El comienzo ya es perfecto, dejando en claro como Thanos, esposo de Fedra, es un empresario exitoso, dueño de un astillero, capaz de ponerle a su nuevo barco el nombre de su esposa. Él ha olvidado su origen griego, se ha convertido en un hombre superficial y materialista (quizás gracias a la influencia de haberse casado anteriormente con una británica, madre de su primer hijo, Alexis).
Luego, ambientar el primer encuentro de Fedra con Alexis en el Museo Británico fue una idea genial porque de fondo somos conscientes de como los restos de aquel viejo mundo mítico han sido robados de su tierra originaria y expuestos como objetos de feria en Inglaterra...
Además, inteligentemente, Dassin nos hace ver el mundo como la protagonista, expone como Thanos y Alexis no comprenden la angustia de Fedra, porque se encuentran muy ocupados paseando en autos lujosos, barcos, vistiendo ropa de lujo y yendo a fiestas.
Fedra también viste lujosamente con prendas de alta costura y joyas, es constantemente cosificada por su marido y claramente no es feliz. Ella despierta de esa vida, pero comete el error de fijarse en su hijastro Alexis (un supuesto artista, de origen griego-británico que la deslumbra con su aparente sensiblidad.)
A su vez, Alexis demuestra que piensa materialmente y que sus ideales de artista romántico son de cartón, cuando confiesa que lo que más desea es que su padre le compre el Aston Martin, o cuando le dice a Fedra que está loca por haber arrojado un costoso anillo de diamantes al río...