualquier defensor de los niños o cualquier ser humano en general, echará a temblar.

El tiempo es así de relativo y caprichoso: 4 horas de documental se quedan escasas comparadas con el tiempo que esta gente se ha tirado a las puertas de un juzgado defendiendo a un presunto abusador, por el simple hecho de que en este caso era famoso. Detectaremos a estos incondicionales de MJ, reacios ni siquiera a contemplar el más mínimo desliz de la estrella, viendo sus críticas con unos y doses y teniendo muchos pulgares abajo en escritos como éste.

Leaving Neverland reabre un debate que parecía cerrado: el de los abusos de Jackson. Puedes creerte las historias de estos 2 hombres ya adultos que comentan sus escarceos con MJ y sus posteriores problemas en la madurez. Puedes no creerlo, reniega si así lo crees. Pero con este documental tengo la total certeza de cuánta estupidez en forma de fan descerebrado hay tras todo fenómeno de masas. Aquí se narran con bastante atino, imágenes de archivo y varias personas implicadas, no sólo ciertos hechos explícitos, sino cómo pudo quebrar a 2 familias la influencia de una excéntrica y caprichosa estrella de la música. Formal y narrativamente es un buen producto, hasta el punto de que va más allá de todo lo que se llama sensacionalismo y te cuenta historias de gente corriente con sus fortalezas y debilidades. Para alguien como yo - gracias a Dios - ajeno a estos temas, ha sido un buen aporte de hechos y vivencias, con algunos momentos escabrosos, que en mi selectiva ignorancia desconocía o no recordaba.

El mejor retrato social está en ver cómo la gente que se manifiesta para condenar abusos infantiles y violencia de género es la misma que tomó las calles para celebrar la inocencia de O.J Simpson y Michael Jackson. Dale una vuelta a esta idea mientras escuchas Exorcismo de Luixi Toledo.

Desde la perspectiva que uno adquiere al haberse visto toda la saga Hellraiser, tras 30 años de entregas con diferentes argumentos, presupuestos, responsables y targets, puedo decir que "Judgment" ha supuesto una gran sorpresa.

Veníamos de Hellraiser: Revelantions, que fue con diferencia la peor entrega de la saga, dando la impresión que se rodó con prisa y poco dinero e ideas. Por suerte, las ideas aquí nos han dado una notable escena introductoria de unos 12 minutos que va entre lo sórdido y lo repugnante; con cenobitas, un juicio de por medio, y un piltrafa que no sabe dónde se mete. El desarrollo nos ofrece una investigación policial, pocos personajes y un minimalismo general bien aprovechado, tratando de generar el interés suficiente. No es que sea la hostia, pero cumple en su parte central hasta un desenlace en el que la película vuelve a cobrar fuerza.

No se dejen engañar, que estamos en una era en la que gusta criticarlo todo, máxime si se trata de la saga de terror más maltratada de todas. Estamos ante una buena peli con alguna que otra sorpresa y que, al no haber estado dirigida por 2 franchutes de la nueva ola de terror, no obtendrá las desmedidas alabanzas de la pseudoprecuela de la Matanza de Texas. Ésta, con menos recursos, orina sobre algunas continuaciones de sagas terroríficas mucho más ambiciosas.

¿A quién le interesa una película sobre la infancia y adolescencia de Leatherface? ¿En serio? Pones la Matanza de Texas, ves que unos chavales acaban en una granja perdida, y en una escena aparece un tipo grandote que coge a uno de ellos como una presa, como un animal que va directo al Matadero. El terror estaba en lo imponente del personaje interpretado entonces por Gunnar Hansen y en lo crudo y frío que resultaba todo. No sabíamos nada, igual que los personajes que se han ido perdiendo en la granja de los Sawyer. De eso se trataba.

Me da igual quiénes sean los directores. Se trataba de un concepto fallido. En el guión hay alguna que otra trampa gorda que invita a que en un improbable segundo visionado se le vean aún más las costuras -nunca mejor dicho- a esta película. Pero con sus fallos, le concedo al guionista el mérito de intentar sacarnos de los tópicos.

Me aburrí bastante y en parte se debe a que ninguno de los personajes llama la atención del espectador. No hay carisma, tratándose de una precuela que intenta contar cosas el delito es mayor.

Lógicamente tenemos alguna escena violenta y vistosilla, pero como el conjunto es tan artificial y tan de manual tampoco impactará. Seguiremos viendo todas las películas que saquen sobre el personaje y la familia, pero el nivel (sobre todo con ésta y La Matanza de Texas 3D) está por los suelos.

Chucky dejó de hacerme gracia con el bodriete que fue "La semilla de Chucky" en la que Don Mancini se nos vino arriba por todas las dosis de humor que la saga nos había ofrecido y se nos pasó de rosca hasta rozar el ridículo. El peor guión, los peores chistes, los momentos más estúpidos...Sí, era incluso peor que Muñeco Diabólico 3. A mí esa película me hizo mucha más gracia,

Después de aquel desastre, Chucky vuelve a levantar cabeza, porque era imposible hacerlo peor, y porque un estreno limitado para fans del personaje me pone más que una ridícula parodia para toda la familia. Después de la decente "Curse of Chucky" nos llega esta "Cult of Chucky", cosa para fans, con los medios justos, y para un mercado doméstico. Se trata pues, de un producto consciente de los tiempos que corren en el cine, muy honesto.

En Cult of Chucky hay un acierto enorme: ¿Y si metemos en la trama a varios muñecos Good Guy para que el espectador y los protagonistas no sepan cuál está poseído? ¿Y si los protagonistas de la película, los que se las tienen que ver con Chucky, son enfermos mentales?

No faltarán guiños y referencias varias a la saga, el humor aquí está bien medido, y el gore es de primera división. Se trata de un buen producto para fans al que se agradece no tomarse en serio a sí mismo y a pesar de ello, mantener cierta dignidad. Cumple con creces con la función de entrentener, sin ser necesario a estas alturas que marque un antes y un después.

No gustará a mitoplastas que sigan anclados en la nostalgia, contándonos cuando vieron las 2 primeras y se hacían pipí en la cama. Tenéis que aceptar el paso del tiempo, chavales.

Siempre dije que en torno al cine de Rob Zombie hubo mucho poser con pocas luces que se subió al carro por lo que todo el mundo lo hace en este país: la influencia del entorno. Afortunadamente, todos estos modernetes ya están idolatrando a otros directores para intentar marcar una nueva tendencia en la borreguil sociedad española. Eso nos deja a unos pocos disfrutar del cine sin tanto iluminado alrededor.

Y es que, curiosamente, la gente se ha cansado de Zombie cuando ha venido realizando sus trabajos más meritorios; los más sólidos en peores circunstancias. Hablo de The Lords of Salem y Halloween 2, películas en las que la masa se ha dispersado, o que directamente ha denostado. Tampoco han tenido una distribución masiva, con lo que ya se entiende todo.

Decidí ver esta 31 con la Semana Santa a la vuelta de la esquina.A Rob Zombie lo idolatraron para luego crucificarlo. Sus propios fans. Me ha parecido una época muy apropiada para, como me temía, volver a estar en desacuerdo con una gran mayoría de espectadores, críticos, podcasters y gurús varios.

Zombie ya no mola. Eso que sigue la influencia del cine de los 70. Siguen los personajes chiflados, continúan los desfiles de actores de su confianza . Zombie sigue adornándose visualmente con algunos efectos. Pero lo que ha cambiado es la gente, y ahí Rob Zombie no tiene la culpa. Sigue haciendo lo mismo pero se han cansado de él. Yo, al contrario, le empiezo a ver la gracia.

Me gusta el estilo de la película, su locura general, algún toque de humor negro, ideas como la de la escena inicial. Y está enorme Richard Brake como el maniaco Doom-Head. 31 tiene buenos toques de salvajismo. Es un show circense al igual que lo es el juego en el que los protagonistas tienen que luchar por sobrevivir...Y lejos de ser algo totalmente original me ha gustado, sí. Por alguna razón se me vino el videojuego Manhunt a la cabeza.

Ahora cuando parece que nadie da un centavo por Rob Zombie y su cine; cuando parece no es tan cool como en su debut es cuando se maneja mejor tras la cámara. Curioso, pero confiemos en que tras ser lapidado por sus fieles tenga su propia resurrección.