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La playa de los ahogados

Intriga Una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la orilla. Si no tuviese las manos atadas, Justo Castelo sería otro de los hijos de la mar que encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba. Sin testigos ni rastro de la embarcación, el inspector Leo Caldas se sumerge en el ambiente marinero del pueblo para esclarecer el crimen, pero los vecinos se resisten a desvelar sus sospechas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
7 de junio de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una novela de Domingo Villar que desconozco, el veterano director español Gerardo Herrero vuelve a ponerse tras las cámaras con ‘La Playa de los Ahogados’, un thriller repleto de misterio situado en la costa gallega.

Aunque la película me ha terminado gustando y goza de una fotografía preciosa que descubre algunos de los parajes más bonitos de la localidad, Herrero no termina de crear la atmósfera necesaria para que el thriller fluya por completo. Hay intriga y hay misterio sí (y los giros inesperados siempre son bienvenidos y funcionan), pero no me termino de morder las uñas en ningún momento. La falta, quizás, algo de ritmo ante los excesivos diálogos y la realización demasiado plana y sencilla.

Terrible decisión la de Carmelo Gómez, decidiendo no volver a actuar. Esperemos que sea solo algo pasajero porque perdemos a uno de los interpretes más maduros de su generación. Aquí encargado de dar vida al inspector del caso. Gómez está tan solvente como siempre y bien secundado por unos cuandos secundarios de lujo como Antonio Garrido, Tamar Novas o Celso Bugallo.

Un thriller que se puede ver y recuperar en DVD, pero que no nos dejará marcados para siempre.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Hickeystyle
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4 de octubre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las pocas personas que puede presumir de tener en sus estanterías el premio “Ciudad de Cuenca” otorgado por el extinto Festival de Cine Mujeres en Dirección hace justamente cinco años, es la productora de origen uruguayo Mariela Besuievsky; con su compañero Gerardo Herrero comparte el sello Tornasol Films, donde durante más de dos décadas han germinado algunos títulos clave de la cinematografía en lengua española y otras coproducciones con reconocidos autores del Viejo Continente.
Sin embargo, la obra como director del madrileño ha quedado bastante lejos de alcanzar un éxito y una estimación equiparables; lo ha intentado con la comedia (Que parezca un accidente, 2008) y el drama (Heroína, 2005), pero la mayoría de sus películas proceden de adaptaciones literarias, con cierta tendencia hacia el género de investigación policiaca. En este acercamiento al thriller, Gerardo Herrero se ha topado con la segunda novela protagonizada por Leo Caldas, un lacónico inspector gallego creado por el escritor Domingo Villar, que además ha participado directamente en la escritura del guion. Para dar vida al policía, el director ha recurrido a su actor más recurrente, Carmelo Gómez, al que solo falta ese inimitable acento gallego para mimetizarse indisolublemente con su personaje.
La trama de La playa de los ahogados empieza con la aparición del cadáver de un marinero en las playas de un pequeño pueblo; a partir de este momento la investigación confluye con el naufragio de un pesquero catorce años atrás, donde falleció el patrón del mismo. La rutinaria investigación llevada a cabo por el Inspector y su ayudante, con sus toscas diferenciaciones de caracteres y métodos, centra el grueso de una narración pausada, distante y fría, sin que el director consiga implicar al espectador en una historia solapada a la esencia de la tierra y el paisaje gallegos, con el mar, sus barcos y sus gentes conformando un entorno que por sí mismo debería no solamente envolver el relato, sino absorber las pulsaciones de una cámara ajena a cualquier atisbo de emoción. Tras un iterativo y perezoso interrogatorio de testigos, llegamos a la resolución del caso de forma algo previsible y precipitada, desbaratando las posibilidades de un interesante material que ofrecía buenos mimbres para haber conformado un estupendo cesto para albergar este presunto thriller a la gallega.
A la vista del resultado se puede inferir que Gonzalo Herrero no ha conseguido su objetivo de reflejar en imágenes el espíritu de la novela, la esencia de una entretenida historia, a través de unos personajes construidos a base de palabras, de referencias literarias; ambos extremos se desvanecen en el trasvase a la imagen cinematográfica. La consecuencia es que a pesar de haber llegado a un buen número de salas españolas, La playa de los ahogados ha pasado totalmente desapercibida por la cartelera durante la semana de su estreno; ni siquiera los lectores de Leo Caldas se han interesado por seguir sus pesquisas en la pantalla grande. Sin embargo, como productor ha demostrado sobradamente capacidad para encontrar el secreto de sus ojos (de los espectadores, se entiende).
Pepe Alfaro
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30 de julio de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con estética y modos de telefilm, La playa de los ahogados es un desperdicio constante. En primer lugar, desperdicia la relación entre el detective Leo Caldas, gallego, y su ayudante, Rafael Estévez, un aragonés a quien exasperan la pachorra y socarronería de los gallegos. Desperdicia los hermosos parajes naturales y las posibilidades ominosas de éstos, de sus cielos cubiertos de nubes, de la luz casi sobrenatural que se cuela entre ellas. Desperdicia la posibilidad de crear un nuevo referente del noir español, porque a sus dos protagonistas les falta vida y carisma, a pesar de la interpretación correcta de Carmelo Gómez y Antonio Garrido. Desperdicia, en fin, un examen a fondo de esa Galicia esquinada y hosca que guarda sus secretos seculares, inmune al paso del tiempo. Nos queda una cinta pulcra, escasamente emocionante, una especie de versión amorfa de la novela para quienes la hemos leído (por cierto, Domingo, estamos hasta los huevos de esperar la tercera entrega. ¿A qué esperas?). Poquita cosa. Es lo que le pasa siempre al cine de Gerardo Herrero: toca temas interesantes, pero sin implicarse, de refilón, arañando apenas la superficie. Una pena.
Eduardo
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24 de abril de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habría que crear un subgénero que se llamase "cine de coche". Serian aquellas películas que por obtener un (esperamos que suculento) trozo de financiación, hipotecan buena parte del metraje en promocionar un vehículo de una marca determinada. Gerardo Herrero en su faceta contrastada de productor se aplica el cuento en esta historia sin el más mínimo pudor.
Adaptación de la novela homónima del gallego Domingo Villar, segunda del flemático inspector Leo Caldas y su "Pedrín" particular Rafael Estevez, bien interpretados por Carmelo Gómez que esperemos regrese pronto de su exilio del mundo cinematográfico y Antonio Garrido.
No consigue Gerardo Herrero incorporar la idiosincrasia de las costas gallegas a la atmósfera que hubiera sido deseable para una trama que al menos se sigue con el suficiente interés. Se agradece la ausencia de estridencias y tópicos del género pero el pulso narrativo es demasiado blando y la dirección simplona y de manual. En esta "Playa de los ahogados" el asunto en general se mantiene a flote por los pelos (de Carmelo).
ELZIETE
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10 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas suelen superar la calidad del libro en el que se basan, y esta desde luego no es una de ellas.

La trama es más que interesante, y se percibe estar construida sobre el eje de una novela negra notable. Ahora bien, la ejecución se ha quedado a medias en todos los aspectos, comenzando con unas interpretaciones hechas para salir del paso, improvisadas, sin emoción, sin transmitir, como “venga, vamos a terminar rápido que tengo otras cosas que hacer”.

Tratar de condensar una novela de cientos de páginas a una película de dos horas tiene su complicación, porque no da tiempo de explicar el contexto, ni los personajes, ni su historia, ni su trasfondo. Y en este caso ha sido más que evidente. Pero ahí justamente es donde estaba el reto en esta película, y no se ha conseguido.

En un film de estas características las interpretaciones juegan un papel clave, y sin embargo no hay uno sólo de los actores que se salven. No es de extrañar por tanto que alguno de ellos haya perdido el protagonismo de antaño, como Camelo Gómez. Hay que poner toda la carne en el asador. Aunque si esto se permite es porque el director lo habrá aceptado.

En definitiva, insípida y prescindible.
Jaivimor
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