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Mamacruz

Comedia. Drama Cruz es una abuela que lleva muchos años, décadas ya, sin saber lo que es un orgasmo. Ella, devota de sus creencias religiosas, no le daba importancia ni tampoco se lo había planteado... hasta que un día navegando por Internet empieza a sentir de nuevo deseos y sensaciones que ya creía extinguidas. Pero, ¿Cómo compaginar su religiosidad con este nuevo despertar sexual y sensual que ha llegado de pronto a su vida?
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
26 de octubre de 2023
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una parte de la crítica mediática ha acusada a Mamacruz de disfrazarse de moderna mediante la exposición de una tesis que todos deberíamos dar por asumida (en otra palabras, de retrógrada). En mi opinión, dicha sentencia contiene cierta confusión, puesto que la película que nos ocupa no quiere hacer ningún revelación ideológica, sino describir una etapa de descubrimiento de un personaje. Vamos, que no acudimos a la proyección del nuevo trabajo de Patricia Ortega como participantes de un taller sexual (como sí hacen sus protagonistas), sino como observadores de un proceso de aprendizaje que todos deberíamos celebrar y desear para nuestros mayores. Y este proceso está desplegado de una forma creíble y cuidadoso, logrando incluso provocar alguna carcajada sin por ello banalizar ni ridiculizar lo expuesto. Y además, lleva implícitos otros aspectos de la vida de la protagonista, a mi entender, más interesantes incluso que el principal.

Porque sí, de acuerdo: el tema principal de Mamacruz es la sexualidad. Pero la directora venezolana también nos habla, de forma un poco más discreta (que no menos relevante) de la maternidad. Pensemos en la secuencia que nos descubre cómo Cruz renunció a su proyecto de juventud para cumplir con las responsabilidades maternales que de ella se esperaban. De esta renuncia deriva, en cierto modo, el hecho de haber descuidado sus deseos y educación sexual. Su hija, en cambio, decidió explotar el talento que tiene como bailarina, decisión que implicó su traslado al extranjero y, por consiguiente, confiar la custodia de su hija a Mamacruz (como la nieta llama a su abuela). De estas dos actitudes contrapuestas nacen las dudas que tiene Cruz sobre la decisión de su hija: es el efecto espejo de la maternidad, a menudo ligada a una instintiva comparación de actitudes. Pero también será de allí de dónde nacerá su deseo de descubrir aquello que perdió cuando era joven; y aquí Ortega nos propone una inversión de los roles “maestra / aprendiz”, siendo la madre quien se inspirará en la determinación de la hija.

Más allá de este juego de miradas, perspectivas y espejos, lo más interesante de lo descrito es la valentía con que la directora lo presenta: como una situación sin soluciones perfectas. Porque Ortega huye de las dos manidas (y reduccionistas) perspectivas sobre la maternidad a las que el cine nos tiene tan acostumbrados, a saber, la madre comprometida y entregada cuyo instinto pasa por encima de todas sus necesidades; y la madre irresponsable, insensible y egoísta, incapaz de anteponerlas exigencias de los hijos a su caprichoso placer. Aquí no estamos ante ninguno de estos dos casos, ya que la decisión de la madre no es más que la respuesta a un deseo legítimo, la forma de afrontar una situación contradictoria en dónde no existe una opción que sea justa para todos. Así mismo lo manifiesta el personaje en la reveladora conversación que tiene con Cruz: en realidad, ni ella misma está segura de hacer lo correcto. Porque ni siquiera la (sobre)venerada maternidad otorga superpoderes para afrontar situaciones como esta.

Tanto este peso de la maternidad como el bloqueo sexual que Cruz se propone desarticular son aspectos que Ortega expone sin necesidad de recreo. Es cierto que la opresión puede palparse desde múltiples rincones (el peso de la religión, el temor al “que dirán”, las habladurías de algunos conocidos, la mirada reticente del marido), pero en ningún momento se plantea como una grandísima tragedia. Y en realidad, toda la película evita este tipo de excesos: incluso el estado terminal de una de las amigas de Cruz es tratado de una forma suave y elegante, alejada del sentimentalismo fácil. Tal vez este sea el punto fuerte de Mamacruz, una película que, si lograra dejar a un lado esta tendencia contemporánea de asociar “autoría” con “tempo pausado”, tal vez lograra un acabado no sólo correcto sino majestuoso.
Martí
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27 de octubre de 2023
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos sumerge en la vida de Cruz, una abuela que ha pasado décadas sin experimentar un orgasmo y que, debido a su devoción religiosa, nunca le había dado importancia a esta falta. Sin embargo, su mundo da un giro inesperado cuando, navegando por Internet, comienza a sentir deseos y sensaciones que creía olvidados. Se plantea entonces el desafío de conciliar sus creencias religiosas con este inesperado despertar sexual.

La dirección de Patricia Ortega en "Mamacruz" es atrevida y valiente. Aborda un tema tabú y lo hace con una sinceridad impactante. La película no teme explorar la sexualidad de una mujer de edad avanzada, rompiendo con estereotipos y prejuicios. La directora desafía al espectador a enfrentar la dualidad de la vida de Cruz, donde la fe y el deseo chocan en una batalla interna. El enfoque audaz de Ortega merece elogios.

La actuación de Kiti Mánver, quien interpreta a Cruz, es el corazón y alma de la película. Su actuación es simplemente asombrosa, llevando al espectador a través de un viaje de autodescubrimiento que es al mismo tiempo conmovedor y empoderante. Mánver representa el poder femenino en su máxima expresión y lo hace de manera impresionante. El resto del elenco también ofrece actuaciones sólidas, pero es Mánver quien brilla con luz propia.

El guion de la película es interesante, ya que desafía las expectativas del espectador y aborda cuestiones profundas sobre la religión, el envejecimiento, la sexualidad y la búsqueda de la felicidad. Sin embargo, la película no llega a una conclusión definitiva, dejando algunas tramas sin resolver.

La cinematografía y la dirección de fotografía agregan un elemento visual interesante a la película. Hay momentos de gran belleza visual que contrastan con la austeridad de la vida de Cruz, lo que refleja su mundo interior en constante evolución. La banda sonora complementa la trama de manera efectiva.

Es una película audaz y conmovedora que desafía las convenciones y destaca el empoderamiento femenino y la importancia de la autenticidad.
Pablo Veiga
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30 de octubre de 2023
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En apariencia, sencilla película española, que narra la cotidiana historia de una mujer, ya madura, que todavía siente "sensaciones" y "palpitaciones" propias de una sexualidad todavía viva.

No parece, al verla, tener mucho en particular. Todo es natural, sin alardes dramáticos, pero sí que posee una franqueza y sinceridad que lleva al film a ser veraz, afable.

El guion es sólido, la puesta en escena sencilla, pero tiene en su haber la inmensa presencia de una gran actriz, Kiti Manver, que siempre ha sido una señora de la interpretación pero que ahora parece que será protagonista. Ya era hora, pardiez.

Se ve fácil y convence por la inteligente combinación de comedia y costumbrismo, con algunos toques de drama, pero siempre con vitalidad y positividad.

Y tiene una escena, la de la conversación final entre madre e hija, emotiva, conmovedora, que hace fluir las lágrimas del respetable.

No parece tener esta cinta nada de particular, pero deja un bonito recuerdo, por su sensibilidad.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
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2 de marzo de 2024
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora y productora de Maracambo Venezuela afronta su tercer largometraje, en el que con esta película de estudio de bajo presupuestos, se acerca a la realidad de Mama-Cruz de una manera sutil y con cuidado de dotar de verosimilitud y comprensión su comportamiento. Esto hace que el papel de la abuela se convierta en el eje en torno al que se mueve está trama.de tono dramatico. Aunque la auténtica fuerza del guion está en su capacidad para globalizar los sentimientos de la protagonista, y construir un mensaje que reclama más atención hacia las personas mayores, las cuales siguen teniendo las mismas apetencias y deseos de cuando eran jóvenes.

Ortega logra trascender el relato costumbrista con este elegante y poderoso alegato sobre la sexualidad en la madurez femenina; la cual pivota primero sobre la mística para después derivar en una argumentación más humana: la sororidad como toma de conciencia; primero grupal, después individual. En ese aspecto, la narrativa, valga la paradoja, no da puntada sin hilo, apoyada en un buen guion.

Un libreto que abandona los lugares comunes y afronta con honestidad el despertar de Cruz una mujer introvertida que aborda los albores de la senectud sin interés alguno, descubriendo una salida emancipadora, que logra sacudir a su mundo familiar. Si bien al principio puede resultar un tanto lenta, ante la falta de diálogos, por el afán de mostrarnos su interior, según avanza va siendo más amena.
Pero al largometraje le falta temperamento, su propósito queda muy claro rápidamente y le cuesta conseguir mucha más profundidad.

La interpretación de Kiti Mánver domina toda la película con soltura y otorga poderío a este personaje femenino tan invisibilizado. Todos los demás personajes quedan muy engullidos, por lo que no tienen mucha más relevancia de lucimiento.
elsherpa
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25 de octubre de 2023
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los tiempos en que en La Ser se grababa el programa de radio La vida moderna presentado por David Broncano y con Quequé (ahora Héctor de Miguel) e Ignatius Farray como colaboradores, recuerdo una anécdota de este último en la que contaba que en su niñez él disfrutaba mucho de ir con su abuela y escucharla charlar con sus amigas. Lo que con poco tino se ha llamado a menudo reunión de marujas. Allí se ponían al día y se contaban de todo y, en las propias palabras de Ignatius, a él le parecían las personas más divertidas del mundo. Quizá por espontáneas, quizá por sinceras, pero hay algo ahí que es particularmente divertido. En Mamacruz disfrutamos de un grupo de mujeres así, tienen edad variada, pero hablan sin tapujos de todo lo que quieren o van descubriendo. Son escenas gloriosas que provocaban carcajadas en la sala y al final de la proyección aplausos.
Más allá de eso, luego la línea argumental general, más centrada en Kiti Mánver, también está excelentemente interpretada. No es tan graciosa, pero sí habla de una realidad de la que se ha empezado a hablar hace poco y por eso hace que esta película pueda ser importante, porque tampoco hemos visto muchos ejemplos previos de este tipo de historias.
Por último, quiero destacar dos interpretaciones, que claramente son superadas por la de Kiti Mánver, pero que me parecen bastante meritorias, una de ellas es la de Pepe Quero, que interpreta un reflejo de la sociedad y que la película en cierto momento dice en la boca de su protagonista en lo que se ha convertido esa persona, y la otra es Mari Paz Sayago, a la cual se la suele ver en producciones de origen andaluz y que también tiene un timing tanto en lo cómico como lo dramático realmente a aplaudir
mugiwara38skr
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