Fin de semana al desnudo

Divertidísima comedia de Mariano Ozores en los últimos coletazos dignos del cine español franquista. Ya en este 1974 se percibe el síndrome criminal del destape, aunque por supuesto echando el freno para que la cosa resulte aceptable y digerible, un picante verdosillo y anecdótico pero no vomitivo como vendría después. Pero vámonos al sur, anda.

Un millonario ligón, una camarera enamorada, una amante que no quiere la deshonra, un delincuente muy chulo, dos cómplices y un hotelito en la Costa del Sol son los puntos clave de «Fin de semana al desnudo». Un thriller comedia que hará que te partas de risa, así de claro, y como es lo que pretende y lo que consigue, olé por ella. Y olé por Antonio Ozores, por Lina Morgan y por Alfredo Landa, que se salen; especialmente los dos últimos nos regalan una clase magistral de improvisación continua y química personal insuperable. Verles juntos es una maravilla. El guión, que realmente está bien llevado, ayuda a la comicidad y a un ritmo ágil que no decae. Diálogos agudos, algo de parodia, otro poco de caricatura, cierta mordacidad y cierta ingenuidad desbordan una historia de enredos cargada de humor.

Si tienes prejuicios, abstente. El resto, a reírse.

Mirada con perspectiva es un retrato de todos los clichés que el franquismo cultural se encargó de propagar. Como comedia es magnífica, reuniendo a varios de los mejores actores españoles del momento y con un guión y una dirección muy por encima de la que podían esperarse con esas circunstancias.

He acabado viendo esta película porque el cine español de antes tiene algo que me resulta divertido, eliminando el machismo que había, lógicamente, que más de una vez te deja con la boca abierta.

Sinceramente la he visto sin leerme la sinopsis porque el reparto aseguraba risas y quería pasar un rato entretenido, pero poco a poco he sentido que esto ya lo he visto pero con otro reparto y efectivamente. Este guion es prácticamente igual al de "Operación secretaria" de 1966 (no tardaron ni 10 años en copiarla). Puede que en ésta los actores sean mejores, pero me parece mal que el guion sea tan parecido. Aun así es divertida, te ríes con el argumento de igual modo y con todos los actores pero tengo que puntuarla igual que a su antecesora.

Una versión de la película de 1966, Operación secretaria, no sé si necesaria o no, el caso es que en el inicio uno juraría que la ve pocas posibilidades de pasar a la final, pero según transcurren los minutos y seguimos adelante, hay que reconocer que posee un extraño magnetismo. El guion es una locura y aplicado a la acción más todavía pero vemos agilidad, desenfreno y a todos los actores metidos en el papel hasta darlo todo. Antonio Ozores, en su sempiterno papel que no tiene otro, con vestuario macarrilla, esta vez, le pega hacer el ganso a su estilo en esta trama surrealista.
Haydée, una venezolana que recaló aquí por suerte (es la que aporta más magnetismo), y lástima que no se hiciera más asidua en el cine patrio, acompaña cumpliendo su cometido con su obligado salto de cama de tal forma que Landa no tiene un minuto de respiro y Helga, seria y cumplidora, a lo suyo.
Landa sigue fielmente las directrices del landismo, a rajatabla, es un torbellino imparable y Lina Morgan igual, en su papel, el del cine y el de la revista, con sus gestos y su palabrería. No sé si ha faltado alguien para completar este lío absurdo y loco, a veces infantil, a veces penoso, a veces gracioso, tal vez el llorón Gómez Bur o el melancólico Juanjo Menéndez hubieran quedado a tono con este hilo argumental que quiere y que extrañamente, puede.
Esta gente que no necesitaba un papel para plantarse ante la cámara, tenían su personaje ya cocinado de antemano y venían con él aprendido. El director no tenía que decirles "quiero esto y lo otro", sino que solamente les tenía que decir: "hala, a escena y acción". Pertenecen a una estirpe de actores que allí estuvieron y que cumplieron con lo que tocaba honradamente, dándolo todo, mejor o peor da igual, porque en estas películas esto no se critica. Forman parte de una etapa como cada país tiene la suya. Por tanto, con la predisposición adecuada, se puede disfrutar; cuestión de no cerrarse a este cine y menos por razones ajenas.

Voy a ser el primero en poner una opinión a esta película... ¡qué honor! Bueno esta comedia del típico humor setentero de la época no llega a la altura de los maestros Pajares, Esteso y Ozores pero tampoco es que defraude en su totalidad. Personalmente, la vi bastantes veces de pequeño ( y creo que aún la conservo en VHS) y si mal no recuerdo la primera vez que la vi fue por el sugerente título... pero que luego me hizo reir bastante con sus disparatadas situaciones. Aceptable