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La perfección

Terror Una chica prodigio obsesionada con alcanzar la perfección tocando el violonchelo comienza a sufrir una serie de cambios siniestros en su vida. (FILMAFFINITY)
Entre la genialidad y la locura
Richard Shepard viene a proponernos un juego. Las reglas son simples: déjate llevar, no pienses, sólo permite que te arrastren. Es así como funciona "La perfección", desde la suspensión de la credulidad en favor del puro deleite. La premisa es sencilla: tras pasar una década retirada para cuidar a su madre moribunda, una mujer vuelve al mundo de la música, donde era una virtuosa. Pero cuando regresa se da cuenta de que su lugar ha sido ocupado por una joven promesa. Se iniciará así un viaje hacia el abismo en el que costará distinguir los celos de la lealtad y la venganza.



Escrita a seis manos por el propio Shepard, Eric C. Charmel y Nicole Snyder, estos dos últimos guionistas habituales de las series "Sobrenatural" y "Ringer", el film constituye un tour de force del absurdo. Pero lo esconde bajo una serie de juegos de manos en los que se plantean múltiples realidades, a modo de Rashomon 2.0., haciendo ver cosas que quizá no sean así, girando continuamente sobre sí misma y trabajando con los saltos en el tiempo a través de un montaje tan efectivo que negarle su valor en función de la coherencia sería insultar al propio genio que esconde la obra.

El peso, la carga de todo esto lo lleva sobre la espalda una entregadísima Allison Williams. La que antaño fuese una de las 'girls' de Lena Dunham ya mostró sus dotes como tarada ilustre en "Déjame salir" (Get Out) de Jordan Peele y aquí sigue explorando ese perfil. El de un personaje herido, atrapado en una sociedad en la que lo que se hace y lo que se dice no siempre va de la mano. Su Charlotte es una mujer que sabe lo que quiere y lo que debe hacer para conseguirlo, aunque la línea que separa lo cabal de lo desquiciado termine por borrarse de una secuencia a otra. Pero sobre todo, hay un trabajo de introspección que va más allá de la mueca. La acompaña una inmensa Logan Browning, actriz cuya trayectoria en cines comenzó con la película de las "Bratz". Lo que viene a ser un arco perfecto de (supuesto) villano, no exento de traumas.



"La perfección" sabe que puede tomarse en serio a sí misma lo justo y necesario, pero no por ello se corta a la hora de satirizar o criticar ciertas actitudes relacionadas con el elitismo de las academias artísticas, el utilitarismo al que son sometidas las jóvenes promesas hasta que éstas dejan de ser útiles, y con un giro que vira del thriller erótico al fantastique puro, termina por convertirse en un viaje que merece la pena experimentar. ¿Es una gran película? En absoluto. Pero es una de esas locuras que no sería posible producir para la gran pantalla y que funcionan de forma perfecta en una plataforma de streaming como Netflix, a la manera en la que las historias de "Black Mirror" no encajarían en un multisalas en donde "Los Vengadores" o la enésima película de los "Minions" se proyecta en las salas de alrededor.

Es en definitiva una película sorprendente, atípica y arriesgada, recomendada para gente sin prejuicios, que no creará consenso, pero no es esto lo que busca. Porque 'La perfección' no puede ser más tramposa, pero ahí reside su encanto. Y es que si no le pedimos lógica a los cortos del Coyote y el Correcaminos, ¿por qué deberíamos buscársela a algo tan orgullosamente demente como esto? Sólo por su desquiciado plano final, los 90 minutos previos merecen la pena. Así que como decía Bruce Lee en aquella campaña de publicidad que se hizo tan popular hace unos años... 'Be water, my friend'. Richard Shepard está de vuelta, y quiere jugar.

Escrita por Pablo González Taboada (FilmAffinity)
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