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UglyDolls: Extraordinariamente feos

UglyDolls: Extraordinariamente feos
2019 Estados Unidos
Animación
4,9
468
Animación. Aventuras. Infantil. Comedia. Fantástico Hace muchos años, se crearon los muñecos para dar felicidad a todos los niños del mundo. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde vienen? Viven en una ciudad mágica donde todo es perfecto. Por el contrario, los UglyDolls, los muñecos de peluche imperfectos, viven en Feolandia, un mundo en el que nadie los juzga y en el que se sienten felices y protegidos. Pero...¿qué pasaría si estos dos mundos se unieran?
Juguetes en el sótano
Lecciones que aprendimos de la casa Pixar: los juguetes son seres literalmente animados. E inteligentes. Y extremadamente sensibles a los mimos y/o negligencias que los humanos les dedican. Viven, fundamentalmente, de estas vibraciones, y de algún modo u otro, las vuelcan sobre sus queridos (o temidos) camaradas. El mundo (y esto no es fantasía) se dibuja y se entiende de arriba hacia abajo. Primero van los que reciben felicidad; después los que la dan. O si se prefiere, están los que mandan y después están los mandados... y un poco después, encontramos los repudiados.

Este esquema sigue ‘UglyDolls: Extraordinariamente feos’, co-producción china-americana cuya ficha técnica y, aún más importante, resultado final en la pantalla, nos hablan de un cambio de paradigma a nivel mundial... que si realmente existe, todavía no se ha concretado del todo. Para entendernos, y para que no salten las alarmas: la animación estadounidense (aquella renderizada por ordenador, al menos) sigue estando varios peldaños por encima de cualquier otra cinematografía. Existen honrosas excepciones a la regla, por supuesto, pero ésta, desde luego, no es una de ellas.



De arriba para abajo, siempre... y dejando claro que ahora nos movemos por un mundo subterráneo. La primera secuencia de la película nos sitúa en la fría y hostil indeterminación de una cadena de montaje. Los productos ahí manufacturados son el resultado (igualmente frío y grimoso) de una serie de procesos artesanales, ejecutados por incontables manos robóticas. Precisas, incansables... pero por lo visto, no infalibles. De vez en cuando, un producto defectuoso aparece casi como por generación espontánea. En este momento, todo el alboroto productivo se detiene para encontrar a la tara el sitio que le corresponde.

De arriba para abajo: un interminable desguace nos lleva a... un pequeño paraíso terrenal. A una comunidad de características isleñas, donde los muñecos y muñecas que no se concretaron en el modelo que tenían en mente los diseñadores, conviven alegre y apaciblemente... esperando, esto sí, la oportunidad de ascender hacia el “gran mundo”, suerte de tierra prometida para todos aquellos que ansían encontrar a su alma gemela humana. Y así transcurre el tiempo, con el feliz nerviosismo de un niño en la víspera de navidad.



Para amenizar la espera, nada mejor que un número musical. Por aquello de animar al corazón... y, por qué no, para dar la razón a Phil Lord & Christopher Miller. De repente, asistimos al enésimo refrito espiritual de aquel ya mítico “Everything is Awesome”, que daba por oficialmente inaugurado el prodigio de ‘La LEGO película’. A la memoria no se la puede engañar (de momento no), de modo que los felices acordes no hacen sino levantar banderas rojas en nuestro interior. Algo huele a podrido... y efectivamente.

Mirando de abajo hacia arriba, el mundo pierde el sentido, o por lo menos parece ponerse nervioso ante las preguntas. De privilegiados y desfavorecidos nos habla el experimentado pero actualmente devaluado Kelly Asbury. El antaño fiel escudero de DreamWorks Animation trabaja ahora, y siempre aparentemente, con muchos menos medios, para dar vida a una historia que en ocasiones parece estar descaradamente concebida para atraer, qué cosas, al sucio dinero. Donde el departamento de merchandising va de la mano con el de marketing y, si hay tiempo, con el creativo.



‘Uglydolls: Extraordinariamente feos’, es hora y media de típicas aventuras de consumo familiar, trufadas de tópicos pero bienintencionados mensajes sobre la familia, la amistad y otras comunidades más o menos disfuncionales. La fealdad superficial es belleza interior, la tara establece la base para levantar el orgullo de la identidad y las angustias son fruto de las exigencias de perfección impuestas desde el exterior. Es la dictadura de las apariencias, bien expuesta a través de ejemplos prácticos, pero enmarañada en una historia absurdamente estirada en detalles insustanciales.

Así, esta hermana “fea” de ‘Toy Story’, ‘Monstruos S.A.’ o ‘Pesadilla antes de Navidad’ queda muy por debajo de todos estos referentes. Los últimos no serán los primeros. Por la pobreza en la técnica de animación, pero sobre todo por la poca gracia, destreza y originalidad ensamblando los principales conceptos con los que trabaja. Su guion, escrito a seis manos, está lleno de fisuras; sus imágenes son incapaces de calar, y muy fácilmente se contentan con satisfacer la necesidad básica de monadas, por parte del público más infantil. Ahí quedan estas “UglyDolls”, en el abrazo que un mocoso puede dar a un juguete prestado. Un gesto puro, pero carente de verdadero poso afectivo.
Escrita por Víctor Esquirol (FilmAffinity)
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