Cuando las obras de teatro se llevan al cine el resultado suele ser catastrófico, salvo algunas excepciones. Que Dies irae sea un símbolo en Dinamarca debido a la ocupación nazi tampoco sube nota, pues yo soy vasco y no danés. Este film aclamado -no tengan duda- por gente aburrida, no posee ni un apice ni de clásico ni de obra maestra. En esta web aunque a día de hoy tiene de media 8.5, no llega a los 400 votos. ¿Por qué? Pues porque la gente no la va a ver. Si la viesen los que puntuan con un diez a King Kong no pasaría del seis. Y los intelectuales dejarían de defender este muermo porque uno de sus films se habría globalizado; y con opiniones, a buen seguro, de lo más curiosas.

El cine no debe aburrir nunca. El teatro no debe llevarse al cine. Dies irae es muy aburrida y solo la salva la bella protagonista que interpreta su papel magistralmente. Los personajes no comunican demasiado porque Dreyer no sabe ejecutar su papel de dirección en esta sobrevaloradísima obra. Además, los que pensamos en la religión como en un pintxito antes de comer todo este cristianismo beato y protestante consigue que nos aburramos más si cabe. Con Ordet ya tuvimos suficiente.

Desde aquí animo a todos los que les encantó Parque Jurásico, Titanic o Godzzila a que vean esta obra y la puntuen objetivamente. Todos tenéis derecho a ampliar vuestra mente con obras que no se parecen en nada a las que menciono, pero mucho me temo que... ese día un mito artificial morirá.