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España España · Salamanca
Críticas de AbrahamZacut
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
5
25 de enero de 2024
25 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo nada en contra del minimalismo como medio de expresión.

Al contrario, soy de la banda de los hartos del exceso de ingredientes: en los platos de comida, en la decoración y en la vida en general. Diría incluso que me va lo de “menos es más”.

Hace poco vi esa cinta finesa que exhiben con el titulo en inglés, Fallen Leaves, y me gustó mucho: cámara casi quieta, escuetos diálogos, expresividad contenida.

Y mi corazoncito sentía cosas con los sencillos avatares de la pareja protagonista: me identificaba con la timidez de él y admiraba la femenina paciencia de ella, me acongojaba la mala suerte de ser currante en un mundo de explotación consentida y me admiraba la difícil ternura que mostraban entre silencio y silencio los personajes.

La película de Win Wenders – vaya por delante mi respeto por el buen documentalista que creo que es – no me emociona en absoluto.

En la primera hora de metraje no pasa nada, subrayo: absolutamente nada. Vemos a nuestro personaje – encarnado por un buen actor - levantarse del futón por la mañana y lavarse los dientes y acicalarse como siete veces para, a continuación de cada una de ellas, seguirle por una extensa muestra de la variedad de diseño de los urinarios públicos de Tokio. Desde aquí enhorabuena a las autoridades municipales de esa ciudad.

Algún crítico señala la visión de la ciudad que la película ofrece. A mí no me parece particularmente original sino más bien el poco sugerente decorado de las andanzas del protagonista.

En la segunda hora pasan dos o tres cosas digamos que leves y que nos desvelan parte del porqué de la vida actual del personaje, pero también suceden “como quien lava” y uno las ve, ya que estoy en modo castizo, “como quien oye llover”.

Como director experimentado, Wenders hila las escenas con orden y buen hacer cinematográfico lo que te permite aguantar un poco las ganas de que vaya terminando el evento.

Pero el minimalismo no es una virtud en sí.

Si no hay emoción, si no se trasmite al espectador más que una fluida secuencia de imágenes puede que se trate de cine, de acuerdo, pero aburrido.
AbrahamZacut
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2
19 de enero de 2024
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barbie se puede mirar de dos maneras: como una película que encubre un anuncio publicitario mentiroso – un oxímoron - o como un anuncio publicitario mentiroso que ha adoptado el formato de cinta cinematográfica para llegar a más gente que encima va a pagar por verlo.

Acepto que envuelvan el paquete como si fuera una película al objeto de vender más muñecas. Pero detesto que tergiversen lo ocurrido.

La creadora de Barbie, Ruth Handler, compró los derechos de una muñeca alemana que no era originalmente un juguete para niños, se llamaba Lilli y era la adaptación de un comic de la época sobre una sugerente prostituta. Con toda la carga erótica que es posible meter en una tira cómica. Y me parece fenomenal que copiara esa muñeca. Poquito feminista, pero fenomenal.

Hubiera bastado algo de honestidad para pronunciar el siguiente mensaje:

“En 1959 la igualdad de género gozaba de un prestigio social digamos que muy por debajo del que tiene actualmente, por lo que los productos culturales o lúdicos o lo que sea que una muñeca es, salían al mercado cargados con la ideología de la época – mujer florero/objeto sexual - como no podía ser de otra manera”.

“Ahora señores y señoras, como nuestro legítimo propósito es seguir vendiendo millones de muñecas y el mundo ha cambiado, les anunciamos que la imagen que queremos dar es la de un personaje adaptado a los tiempos: empoderamiento femenino, igualdad de género”.

“¿Y cómo lo hacemos?: pues sin engañar a nadie. La cosa era así y ahora la cambiamos porque también nosotros somos ahora así.” Ya está.

La línea elegida para el anuncio publicitario/film ha sido otra:

“Estaban ustedes confundidos. La Barbie de estos 70 años en el mercado ya era feminista, ya buscaba transmitir el empoderamiento femenino. Lo que pasa es que el mensaje estaba algo oculto y ahora, para que no sigan confundidos se lo desvelamos”.

“¿Qué cómo se lo mostramos sutilmente? Con la presencia del personaje de la creadora de la muñeca, Ruth Handler, en la película la que, cual cariñosa mamá, aconseja a Barbie no sabemos muy bien qué, pero que la ayuda en su camino a la emancipación”.

“Y, por cierto, para que quede claro nuestro radical pensamiento sobre la igualdad: desvelamos que la guerra de géneros está plenamente justificada pues la mitad masculina de la humanidad está formada exclusivamente por un atajo de infradotados, pusilánimes y ridículos personajes”.

¡Vaya con los de Mattel!, como se las gastan.

Otra cosa: estoy harto del infantilismo que la cultura de Estados Unidos transmite tantas veces a través del cine. Perdonen si es cosa de la edad – tengo dos años más que Barbie – pero los colores chillones, las situaciones ridículamente falsas, la impostada ternura y la ingenuidad pueril como valores cinematográficos y sociales me han parecido antes y me siguen pareciendo ahora una tontería, a pesar de mis esfuerzos por “adaptarme” al mundo actual.

Y esta película está cargada con todo el plástico reluciente y toda la mermelada empalagosa de la que Hollywood es capaz cuando se pone a ello.

Por cierto, que se me olvidaba: la peli como peli es mala, aburrida y tontorrona y me deja perplejo ver la cantidad de críticos profesionales que la ponen por las nubes.
AbrahamZacut
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10
17 de enero de 2024
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la primera película que veo de Aki Kaurismäki y observo que alguna crítica profesional se lamenta de que no haya sorpresas respecto de sus obras anteriores.

Pues bien, Kuolleet Lehdet -¡que idioma el finés, dios mío!- me da un excelente motivo para verlas porque la película le ha salido como la novela que Mario Conde, el personaje de las novelas de Leonardo Padura, anhelaba escribir: “escuálida y conmovedora”.

81 minutos que pasan muy deprisa porque ni por un momento me agobia la economía de medios del invento: diálogos mínimos; expresividad de los actores ártica más que nórdica, cámara tranquila - casi quieta -, banda sonora humilde.

Hay que añadir esa taberna tremenda al modo de la Guerra de las Galaxias pero sustituyendo los monstruos intergalácticos por el “lumpen” a lo Helsinki.

Y esa difícil ternura que muestran los personajes agobiados por sus apuros personales y económicos.

Muy buen cine.
AbrahamZacut
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