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México México · Ciudad de México
Críticas de Patricio Escartín
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
4
10 de enero de 2022
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No quiero ser muy tajante con la película, pero creo que es lo mínimo que se merece un film que, por el hype, está puntuado como una de las mejores películas de IMDb, FilmAffinity o Letterboxd, y que además, en boca de miles de fans, está siendo llamada "La mejor película de todos los tiempos", lo que no es ninguna novedad en este tipo de casos, ya que pasó lo mismo con Endgame y con cada película-evento de Marvel.

La película es puro fan service, es una cucharada de nostalgia para el espectador y ni eso pueden hacer bien; fallan en la argumentación de su lógica interna y violan lo establecido en películas anteriores, principalmente con el personaje de Doctor Strange, a quién tratan por incompetente para ajustarse a las necesidades del guion.

Estilísticamente, por momentos parecería que Jon Watts quiere cambiar la manera tan convencional de contarnos una película de super héroes, e incluso en el comienzo del film es admirable su uso de un plano-secuencia en la escena en la que Peter llega a su departamento y los medios lo están acosando en la calle, pues el hecho de que veamos el nerviosismo de Peter en un solo plano crea una cercanía con el personaje que nunca más volvemos a ver. De ahí en fuera, Watts abandona su búsqueda en la narración por hacer algo diferente y con sustento, y se decanta por una dirección sin identidad, o más bien con la identidad que lo caracteriza: chistes innecesarios cada 5 minutos, efectos visuales mal hechos, poco (o nulo) desarrollo de personajes, agujeros de guion, deus ex machina, etc.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Patricio Escartín
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4
8 de febrero de 2022
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay tanto potencial desaprovechado en la última película de un anciano Paul Verhoeven (n. 1938), quién en lugar de entrar en temas interesantes que propone su película, se queda en la superficie de su "provocativa" visión de monjas lesbianas desnudas intentando ser Jesucristo. Y es que el mayor problema que tiene la película es que no sabe ni siquiera a dónde quiere dirigirse: por momento pareciera que lo que Verhoeven trata de hacer es una ¿crítica? al fanatismo religioso, pero elige cómo protagonista a una enferma con complejos de Jesucristo que incluso en su mismo contexto, es vista como tal por otras monjas. A momentos pareciera que trata de ser una película homoerótica para luego, tornarse en una crítica floja de la Iglesia católica como institución, y terminar siendo una película de "salvado en el último momento".

La película establece desde el comienzo una doble posibilidad con los eventos que le ocurren a Benedetta (Virgine Efira), dejándole (aparentemente) al espectador la libertad de elegir si aquellos acontecimientos son casualidad u obra de la divinidad. Aquella pseudo-libertad que da el guion hubiera sido el mayor acierto de la película, sobretodo si nos enfocamos en ciertos sucesos que no tienen una explicación racional pero que vistos desde una mirada religiosa, serían producto de un milagro (tales eventos pueden ser cuando Benedetta de niña dice que una desgracia caerá sobre los soldados y un pájaro se caga sobre uno de ellos, o cuando se le cae la virgen encima y por "un milagro", Benedetta sale viva). Sin embargo, a pesar de que estos hechos podrían ser obra de la casualidad o de un acto de Dios, el mismo Verhoeven trata de dejarlo a un lado y ajustarse a la razón, justificando que las cortadas en las palmas de Benedetta son producto de su propia mano, y es que después de introducir un elemento no realista, el film se torna en justificar las acciones desde un punto de vista racional e histórico, solo para cerrar la película con un texto que dice que en el pueblo de Benedetta, "la peste nunca entró" (cuando ella en escenas anteriores había profetizado que estarían a salvo de la peste), dejando así una idea de divinidad en la cabeza del espectador.

Esta manera tan descuidada y autoritaria de parte del texto para pasar de creer en los milagros a la más pura racionalidad hace irritante la manera en la cual la película está contada, pues cuando el guion lo necesita, las acciones pueden suceder "porque Dios lo hizo" (como el cometa rojo al que Benedetta le atribuye la salvación de su pueblo) a un grosero y tosco "te la creíste" y descubrir que siempre fue Benedetta la que actuó para buscar su semejanza con Jesucristo. ¿Dónde está la libertad del espectador para decidir la causa de los hechos? Simplemente no la hay, y es que es imposible dejar cabos sueltos con los cuales el espectador pueda formular sus propias conclusiones porque la película tiene otro problema fundamental: no deja nada a la imaginación, y cuando digo nada, es nada. Mi comentario en este caso ya no radica en la magnitud del texto sino en la dirección, porque es enteramente un problema formal que por lo tanto incumbe a Verhoeven como director, el decidir sobre el que pone el ojo del espectador. En este caso, la atención siempre se irá sobre lo más evidente, sobre aquello que está en pantalla, tal vez no de una manera grotesca (más sí excedida), pero sin dejar espacio al misterio, a lo oculto, a lo profano. Y es que, por lo que esta película trata (temáticamente), el dejar espacios vacíos, personajes ocultos y tramas inconclusas hubiera sido tan efectivo para narrar lo que se cuenta. La película trata enteramente sobre "lo prohibido" como concepto moral y teológico, por ello la homosexualidad de Benedetta, la profanación de los símbolos, el complejo de Jesucristo y la peste negra, son temas tan polémicos, porque insertados en su contexto sociocultural representan aquello de lo que no se puede hablar, aquello que está prohibido y que es mejor mantener en tinieblas. Esta comprensión temática no la tiene la película de Verhoeven, de hecho es todo lo contrario. Si vemos violencia, veremos violencia explícita y ensalzada, de la misma forma si vemos sexo, donde lo importante es que el espectador aprecie los cuerpos de Virigine Efira y Daphne Patakia (Bartolomea), así como en las escenas de Jesucristo, donde a momentos pareciera que mientras menos acorde al catolicismo se represente a Jesucristo, mejor. La provocación es eso, no polémica por su desarrollo temático, sino por la manera tan burda de representarlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Patricio Escartín
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L'homme machine (C)
CortometrajeAnimación
Francia1885
4.8
110
Animación
4
27 de enero de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el cortometraje más corto que he visto en mi vida (16 segundos). No quiero hablar mucho de él, porque no me parece necesario, simplemente vi una lista en Letterboxd que hablaba de los cortometrajes más importantes del cine mudo, y aparecía este en primar lugar (estaba ordenado cronológicamente).

La mayoría de los comentarios al respecto no consideran el contexto, o simplemente el año de su creación, y creo que es importante mencionar que es 1885, es decir, estamos en el mero pre cine, esto como tal, ni siquiera lo podríamos considerar cine. Si bien, es una sucesión de imágenes en movimiento, no estamos ante una proyección grabada, pero si ante una animación. ¿Es por lo tanto cine?

Lo más interesante con El hombre máquina radica no en el hecho de ver a un ¿hombre? caminando en el vacío, sino en el hecho de que su realizador (un científico) hubiese hecho una analogía entre el hombre (su protagonista) y la máquina, introduciendo un hecho narrativo. Lo menciono, porque para aquellos que piensen que exclusivamente se trata de un micro-cortometraje con fines meramente científicos, está dejando de lado el hecho de que hay una historia, una muy sencilla, pero una historia al fin y al cabo.
Patricio Escartín
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7
29 de enero de 2022
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con su cálida sencillez, Céline Sciamma nos entrega una película fantástica que en sus apenas 72 minutos de metraje, logra representar tanta verdad y humanidad. La niñez, el amor madre e hija y la amistad son temas esenciales del film que no teme en tomarse su tiempo y en crear momentos realmente emotivos. La infancia, a menudo estereotipada, es mostrada como lo que es en este caso: un juego constante, una fantasía, pero también una etapa de reafirmar la identidad, las creencias y agudizar la percepción y la empatía. Por eso, la pureza de esta película es tan grande, porque logra ofrecer un retrato a través de una propuesta realmente novedosa e interesante del amor que hay en el fondo de un niño.

Sciamma además usa pocos planos, empezando por un plano secuencia que nos establece el personaje de la abuela en la vida de la pequeña Nelly (Joséphine Sanz) pero que también, por su manejo del espacio-tiempo, nos da una probada de lo que vendrá más adelante. No hay necesidad de explicación para justificar el suceso que da inicio al segundo acto y constituye la magia de la película, simplemente basta con entrar en la convención para seguirle el juego a Sciamma y para deleitarse por la amistad surgida entre las dos niñas. La realizadora pone especial énfasis en acciones aparentemente mundanas que constituyen la caracterización de sus personajes: el reír haciendo panqués, el jugar al detective, las preguntas inocentes pero con mucho fondo, toda la caracterización está perfectamente trabajada para crear un mundo verosímil y profundamente emotivo.
Patricio Escartín
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6
30 de enero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sorprendente como la determinación de Georges Méliès lo llevó a hacer cosas tan sorprendentes como El hombre de la cabeza de goma (1901). Aquí, Méliès incorpora su aprendizaje en El hombre de las mil cabezas (1898) y vuelve a usar su tan efectivo truco de la cabeza desprendida, solo que agregando un factor: el crecimiento de la cabeza de goma. Cineastas como Méliès son los que traen innovación al cine, no solo porque en su momento saben ir más allá de lo que la mayoría está haciendo, sino porque saben revolucionar los artefactos y herramientas de las que dispone el cine.

Aquí, algo tan simple como la perspectiva (la distancia de sujeto respecto a cámara) es empleado de manera magistral para crear un efecto óptico y una ilusión, cosa que sólo el cine puede hacer. Sumado a eso y a la vista frontal y bidimensional de los cortos del francés, es que se genera este efecto, pero Méliès no se queda solo con la demostración sino que crea una historia que en sí, es un acto de magia pero también un chiste. En definitiva, el trabajo de un visionario.
Patricio Escartín
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