¿Qué culpa tiene el niño?

¿Qué culpa tiene el cine mexicano? Debería de ser la pregunta cuando uno observa salas repletas para ver una película mexicana cuyo éxito se basa en una invasiva campaña de mercadotecnia (¡Órales apúrate!) pero con una realización bastante pobre. Así, como pasa en demasiadas ocasiones, se tiene un producto malísimo que dura meses en cartelera, mientras que trabajos de alta calidad se exhiben una semana, en ocasiones solo en salas VIP (al doble del precio regular) y a veces ni siquiera llegan a cartelera.

Es así como el director Gustavo Loza (La otra familia) decide irse por “la fácil”: incluir a la actriz de moda, un tema superficial y una campaña de medios para obtener un éxito en taquilla que desafortunadamente no es más que el clásico “churrazo”, pero bien vendido. La historia (por si no la conocen) es muy simple y por demás trillada: en una noche de copas una niña rica queda embarazada de un joven pobre, situación que a la larga desencadenará una serie de dilemas y conflictos en la vida de ambos.

Como puede observarse, la cinta se vale (otra vez) del conflicto entre clases sociales para conformar una comedia sosa, la cual incluye a todos los estereotipos posibles: la niña fresa y abusiva, el chico pobre pero honrado, el papá político y corrupto, la mamá santurrona y conservadora, la madre soltera “entrona y luchona”, el empleado sencillo pero “buena onda”, el amigo drogadicto, las amigas “bien” pero open mind, etcétera. La realidad es que no se incluyen más perfiles porque el guión no da para tantos personajes, pero si fuera posible hubieran agregado a unos cuantos más.

Lo anterior no sería tan malo si se hiciera con un poco de gracia; no obstante, el guión incluye los clásicos y obsoletos chistes que todo mundo conoce y que paulatinamente han perdido su encanto. La inclusión de un personaje como el de Mara Escalante (quien al parecer intenta ser la nueva “India María”) es el más claro reflejo de lo anterior, y la muestra de que en lo que se refiere a comedia, le urge una revitalización al cine mexicano. A lo largo del camino, la cinta se apoya de chistes de “pastelazo”, diálogos que solo por contener palabrotas se piensa que causarán risa para concluir con un pésimo final.

El gran problema no es que surjan este tipo de cintas, las cuales pueden ser consideradas como “un mal necesario” y que a final de cuentas “uno sabe a lo que va” cuando paga su boleto por entrar a verlas. Lo triste es que por explotar este tipo de películas se deje de lado a trabajos hechos en México que cuentan con una excelente realización y cuya difusión es nula en las salas de cine en el país.

Resulta irónico que la presentación de este auténtico churro coincidiera con la LVII edición de los Premios Ariel, con la cual la gente se enteró de que existe una película llamada “Las Elegidas” la cual se llevó el máximo galardón y tuvo una escasa exhibición en salas, al igual que “600 millas”, “Un monstruo de mil cabezas” y demás cintas que valen muchísimo la pena y que bien podrían tener cabida en los cines junto con el resto. Incluso hay películas extranjeras que no son tan comerciales pero que son malísimas (lo “no comercial” no asegura la calidad) y se terminan exhibiendo más que películas nacionales excelentes.

Calificación: TÚ DECIDES.

Gustavo Loza vuelve con una comedia por demás ordinaria con la que trata de tomar al espectador a través humor más simple, con personajes cliché y del más ramplón, escenas extraídas de cualquier programa televisivo que se regodea con la tatuada incultura de la clase baja y caricaturizándola una vez más irremediablemente. La nulidad de parlamentos ingeniosos aunado a la duración extensa del metraje, hacen una película que no funciona para cualquier público.

Con la actriz de moda Karla Souza en personaje central —que no por eso carismático—, se da rienda suelta a un argumento poco creativo y que por ende las situaciones se vayan tornando forzadas y en las que erróneamente el género se pretende respaldar con diálogos soeces y sin la picardía necesaria que dé soltura a la auténtica comicidad que el director extravía antes del rodaje del filme.

Y es que la idea de un embarazo producto de una noche de copas, resulta tan vista, que nunca funciona y pasa a conformar de esas cintas incomodas en el extenso sentido de la palabra.

Maru (Karla Souza), tras una fiesta de bodas en la cual la bebida y la música la dominan completamente, ahora le tocará sufrir una “resaca” que no podrá olvidar nunca y que la acompañará de por vida. Ya que el embarazo que sufre como consecuencia del alocado festejo, le pone su mundo de cabeza de un golpe inesperado. La situación empeora cuando ella logra descubrir quién es el posible responsable.
Renato (Ricardo Abarca), un joven de veintiún años que no estudia ni trabaja, recibe la sorpresiva noticia por parte de Maru de que será padre. A pesar de la pésima posición socioeconómica en la que se encuentra, decide responsabilizarse del bebé, y encontrar la forma de sacar tanto a Maru adelante, como a su futuro hijo.
"¿Qué culpa tiene el niño?" es la historia mexicana, “telenovelesca”, cliché y clasista acerca de la pareja con una vida muy distinta entre sí, por su estado económico y social, la cual por cualquier razón del destino debe estar y permanecer junta, sin importar lo que las demás personas juzguen u opinen. Aunado a dicha trama severamente gastada, hay una serie de bromas poco risibles, ya sea por la poca inteligencia con la que se utilizan, o simplemente porque los chistes son muy malos. Dando por consecuencia una película hasta cierto punto ridícula.
Al insertar en la trama giros sorpresivos poco desarrollados y lánguidos, simplemente nos deja estupefactos ante los cambios tan drásticos y desentonados en la película. Despidiéndonos de igual manera, con un final a medias y para nada satisfactorio.
A pesar de que el elenco cuente con la presencia de actores mexicanos considerados de prestigio o reconocidos, tal es el caso de Karla Souza, Jesús Ochoa y Mara Escalante, la verdad es que al final dejan mucho que desear, dándonos un grupo de personajes reciclados o que ya hemos visto antes en sus tan “variadas” interpretaciones. Sin embargo, dentro del grupo de actores involucrados en la cinta, hay algunos que logran sobresalir o llamar la atención con su interpretación, esto gracias a los personajes singulares que nos regalan, como lo es Biassini Segura (El cadáver), Gerardo Toracena (Plutarco) y Mar Carrera (Mamá). Deseando que por lo menos sus papeles hubieran durado más a lo largo de la película.
Por último, el trabajo mutuo de Gustavo Loza y Carlos Hidalgo en fotografía, es sin duda deplorable, ya que es imposible el quedarse con un cuadro memorable, o una secuencia inédita. Esto gracias al poco trabajo en composición, óptica y la nimiedad de tipología de planos utilizados. Dando como resultado unas secuencias o planos, reiterando de nuevo la característica singular de la cinta, “telenovelescos”, los cuales por cierto, tienen como factor el sobreexplotar algún tipo de encuadre o tipo de plano, en el cual el más popular suele ser el contracara u overshoulder.
"¿Qué culpa tiene el niño?" es un claro ejemplo acerca de cómo el cine mexicano ha ido decayendo, siendo invadido severamente por tendencias populares de poca calidad y por historias flojas y poco interesantes. Además, demostrando cómo nuestro arte cinematográfico, cada vez se va desvalorizando y perdiendo prestigio, por la poca pasión y esfuerzo que se le invierte a proyectos nacionales, dejándonos con la duda en la mente de; “¿qué culpa tiene el cine mexicano?”.