Corrientes de amor

Apoteósico regreso del maestro a mis pantallas. Aprovechando que acabo de conseguir A Constant Forge, un, por lo leído, exhaustivo e imprescindible documental sobre su vida y obra de más de tres horas (ñam), creo que voy a disfrutar de un pequeño ciclo Cassavetes. Abrí fuego ayer con ésta, una de las películas que me quedaban por ver de él, otra joya más a sumar a su excelsa filmografía, para mi gusto. Por que hay que ver lo que me gusta Cassavetes y lo olvidado que lo he tenido estos últimos años. Pocas películas me han impactado tanto en mi vida como Faces, uno de los Knock Outs más memorables que he recibido jamás, una inesperada madrugada en la 2. Aquí no llega a ese nivel tan abrumador de excelencia, pero se instala cómodamente en la gloriosa zona media de su obra. Mención especial para Gena Rowlands y el propio Cassavetes, como de costumbre, y a un memorable final, también como de costumbre.

Una pelicula que es casi una crónica. Donde todo parece visto desde la mirada de un niño, un niño que mira el mundo de su padre, de los adultos, un padre que no sabe y no intenta ser otra cosa que lo que es. Un retrato con crudo realismo y ascetismo y un final definido en las últimas líneas, sutil, para reflexionar.