Viaje épico a las entrañas del inconsciente del ser humano, de sus símbolos, de sus cielos y sus infiernos, de sus alturas y sus bajezas, de sus glorias y sus miserias.

Manual avanzado de simbología untado de un humor tan cruel y absurdo como refinado con precisa maestría.

Mezcla explosiva de violencia, inteligencia, humor y perversión, el dúo Jackson-Travolta solo podía ser más perfecto si se le añadía a Keitel en un personaje tan increíble como fascinante.

Encarnación inefable de Kevin Spacey en una historia que guarda tras una puerta roja una filosofía de vida arrolladora.

Desnuda al hombre del cinismo, la rutina y la resignación, para transformarlo en un niño nietzscheano que se da cuenta de que cuando ya no queda nada que perder, tan solo se puede comenzar a ganar.

Los tres parecen la misma persona, y viven a la vez en el mismo mundo y en mundos completamente distintos. Sin duda la mejor de Scorsese, de quien no alcanzo a comprender su obsesión por DiCaprio. Sinceramente, creo que él quería haber sido Kate Winslet en Titanic.

La combinación Norton-Pitt deslumbra en esta impactante visión de la sociedad, que propone una contracultura de altísima calidad, en la que un exterior primitivista deja entrever una fineza interior que encierra la delicadeza y la brutalidad de la naturaleza, tanto humana como animal.