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La mujer de la montaña

Drama A sus cincuenta años, Halla, profesora de canto, declara la guerra a la industria local del aluminio, que está contaminando su país. Para ello, toma todo tipo de riesgos con el fin de proteger el medio ambiente en Islandia. Pero su situación podría cambiar con la llegada inesperada de una carta. (FILMAFFINITY)
El ecologismo vive
La industria del aluminio está contaminando Islandia. Al menos, así lo cree Halla, la heroína local que vertebra el alegato ecologista que plantea La mujer de la montaña. Halla es una profesora de canto que declara la guerra a quienes atacan el medio ambiente. Una simple flecha, como si de una moderna Artemisa se tratase, le bastará para desencadenar su lucha. Nada es casual en esta interesante y combativa película, ni siquiera el nombre de su protagonista: en el siglo XVIII, Halla y Eyvindur pasaron a la historia islandesa casi como unos Bonnie & Clyde locales, dos bandoleros que llegaron a sobrevivir 20 años, fuera de la ley, en los bosques y montañas del país.



El director de La mujer de la montaña, Benedikt Erlingsson, se reveló en el Festival de San Sebastián de 2013, donde logró el premio Nuevos realizadores con su película De caballos y hombres. En esta su segunda película, se entrega a fondo, llena de hálito poético sus imágenes y llama a la rebeldía en una obra que resulta inevitablemente simpática. Erlingsson no alza la voz ni se refugia en los aspavientos. Las transparentes imágenes de La mujer de la montaña revelan a un director sutil y contundente al tiempo, un autor singular, que huye con habilidad del panfleto y que añade a su relato divertidas aportaciones, como la creación de una suerte de coro griego que acompaña las andanzas de la protagonista-Artemisa: los músicos y cantantes que se encargan de interpretar la banda sonora están presentes en el plano para romper la cuarta pared y, así, recordar al espectador que la película que está viendo será una película al fin, pero prendida a una realidad social que no conviene olvidar ni siquiera durante el desarrollo del metraje.

La magnífica actriz y directora teatral Halldóra Geirharðsdóttir se transmuta en Halla, pero también en su hermana gemela, Ása, que ejerce de contrapunto a la heroína. Un doble esfuerzo interpretativo, premiado en el pasado Festival de Valladolid, que aporta tanta frescura como contundencia a una propuesta colorista y apasionada, una fábula que funciona como llamada de atención, pero también como una obra de lo más inteligente que obliga a seguir los futuros pasos de sus responsables.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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