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La estrategia del pequinés

Thriller El Rubio dejó de delinquir hace años, pero la grave enfermedad de su mujer le hace replantearse las cosas cuando Junior, un distribuidor local de droga, le propone atracar al testaferro de sus jefes en Gran Canaria. Para organizar el asalto, el Rubio llamará a su amigo Tito “el Palmera”, un parado de larga duración cuyo sueño es abrir un bar, y que fue su pupilo, y a Cora, una prostituta de lujo que sospecha cercano el momento en que se ... [+]
Gran Canaria suburbial
Con una película casi suicida como "Fotos", volcada en una trama delirante y provocadora, Elio Quiroga sacudió un tanto la placidez del cine español en 1996. Se trataba de una obra tan anómala que, quizá por ello, Quiroga tardó diez años en rodar su segundo filme. Refugiado en el cine de género, pero con una mirada personal y afilada, regresó con una película posapocalíptica, "La hora fría", y continuó con una tercera, "No-Do", una interesante obra de terror con tintes lovecraftianos. Desde entonces, ha habido que esperar otros diez años para encontrarse con otra película de Helio Quiroga (con el paréntesis del documental "El rey del Cinema"). También empaquetada como cine de género, en este caso un estallido de cine negro.

Muy negra es, en efecto, la historia que relata "La estrategia del pequinés", adaptación de una excelente novela del canario Alexis Ravelo, considerado entre los amantes del género gracias a su serie de cinco narraciones protagonizadas por el personaje de Eladio Monroy, ambientadas en las isla de Gran Canaria e inscritas en el 'hard boiled' más clásico. La novela de Ravelo, directa, cruda, se mueve entre la sordidez de unos protagonistas miserables, al mismo tiempo perdedores y supervivientes.



Los avatares de varios personajes se entrelazan en "La estrategia del pequinés", en una trama que nace de una fallida transacción de drogas, lo que altera la vida de El Rubio, un tipo que ya se ha alejado del mundo de la delincuencia, pero que se encuentra necesitado de dinero para atender a la grave enfermedad de su mujer. El Rubio afronta la posibilidad de dar un buen golpe y recurre a un par de viejos conocidos. Un esquema tradicional, casi canónico, en el que Elio Quiroga parece encontrarse a gusto.

Lo cierto es que a "La estrategia del pequinés" le falta algo de pegada, de nervio narrativo. La puesta en escena de Quiroga es directa, precisa, y juega con acierto con diferentes texturas de fotografía, pero pierde robustez cuando se apoya en efectos de ralentí o de aceleramiento de la imagen en las secuencias violentas, recursos que añaden un ingrediente de extrañamiento a una película que debe respirar sequedad narrativa; tampoco funciona el uso de la pantalla partida, que aporta un tono impostado e innecesario a unas imágenes que ya hablan por sí mismas.



Sin embargo, se agradece que Quiroga llene de desolación muchas de las secuencias de su película y que explore un intento de cine negro al que el cine español está poco acostumbrado, en cierto modo intimista, apoyado en gestos, en detalles del decorado, en miradas fugaces. Un relato que muestra una Gran Canaria alejada de su imagen bucólica y de sus localizaciones turísticas, convertida en una isla suburbial, una isla de asfalto y de barrios, en la que se mueven los atormentados personajes. Un entorno que funciona, sin alzar la voz, como espejo de interior de los protagonistas: "La abaricia rompe el saco" (sic) reza una pintada en la zona portuaria, en los primeros minutos de la película.

Así las cosas, se puede disfrutar de una historia que se esfuerza por entroncar con el espíritu del género y que acepta viajar de la mano de los paralelismos sociales, reflejo de corruptelas, de atajos para buscar el enriquecimiento, con el arribismo como motor vital… Entre todo ello intentan sobrevivir algunos de los personajes de "La estrategia del pequinés", personajes heridos que miran hacia un futuro impreciso en el que volcar algunos de los dolientes anhelos del presente.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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