Appleseed Ex Machina

Una cinta cuyo principal atractivo es su factura gráfica, la cual es imponente en sus secuencias animadas y en los detalles por la altísima calidad de los gráficos generados por ordenador.
Desde ese aspecto entonces estamos en presencia de un filme que nos captura por su belleza estética. Además goza de majestuosos escenarios futuristas, de cautivantes componentes mecánicos artificiales, de una sombría manipulación genética que viene de la mano de los avances científicos, de un impactante poderío bélico de los cyborgs y androides que pululan en el filme. Todo ello nos brinda un marco sumamente atrayente encaramándose esta opción como una interesante cinta de acción-ficción.
De trasfondo conceptual tenemos todo el tema ético de cómo se manipulan sentimientos y mentes de humanos, de cómo se generan mecanismos cibernéticos híbridos que si bien mantienen el espíritu de la raza humana poseen mayoritariamente componentes robotizados, de cómo es el mismo hombre que mediante sus disputas puede llevar a la extinción de su existencia, sobre cómo el amor permanece a pesar de la despersonalización que acarrean los avances tecnológicos.
Hay por ende, un interesante ejercicio reflexivo sobre cómo se traza el futuro mediante las acciones y los forcejeos de intereses económicos, sobre cómo grupos fundamentalistas que quieren buscar el bien desterrando el mal del ser humano terminan recibiendo un tiro por la culata al fracasar los experimentos.
En fin, una cinta interesante y soberbia desde su acabado visual, ya que goza de los avances del CGI. Quizás sea un poco embarullada y muy repleta de piruetas y exageraciones cuando llega el momento de la acción y el belicismo. Pero a grandes rasgos es un animé para disfrutar porque combina una sólida historia futurista apocalíptica con muy buen estilo y fluidez de animación por ordenador.

Tres años ha tardado Shinji Aramaki en continuar la historia de Deunan y Briareos, tras superar con nota la prueba de hacer el remake de Appleseed, una cinta de 1988 basada en un manga del archipopular Masamune Shirow (Ghost in the Shell). La Appleseed de 2004 fue un revival fantástico, que conjugaba no sólo un gran guión sino además una factura técnica irreprochable que sacaba máximo partido de las últimas técnicas de animación 3D, tirando más por un enfoque de “videojuego” en lugar del fotorealismo al estilo “Final Fantasy: La Fuerza Interior”.

Era, en resumen, una cinta bastante completa a todos los niveles que fallaba quizá en ser algo liosa y, por momentos, tan exagerada que llegaba a ser redundante. Desgraciadamente, EX Machina, su secuela, no sólo no está al nivel sino que supone un paso atrás al centrarse casi exclusivamente en humanizar a Briareos, un hombre cuyo cuerpo fue aniquilado y pudo revivirse dentro de una máquina, al estilo Robocop. La relación entre él y Deunan es continuamente mostrada como un intento de descubrir que “el amor va más allá de las apariencias”… y acaba cansando.

Como esto no era suficiente, se nos presenta a un tercer personaje, Tereus, un bioroide –humanos fabricados a antojo- que no es sino un clon de la versión humana de Briareos. Y claro: saltan las chispas. Este triángulo es el eje de una historia que en realidad es muy mala y carece de sentido hasta el tercer acto, donde ya es demasiado tarde para intentar darle lógica a una forma fácil de hilvanar secuencias, eso si, tremendamente espectaculares y que vuelven a suponer un logro a nivel técnico.

Y no pierden la oportunidad además de –ahí va un dato friki- homenajear a Final Fantasy VII, con un personaje clavado a Zack Ward y un ‘malo final’ que es un completo calco a Jénova. Si no habéis entendido esta última frase, os habéis perdido una de las mejores experiencias audio-visuales que existen. Pero en fin… seguramente tampoco lleguéis a ver Appleseed EX Machina, así que lo mismo da. Pasable, que sería suspenso si no fuese tan brutal a nivel de animación.