No termino de verle la gracia al manga. Siempre que me animo a ver una película de este género, animado por las buenas críticas, al final no está a la altura de mis expectativas. Demasiada fantasía para que pueda digerirla. Al menos en esta ocasión la historia es entretenida, y la locura tiene un puntito de magnetismo. Terminaremos por ver una superproducción americana que se parece sospechosamente a este guión. Al tiempo...

He visto hasta algo más de la mitad, pero ya no la soportaba más. La Machi pavoneándose como si fuese una superestrella (chica, mírate al espejo, anda. Haz revisión de tus grandes éxitos), personajes que se llevan como el culo, una adolescente haciendo dramas de todo... En fin, que no me apetece ver penas, ni peleas familiares, ni reproches. Si llego a saber que la peli iba de ese palo, paso de ella por completo.

Tonta comedia romántica donde un chico se hace pasar por enfermo mental para entrar en un psiquiátrico para estar con la chica con la que ha tenido un flechazo. El final es previsible, como no podía ser de otra manera. Por el camino, nos "humanizan" a los enfermos mentales que se encuentra allí, contándonos sus dramas personales, para que sintamos empatía por ellos. Pongo "humanizan" entre comillas porque no encuentro otra expresión mejor para expresarlo, no porque no sean tan humanos como tú y yo.

Se deja ver, con algún momento simpático. Y mucho mejor que la mayoría de la factoría Netflix.

Aunque en ningún momento se hace mención, el trasfondo es el de una selkie que vive en tierra con una pareja humana, y que cuando ésta le abandona, tiene que matarlo. Y el resto es una película extraña, rozando el subrealismo, con una protagonista disfuncional donde tienes que asumir que sus rarezas se deben a que no es humana.

Para el público del norte centroeuropeo puede que esté bien porque forma parte de su folklore. A mí se me ha hecho lenta y pesada.

Amazon, la Paramunt y Eddie Murphy debieron pensar que era una idea genial hacer una segunda parte de un éxito de los 90, y que se iban a forrar simplemente reuniendo al elenco de la anterior película. Y han hecho un bodrio infumable y aburrido, con una historia comercial y predecible hasta dar arcadas. Además, con personajes extravagantes y estrafalarios, haciendo que la película tenga un tono infantil.

Otro detalle es que no hay ningún personaje blanco. Sólo se ven algunos blancos pasando por la calle cuando van a Nueva York. A cambio nos apabulla con viejas glorias afroamericanas que han duplicado su masa corporal desde sus años de gloria, como En Vogue y Salt-N-Pepa. Otras viejas glorias ya han muerto, y simplemente Eddie Murphy se disfraza de ellas para cantar. Se le olvida que han pasado más de 30 años de la primera película, y que se está disfranzando de artistas que ya eran viejas glorias en 1988. Es decir, que poco público actual va a recordarlas, y todo queda en un esperpento.

'El príncipe de Zamunda es una comedia romántica' muy entretenida. 'El rey de Zamunda', un fiasco.