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Críticas de nachete
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Críticas 255
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Los mundos de Coraline
Estados Unidos2009
7,1
52.049
Animación, Voz: Dakota Fanning
8
12 de junio de 2009
47 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de que Lewis Carroll tornara maravillas en pesadillas, gente como Hans Christian Andersen o los hermanos Grimm infectaron la infancia de sombras y violencia en relatos como Los zapatos rojos y La niña de los gansos. Madurar, traspasar el umbral que separa la niñez de la madurez, suponía enfrentarse a nuestros miedos más arraigados. Neil Gaiman plantea en Coraline un cuento de hadas de línea clásica, deudor tanto de los ancestrales cuentos infantiles como de la imaginación exuberante y surrealista de Carroll.

Moral como todo cuento, habla de la necesaria asunción de la realidad y de la complicada búsqueda de la felicidad. Contrapone dos realidades paralelas: una aburrida que nuestra heroína deberá redescubrir, y una deseada y feliz que esconderá odio y veneno en su interior. Entroncando espiritualmente con Hansel y Gretel, se traza una parábola en torno a las trampas de la belleza que Henry Selick convierte en una subyugante montaña rusa de sensaciones, reinventando el diseño de personajes del texto original e inflamando, con ello, todo el relato de un sense of wonder tan fascinante como siniestro, un mundo (que definitivamente no está en este) poblado de gatos que hablan, perros voladores, jardines vivientes y padres perfectos cuyos ojos, vacíos, esconden un pozo lleno de violencia y crueldad.

Los hallazgos estéticos y narrativos de Pesadilla antes de Navidad y James y el melocotón gigante se incrementan, se perfeccionan, en esta película compleja y sencilla a la vez que en ningún momento juega a sobrecargar el relato de imágenes sin sentido, al contrario, que deja respirar sabiamente cada fotograma logrando que sus virtudes técnicas y artísticas brillen aún con más fuerza, sin eclipsar la propia naturaleza del filme, de absorbente desarrollo y medidísimo funcionamiento dramático.

Profunda, bella, siniestra, emocionante y ejemplarmente narrada, Los mundos de Coraline ha llegado para reivindicar a su autor de una vez por todas como lo que es, una de las voces más personales, sugerentes y libres del cine de animación contemporáneo.

Lo mejor: las visitas al lado oscuro, el clímax final.
Lo peor: quizás se pudo sacar más provecho a algún secundario (por poner algo).
nachete
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7
9 de junio de 2009
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena comedia suele funcionar mejor cuando se sustenta en una buena idea de partida: lo sabía el Harold Ramis de Atrapado en el tiempo y lo sabe el cachondo Oldrich Lipský, artífice de esta ingeniosa, divertida y bastante radical película. No he incluido el adjetivo original para definirla, porque a fin de cuentas todo nace de aquel mítico relato de Alejo Carpentier, "Viaje a la semilla", en el que se nos narra la vida "al revés" de Marcial, marqués de Capellanías: empezando por su muerte y retrocediendo paulatinamente hasta volver de nuevo al vientre materno, esa semilla del título.

Es cierto que Lipstý va un poco más lejos en su planteamiento: no se conforma sólo con narrar en sentido inverso la azarosa vida del protagonista, sino que, haciéndolo literalmente, también la reinventa, la redibuja: la reescribe. El orden de los factores sí altera el producto, con resultados cómicos notables. Aquí el absurdo se asocia con el humor negro, algo que me recordó muchísimo al universo cómico de nuestro añorado Gila. La película se abre con una muerte que es un nacimiento y se cierra con un salvamento que es un asesinato: en el loco mundo del director checo, lo blanco es negro y viceversa.

Sofisticada, compleja y cinematográficamente muy arriesgada, la película funciona como un reloj suizo, subvirtiendo tópicos y jugando con la literalidad del lenguaje narrativo (el encadenado de frases es un trabajo de chinos encomiable), mientras soslaya el peligro de la pedantería y anula el factor aburrimiento reduciendo considerablemente la duración de la narración, algo que se agradece, porque la broma se queda a un paso de convertirse en pesada.

Lo mejor: la idea y su brillante ejecución.
Lo peor: algún momento en que la atención del espectador flaquea ante la sombra de la reiteración.
nachete
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5
22 de abril de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Están locos estos rusos! Si vosotros pensábais, como yo, que en la cinematografía de este frío país el humor brillaba por su ausencia, estábiais equivocados. Ha tenido que llegar un tal Boris Rytsarev para sacarme de mi error: esta adaptación de la clásica leyenda árabe es un delirio mayúsculo e impredecible, una oda bufa y churrigueresca plagada de efectos sonoros propios de un cartoon y chistes de carreras y batacazos en la noble tradición del slapstick. O sea, una rara avis que se aleja kilométricamente del modelo de poesía y humor amable instaurado por Michael Powell y compañía para anclar sus raíces en el absurdo y la coña marinera. Los cinéfilos más ortodoxos arrugarán el ceño ante su nada sutil sentido del humor y su asumida superficialidad, pero los fans del trazo grueso y lo prosaico podrán pasar un buen rato con Aladdiny compañía (a mí me recordó un poco a las tontunas de Bud Spencer y Terence Hill, no sé por qué).

En esta versión de Aladino nada se puede tomar en serio: la estética es kitsch, los actores gesticulan mucho y miran a la cámara para enfatizar sus gags, los personajes se perfilan según grados variables de estupidez y la trama abusa de giros de guión tontorrones pero que tienen su aquél. Tampoco está libre de mensajes políticos y sociales: aquí a la autoridad se la retrata como a los policías de los filmes de Charlot o de El Show de Benny Hill, torpes e incapaces de atrapar a su objetivo, mientras que se intenta reivindicar los derechos del vulgo haciendo bajar a la nobleza en pleno a las chozas del pueblo oprimido. Ya sabéis, cositas con segundas que no terminan de eclipsar lo que realmente importa: la chanza y el chiste zafio al servicio del disfrute familiar. El resultado no es exactamente un modelo de excelencia, pero los recolectores de rarezas no deberían pasarlo por alto.

Lo mejor: su desvergüenza.
Lo peor: algunos chistes malísimos.
nachete
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3
23 de marzo de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No detesto esta película, aunque mi valoración sea tan cruda. Ni tampoco creo que Jaime Rosales sea un vendehumos sin talento cinematográfico, aunque esta nueva película suya me haya sentado como un jarro de agua fría. Hay quien piensa que se pasa de pedante y pretencioso. ¿Por qué, porque le ha salido mal el experimento? Ha arriesgado y, al menos conmigo, no ha acertado, pero no por ello dejo de quitarle sus méritos.

Con lo que sí estoy en contra es con esa idea que han utilizado muchos para masacrarla, la presumible humanización del terrorista: en mi opinión, Rosales no pretende humanizarlo, más bien al contrario: lo condena de forma tajante e inmisericorde. Y lo hace negando todo lo concerniente a su vida privada, a su faceta más humana, mediante la restricción de la palabra. Lo que dice como ser humano (que es lo que es, en último término) no interesa, pues sólo ayudaría a justificarlo.

Para Rosales un terrorista es alguien que mata y cuyas razones para hacerlo no merecen ser escuchadas, porque no tienen justificación. A partir de esta idea se construye toda la película, por otra parte uno de los ejercicios de riesgo más notables que ha visto nuestro cine en toda su historia.

El problema es que el resultado de este singular planteamiento ético, conceptual y creativo deriva en un experimento fílmico tan desapasionado y riguroso como aburrido, completamente inane durante la mayor parte de su metraje y, por eso mismo, tan difícil de soportar, tan al límite de lo que cualquier espectador sensato llamaría tomadura de pelo.

Esta película no funcionaría como cortometraje, porque como tal la estrategia de la ausencia de diálogos sería fútil (es necesario registrar la cotidianidad del terrorista para que dicha estrategia cobre sentido, y ello a su vez exige tiempo y metraje). Pero tampoco lo hace como largometraje, porque en sus larguísimos minutos late la sospecha de que todo nace de un golpe de efecto demasiado calculado: marcada la línea a seguir, sólo queda esperar y plegarse al impacto de una escena clave -el asesinto, magníficamente filmado, por cierto- y al posterior análisis del crítico/espectador, que encontrará (o no) válida la propuesta y se dejará los sesos intentando comprender una película tan aparentemente comlpleja como finalmente sencilla.

Son los peligros del arte y ensayo, de la innovación. Valoro la valentía de Rosales y la inteligente y muy cívica concepción del proyecto, pero el objeto resultante me aburre, me irrita, no me mueve una fibra, no me emociona y no me aporta prácticamente nada de luz sobre el terrible conflicto vasco. Su frialdad objetiva, descriptiva (que muchas veces roza lo complaciente) me sabe a poco.

Lo mejor: la idea sobre la que se construye la película.
Lo peor: que dicha idea se sostiene sobre toneladas de gratuidad y aburrimiento.
nachete
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6
20 de marzo de 2009
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy fan, desde ya, de esta sencillota, elegante y bien cuajada saga con matarife a lo Michael Myers perdido entre las nieves. La primera parte me puso un poco nervioso con los tópicos y los personajes imbéciles, pero en general dejaba un grato sabor de boca. Con esta rápida secuela se palian algunos de los errores de la primera parte (va más al grano y mantiene los niveles de idiocia bajos hasta la llegada del tramo final) al tiempo que aporta cosas nuevas que afianzan el interés del espectador respecto al personaje y respecto a la historia: se ofrecen datos que aumentan la dimensión mítica del psycho (y que justifican su resurrección de entre los muertos) y se acierta al plantear la trama de supervivencia en un escenario nuevo, ese hospital semiabandonado que recuerda un poco al de Frágiles, perfecto terreno de cultivo de un terror forjado entre sombras, ruiditos y estudiados golpes de efecto (algunos los llaman sustos de manual).

Evidentemente, no hay nada nuevo bajo el sol. El enigmático asesino volverá a hacer de las suyas por puro capricho y a los demás les tocará sobrevivir. De nuevo se reivindica la figura de la mujer (en este caso mujeres), las únicas capaces de hacer frente al montañero, y de nuevo se cuida muchísimo el tema de la puesta en escena y la escenificación de los crímenes (con mención especial para cierto descoyuntamiento en la escalera). Hay un punto de inflexión en la película, prácticamente al final, que casi manda todo al garete: ocurre cuando director y guionistas pretenden emular la extraña relación de odio y fascinación que mantenían el alien y la teniente Ripley en la famosa saga iniciada por Ridley Scott. Mira, Mats, no pega. No pega porque el comportamiento de la protagonista no se lo cree nadie.

Dejando a un lado esta fantasmada que cierra la película, el resto es entretenimiento digno, con buen ritmo dramático, acertado manejo del suspense, pequeñas dosis de comedia (la anciana) y, en general, un reconfortante aroma a slasher de toda la vida azotado por el frío: cocina congelada, sí, pero que te deja más o menos satisfecho.

Lo mejor: es concisa y no aburre.
Lo peor: un tramo final bastante desnortado.
nachete
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