Mr. Link: El origen perdido

Sir Lionel Frost es todo un tipo. En la Inglaterra victoriana, es el mayor investigador del planeta en lo que se refiere a mitos y leyendas. Pero como se lo cuestionan, allá que se va, en busca nada menos que del eslabón perdido, la criatura que supone la unión entre el hombre y la bestia. Así comienza una nueva aventura del estudio Laika, que desde su primera película, esa obra maestra que fue "Los mundos de Coraline", se ha desmarcado de la oferta de animación mayoritaria. Desde luego, en cuanto a intenciones, está muy lejos de Disney, pero también de Pixar. Después, Laika entregaría otras dos películas gigantescas, "El alucinante mundo de Norman" y "Kubo y las dos cuerdas mágicas" y, entre ellas, un buen divertimento como "Los Boxtrolls". De manera que las expectativas eran altas ante su regreso.

Con "Mr. Link", Laika cambia un tanto el tono de sus anteriores propuestas y opta por el colorismo y la diversión frente a las imágenes sombrías y tétricas que poblaban sus dos primeras películas. Es evidente que el estudio ha optado por diversificarse y por ampliar su oferta a los más pequeños, pero ello no implica que haya abandonado la densidad de su narración, el detallismo de su puesta en escena ni las intenciones profundas de su trama (de hecho, incluso con la alegría y el entretenimiento que llenan el relato, los más pequeños tendrán dificultades para acceder a ciertos pasajes de "Mr. Link").



Desde la primera secuencia, un prodigio de ritmo y de sentido del humor, en la que en la que Sir Lionel consigue fotografiar al monstruo del Lago Ness, "Mr Link" ofrece un torrente de animación que escapa de los cánones tradicionales, tanto en su combinación de 'stop-motion' e imágenes generadas por ordenador como en su deseo de dotar de profundidad a personajes y situaciones (ahí es nada que, tras su encuentro con el eslabón perdido, Sir Lionel se preocupe más por los deseos de la criatura que por su gloria personal).

Chris Butler (codirector de "El alucinante mundo de Norman" y aquí director y guionista) se lanza a una película que viaja entre géneros. Sus tres actos toman diferentes direcciones, cada cual más regocijante. El primer acto recuerda inevitablemente al Phileas Fogg de Julio Verne, con el que se emparenta al protagonista. El segundo contiene una de las secuencias más brillantes de la película, una pelea en una taberna que más bien es un 'saloon' en toda regla y que se convierte en un homenaje al mundo del 'western'; todo un hermanamiento del cine del Oeste con el 'slapstick', en el que reluce no solo el cariño del creador hacia un género emblemático, sino también una minuciosidad en el fuera de campo y en los encuadres que ya quisieran para sí muchas películas con pretensiones. El 'stop-motion' brillará también en el tercer acto, que se inserta de lleno en el cine de aventuras (sir Lionel y el eslabón perdido viajan en busca de los orígenes de la criatura) e incluye una secuencia demoledora, magnífica, que muestra la zozobra del barco en el que viajan hacia el Himalaya, con la inclusión de encuadres torcidos y personajes que se aferran a las paredes en un evidente guiño al "Origen" de Christopher Nolan.



La factura visual de "Mr. Link. El origen perdido" es envidiable, pero también lo es su fondo, una metáfora que combate los prejuicios y la exclusión con la excusa de una aventura animada. Finalmente, resulta que, una vez más, una buena película "de dibujos" consigue acumular reflexiones a las que aspiran tantas obras que quieren ser sesudas y que solo ofrecen pretenciosidad.

El estudio Laika consigue combinar diversión y reflexión. Y cuidado, porque aún hay voces que persisten en infravalorar el cine de animación, cuando es un territorio que ofrece, año tras año, impresionantes logros artísticos. Con Pixar a la cabeza, sí, pero con muchos otros creadores embarcados en la invención de relatos novedosos y profundos. De modo que la catarata de ideas de "Mr. Link" está a disposición de los chavales y también de los adultos que aún estén dispuestos a soñar. No todo va a ser Godard, y en la eficiencia de sus propuestas argumentales y la espectacularidad de sus apabullantes proposiciones visuales, "Mr. Link" ofrece no pocas lecturas. Para los presurosos: atención a los créditos finales, un portento de imaginación y un alarde de profundidad visual.