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El crimen de Cuenca

Drama En 1913, Gregorio Valero Contreras y León Sánchez Gascón, amigos y vecinos de Osa de La Vega (Cuenca) son detenidos como autores de la muerte de José María Grimaldos López, pastor de oficio y compañero de los anteriores. El pueblo les acusa, incluso la mujer de Gregorio reúne pruebas contra ellos. Los dos hombres confiesan el crimen después de ser sometidos a torturas. Son juzgados en 1918 en la Audiencia Provincial de Cuenca que, tras ... [+]
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
21 de septiembre de 2006
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese al texto con pretensiones de "bienquedar" con todo el mundo (instituciones y autoridades, claro) y que no pinta nada, lo que se nos muestra en este film es una historia real y fiel. Y no porque sucediera exactamente así en el caso del crímen de Cuenca y "el Cepa", sino porque se retrata de una manera tan cruda como fidedigna lo que es el abuso de autoridad y la tortura por los cuerpos llamados "de seguridad" del estado, y en especial el de la Guardia Civil. Quizá la diferencia con la actualidad se base en que los calabozos son algo más modernos, las torturas más disimuladas y los guardias no llevan el tricornio.

En cuanto a lo que es "El crímen de Cuenca" como película, decir que nos encontramos con una pequeña joya de la interpretación, con una gran ambientación y con un muy buen ritmo de película, algo muchas veces carente en las películas que cuentan hechos reales. Hay que verla. Aunque casi todo el mundo conoce la historia de este crimen, lo último sigue en el spoiler, ese gran momento magnífico al final del film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yago Rojo
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30 de marzo de 2012
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
El crimen de Cuenca es una película que, utilizando la excusa de un crimen que sucedió en la vida real, aprovecha para contar muchas otras cosas. Los poderes y abusos en la España de la época, perfectamente extrapolables a la actualidad de la propia directora, pero también a la nuestra. La amistad y la traición, la mezquindad en estados límite que llega a resultar comprensible. Pero sobretodo, y veo que se comenta menos, la negritud de la España profunda, la venganza, la competición, el odio entre pueblos, el fanatismo, la miseria, los prejuicios. De aquí a Puerto Hurraco solo hay un paso.

Sin tener nada relevante en cuanto a la técnica cinematográfica, destaca lo explicito de lo que se cuenta, tanto moral como visualmente. Digo moral porque se está contando con pelos y señales la manera de actuar de los poderes, con sus prejuicios (se hace hincapié en la rebeldía y la ideología de izquierdas de los acusados), sus abusos, su violencia y su parcialidad. Desde jueces hasta políticos, pasando por curas, fuerzas del orden y todo el que tuviese un atisbo de poder en la época. Digo visualmente porque tiene imágenes que hacen que Anticristo de Von Trier parezca una peli más. Todo esto suscitó una polémica tremenda que ha agrandado la leyenda de está mas que correcta y muy interesante película, que cuatro años después de la muerte de Franco, fue secuestrada durante año y medio y y Pilar Miró fue objeto de un proceso militar.

Quizás a mi me ha resultado excesiva alguna de esas imágenes tan explícitas. Lograban mi repulsión, pero no la empatía que probablemente buscaban. En ese sentido considero mucho más efectiva la secuencia del afeitado, fantástico ejemplo de pulso cinematográfico y tensión pura. También es cierto que esa secuencia no hubiese funcionado tan bien de no haber estado anteriormente las imágenes casi gores de tortura, así que está claro que cumplen su función, aunque igual me sobraba alguna.

Cinematográficamente no tiene peros. La película empieza fuerte, veloz en los hechos. Rara vez se deja llevar por el virtuosismo salvo en un par de secuencias (como la que le cuelgan de los huevos, por ejemplo, gran travelling y montaje posterior). Se limita a contar una historia de por si suficientemente potente. La caracterización, eso si, es increíble. Las interpretaciones protagonistas son bastante impresionantes, la de la mujer de Gregorio también, y en general todas son muy buenas. Por supuesto, siempre aparecen típicos secundarios españoles que chirrían y hacen mucho daño a la película. En particular la madre de “El Cepa” ha hecho que me cueste un poco más entrar en la película pese a su gran arranque. La música es mejorable. Aunque tiene momentos buenos, los tiene lamentables. El valor cinematográfico pues, está en las decisiones tomadas. Lo que se cuenta, lo que no se cuenta, lo que se enseña, y cómo se enseña.
sankmanda
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20 de septiembre de 2007
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena película. Ante una historia conocida mantiene el ritmo y el interés gracias a un guión efectivo (de correcta duración, cosa cada vez más difícil), escenas sencillas y muy emotivas y unas magníficas interpretaciones, sobretodo de los dos acusados que sin excesos transmiten todo. La recreación del ambiente de principios de siglo XX en la España profunda es perfecto, te trasladas y comprendes perfectamente el contexto en que ser producen las reacciones y actitudes de unos y de otros.

Una gran lección de lo mucho que se puede transmitir mediante una imagen, una mirada, una simple frase... Unido al interés que por si misma tiene la historia.
hada
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5 de mayo de 2006
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El crimen de Cuenca es la historia de un crimen que nunca existió. Pilar Miró hizo un alarde de valentía al dirigir esta película. La dureza de las imágenes de las torturas a que son sometidos los dos pastores son escalofriantes, pero , tal vez, resulta más impactante la indiferencia con que actua el Juez (Héctor Alterio), o la brutalidad inhumana que destilan las miradas y los gestos de los Guardias Civiles, autores inmediatos de aquellas atrocidades.El crimen de Cuenca supone el asumir en la España de finales de los ´70, nuestra propia historia, el conocer esa España profunda, negra,... espúrea. En el año 1979, aunque ya teníamos democracia, esta película supuso un revulsivo, al pasar, sin solución de continuidad, de las noticias frívolas del NO-DO, a asumir nuestras propias miserias de pueblo extraeuropeo. La película presenta un formato, en que a veces parece más un documental, que una dramatización histórica, no obstante, lo que importa de esta película no es su calidad técnica, sino más bien su mensaje comprometido y transgresor, que encaja perfectamente ,dentro del complejo proceso de la transición española.
lucaspj
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25 de enero de 2011
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El crimen de Cuenca” es una de las películas históricas del cine español, no tanto por su calidad cinematográfica como por su carácter de denuncia y su carrera extracinematográfica.

A pesar de estar rodada en 1979, tuvo numerosos problemas de exhibición, y casi se puede afirmar que fue la última película que sufrió censura, a pesar de haber desaparecido ésta a principios de 1977, prohibiéndose su estreno durante año y medio, aprobada ya la Constitución, es decir, la única película española prohibida durante la democracia, aunque Pilar Miró finalmente pudo estrenarla (después de ser objeto de un proceso militar) a mediados de agosto de 1981, convirtiéndose en un éxito.

Cumple doblemente la función de documento histórico. Por un lado, la propia trama argumental, de gran interés, y por otro lado, las trabas que tuvo en un momento tardío de la Transición española para llegar a las salas de cine.

Personalmente, me parece que el film sufre deficiencias técnicas importantes, adolece de una narración confusa y el paso del tiempo le ha afectado bastante, aunque prevalece el mensaje y la rotundidad de su denuncia, que es lo que realmente ha trascendido.

Hay un importante reparto de actores españoles destacados de la época, con la colaboración especial de Fernando Rey, al que los papeles de hombre ilustrado o aristócrata le sientan tan bien y en los que brilla especialmente. Destaca también, entre otros, Amparo Soler Leal, en su rol de esposa sufridora.

Aunque los saltos en el tiempo son un tanto bruscos y se añora una mejor presentación inicial y descripción de los personajes, la directora de “Beltenebros” consigue dibujar una magnífica ambientación de la España rural de principios de siglo XX, tan precaria y lastimosa. La cámara de Pilar Miró capta con gran verismo las duras condiciones de vida de entonces.

Su mirada realista se detiene de manera excepcional en el abuso de autoridad y el desamparo de los pobres, reflejando la crueldad y villanía, hasta el punto de ser esto último quizá lo más recordado, por sus impactantes imágenes y lo que asustó al gobierno de UCD, que puso la película a disposición militar, de ahí que fuera secuestrada durante más de año y medio.

En definitiva, una película que tuvo gran repercusión por su historia e intrahistoria, y en la que la importancia reside en lo que cuenta, más que en su factura técnica.
Gabriel Ufa
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