Muerte en Venecia

Cuentan los clásicos que cuando un artista llega a la senectud anhela y por tanto busca la inspiración de las cosas bellas, quizás porque en la belleza y la altivez de la juventud está la más efímera de la purezas inspirativas.

Lo cierto es que este tema ha sido narrado, filmado y documentado desde hace siglos.

En esta ocasión, otro obseso de la belleza en el arte como el cineasta italiano Visconti, inspirándose en libro de Thomas Mann, proyectó en la pantalla la historia que siempre quiso contar y que tal vez a él también le atormentara.

Nunca fotogramas silenciosos fueron más evocadores y traídos al caso salvo quizá la genial 2001 odisea en el espacio, nunca este sempiterno tema fue tratado con tanta maestría y profesionalidad.

Con cierto regusto a Oscar Wilde e incluso a un oscuro Poe, Mann firmó esta obra maestra de la literatura que Visconti trasladó a la cúspide de la cinematografía universal e italiana en particular, donde al observar al escritor Aschenbach absolutamente embelesado por la belleza del joven polaco bajo la atenta mirada de una lánguida y calurosa canícula veneciana, nos damos cuenta también que el escritor entra en estado de éxtasis, como si la mera observación del joven Tadzio subliminara sus más altivos sentidos inspirativos.

Es una película lenta, sí, lentísima, pero a veces en esta lenta cadenciosidad narrativa los artistas encuentran la belleza.

Algunos dijeron que la "relación" entablada entre el escritor y el egregio efebo rozaba lo homosexual....¿qué importa?

El único fin que merece cualquier medio además de la paz es le belleza absoluta.

Un hermoso canto a la belleza, a la decadencia melancólica y al amor puro, sincero, al amor no correspondido y por el cual, el hombre es capaz de convertirse en payaso o en poeta. Decadente, profunda, hermosa, Venecia.

Una película que bien podría ser un videoclip de una partitura clásica, que posee unas imágenes espléndidas y una música excepcional pero que, aun así, no se acerca ni de lejos al libro. A pesar de qe a veces una imagen vale más que mil palabras, en este caso ni ver las miradas cómplices puede suplir la manera mucho más mística en que Thomas Mann nos describe esa terrible atracción.

Una de las películas más emotivas y bellas que he visto. Con secuencias inolvidables de gran belleza, con una historia preciosa y verosímil. Un final tremendo y un pozo de levantar pasiones. Sobre la homosexualidad masculina es posiblemente uno de los filmes más conseguidos. Mucho mejor que Brokeback Mountain.
Recomendable al máximo.

Si querían hacerle un vídeo musical a Mahler... ¿Por qué escogieron un tema tan infame? ah, ¡¿Es que no es un vídeo musical?! Pues la música es lo único que funciona de una película sosa y absolutamente perteneciente a la familia de los sedantes, analgésicos, soporíferos e hipnóticos más fuertes conocidos. En cada quirófano del mundo debería haber una pantalla transmitiéndole esto al paciente. sería el ideal.