Haz click aquí para copiar la URL

Dobles vidas

Drama. Comedia A Alain, un exitoso editor parisino, y a Léonard, uno de sus autores de toda la vida, les cuesta aceptar por completo el mundo digital actual... y puede que la crisis de la mediana edad. Cuando se reúnen para debatir sobre el nuevo manuscrito de Léonard, Alain debe encontrar una manera elegante de decirle a Léonard que se está quedando atrás, de exponerle sus dudas, mientras que la esposa de Alain, Selena, cree que por fin Léonard ha ... [+]
Mundo líquido
La obra de Olivier Assayas se desarrolla con constancia y continuidad desde 1986. Y sin hacer demasiado ruido, ya ha entregado un buen puñado de películas importantes, como “París se despierta” en 1991, “Finales de agosto, principios de septiembre” en 1998 y “Después de mayo” en 2012, además de una espléndida miniserie, “Carlos”, que se estrenó en los cines con un metraje reducido, centrada en la vida del terrorista Ilich Ramírez. Assayas siempre dibuja con insólita habilidad personajes vivos y certeros y se esfuerza por empapar sus imágenes de un hálito poético que parece como atrapado al vuelo, pero que nace de una meticulosa planificación de su puesta en escena.

“Dobles vidas” sigue a un editor de libros que hace frente a la reconversión digital de su empresa y trata de de aclimatarse al mundo tecnológico que lo rodea, y a su mujer, una actriz que se ha quedado encasillada en una serie televisiva. Entre ambos anda un amigo escritor, inmerso en una polémica twittera despertada por sus novelas autobiográficas. Assayas había cambiado un tanto de rumbo cinematográfico en su anterior “Personal Shopper”, una suculenta película de terror que no parecía serlo. Y en “Dobles vidas” también parece abrir algún nuevo camino en su cine al sumergirse a tumba abierta en el mundo de estos personajes sugestivos y verborreicos que encarnan Juliette Binoche y Guiillaume Canet (de quien el director consigue incluso que abandone un tanto su habitual pasividad expresiva).



Los protagonistas de “Dobles vidas” hablan sin cesar, a la manera de los que vivían en la memorable “Mi noche con Maud”, de Eric Rohmer, pero encarados a problemas bien diferentes. Hablan de Internet, de la llegada del e-book, del futuro del mundo editorial, del papel de los nuevos lectores, de la resistencia de los antiguos, de la importancia de la labor de los críticos (escasa en un mundo dominado por las redes sociales y la sobreinformación), del paso del tiempo, del devenir de las relaciones afectivas, de las infidelidades…, lanzan constantes peroratas con las que se expresan y se ocultan simultáneamente. Hablan y hablan. De todo. Y, así, acaban hablando también de todos. De todos nosotros, individuos igualmente inmersos en el nuevo mundo líquido entre asombrados, confusos y, en alguna ocasión, ilusionados.

En el centro de sus conversaciones están presentes el amor y la amistad, sugerentes refugios, pero también un asunto primordial tanto para los personajes como para Assayas: la muerte de la Cultura con mayúsculas, que quizá deba acostumbrarse a ser escrita y pronunciada con minúsculas para poder sobrevivir, para poder adaptarse a las nuevas realidades. También, en cierta manera, a la muerte del relato tradicional, cuyo rango y valor ya no será medido por la Cultura, sino por la democratización o la tiranía, según se mire, de los valores del mundo digital.



Acostumbrados a sus certezas, al cobijo que les ofrece su Cultura, los protagonistas de “Dobles vidas”, que ya se han acostumbrado a que sus palabras sean su muro protector, atisban que quizá estas no sean suficientes ante la obligación de vivir entre un aluvión de incertidumbres, en las que muchos espectadores podrán reconocerse. Sobre eso diserta Assayas en esta hermosa película, un relato de enfrentamientos que se puede mostrar tan áspero como acogedor, según la mirada o el estado de ánimo. Porque estos personajes, que ven tambalearse muchas realidades que consideraban eternas, pueden ser, como todo el mundo, al mismo tiempo tiernos y voraces, impetuosos y débiles, audaces y pusilánimes, sinceros y mentirosos…

Ni Assayas ni sus personajes han sido nunca predicadores. Por eso plantean dudas y pueden aferrarse a pocas certezas. Será el espectador quien deba asumir el riesgo de buscar algunas respuestas ante este espejo ofrecido por una película honda y sensible, en la que se muestra que el cine todavía es capaz de atrapar retazos de vida, como defendían los antecesores de Assayas, sus maestros de la “Nouvelle Vague”. Si, el cine aún puede conseguir el milagro de la re-construcción de la realidad. No es poco en los tiempos de de la muerte de la Cultura,
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)

Últimas películas visitadas
Killer Therapy
2019
Barry Jay
arrow