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6,3
4 440
7
2 de abril de 2017
2 de abril de 2017
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rey de Reyes es una visión sentida, parece que vivida por el mismo Nicholas Ray a tenor del carismático elenco que sin medias tintas representan a los numerosos personajes del entorno histórico de Jesús de Nazaret. Un colosal gran plano general nos abre las puertas al desfile de las legiones romanas a la conquista de Judea, guiadas por el general Pompeyo (Conrado San Martín), donde creyendo encontrar oro, solo encuentran un pergamino, guardado y custodiado por los que esperan la venida del Mesías.
Una decidida elipsis nos traslada medio siglo más tarde al nacimiento de Jesús de Nazaret. La cruel decisión de Herodes El Grande (Gregoire Aslan) por conservar su trono y la traición de su hijo heredero Herodes Antipas (Frank Thring), coronándose nuevo rey ante la inesperada muerte de su propio padre a quien le niega asistencia en su agonía. Los primeros planos de Antipas cargados de ira, enfrentados a la misericordia suplicada de quien no supo aplicarla sobre los inocentes, convierte la escena en dolorosa y altiva venganza de alto calado, culminando en un aplastante gran plano zenital en el que Ray nos muestra al destronado Herodes el Grande, rechazado y tirado a tierra por su codicioso hijo Antipas.
Pasados unos años nos encontramos situados junto al centurión Lucio (Ron Randell) revisando empadronamientos en casa del carpintero, convirtiéndose así en el hilo conductor de los acontecimientos venideros que irán cercando el destino del Mesías. El revolucionario Barrabás (Harry Guardiano) lucha por la liberación de Judea, Juan el Bautista (Robert Ryan) predica y bautiza la palabra de aquel que ha de venir, Jesús de Nazaret (Jeffrey Hunter). El encuentro entre ambos personajes representado por Ray en emotivos planos, contraplanos y planos detalle, nos muestra la fraternidad del momento, tras lo cual se produce la retirada de Jesús al desierto.
La fatal Salomé (Brigid Bazlen) persigue el trofeo en bandeja de plata que tanto ansía, utilizando como moneda de cambio para conseguirlo la sinuosa y embriagadora danza que tanto perturba al inestable Antipas, ajeno a los problemas de orden en las calles que preocupan al prefecto Poncio Pilatos (Hurd Hatfield), sucediéndose los acontecimientos entre algaradas y rebeliones contra la dominación romana, la prédica de Jesús entre los necesitados y la ayuda a los desheredados: al ciego (Paco Morán), o al loco (Fernando Sancho) entre otros.
La aparición de María Magdalena (Carmen Sevilla) en escena, nos presenta a un personaje pecador, perseguido, arrepentido y oprimido por quienes se creen en el derecho de ser juez y parte, se trata de un gran momento interpretativo, creíble y asumido en su esencia por el gesto y la temerosa mirada de quien pretende salvarse de la desatada muchedumbre frente a la mirada conciliadora de Jesús que la rescata de la ira del gentío.
Nicholas Ray concentra finalmente la acción en Pilatos, Antipas y Lucio, enfrentados ante el frágil destino de Jesús de Nazaret, donde los acontecimientos se precipitan provocados por Judas (Rip Torn) entre planos medios, primeros planos y generales que nos muestran las indecisiones de los mandatarios enfocados hacia el juicio que determinará la crucifixión del Mesías en el Gólgota junto al mal ladrón (Barry Keegan) y al buen ladrón (Luis Prendes).
Un desgarrador plano objetual nos muestra finalmente el levantamiento y fijación de la cruz ante las dolorosas compasiones de María (Siobhan Mckenna), María Magdalena, José de Arimatea (Félix Pomes), el centurión Lucio y Claudia (Viveca Lindfords) esposa de Pilatos, contrastado con el portentoso final en el que un emotivo primer plano de María Magdalena refleja en su rostro la piadosa mirada reencontrada, la resurrección del Mesías y el mensaje a los apóstoles para predicar su palabra.
Una decidida elipsis nos traslada medio siglo más tarde al nacimiento de Jesús de Nazaret. La cruel decisión de Herodes El Grande (Gregoire Aslan) por conservar su trono y la traición de su hijo heredero Herodes Antipas (Frank Thring), coronándose nuevo rey ante la inesperada muerte de su propio padre a quien le niega asistencia en su agonía. Los primeros planos de Antipas cargados de ira, enfrentados a la misericordia suplicada de quien no supo aplicarla sobre los inocentes, convierte la escena en dolorosa y altiva venganza de alto calado, culminando en un aplastante gran plano zenital en el que Ray nos muestra al destronado Herodes el Grande, rechazado y tirado a tierra por su codicioso hijo Antipas.
Pasados unos años nos encontramos situados junto al centurión Lucio (Ron Randell) revisando empadronamientos en casa del carpintero, convirtiéndose así en el hilo conductor de los acontecimientos venideros que irán cercando el destino del Mesías. El revolucionario Barrabás (Harry Guardiano) lucha por la liberación de Judea, Juan el Bautista (Robert Ryan) predica y bautiza la palabra de aquel que ha de venir, Jesús de Nazaret (Jeffrey Hunter). El encuentro entre ambos personajes representado por Ray en emotivos planos, contraplanos y planos detalle, nos muestra la fraternidad del momento, tras lo cual se produce la retirada de Jesús al desierto.
La fatal Salomé (Brigid Bazlen) persigue el trofeo en bandeja de plata que tanto ansía, utilizando como moneda de cambio para conseguirlo la sinuosa y embriagadora danza que tanto perturba al inestable Antipas, ajeno a los problemas de orden en las calles que preocupan al prefecto Poncio Pilatos (Hurd Hatfield), sucediéndose los acontecimientos entre algaradas y rebeliones contra la dominación romana, la prédica de Jesús entre los necesitados y la ayuda a los desheredados: al ciego (Paco Morán), o al loco (Fernando Sancho) entre otros.
La aparición de María Magdalena (Carmen Sevilla) en escena, nos presenta a un personaje pecador, perseguido, arrepentido y oprimido por quienes se creen en el derecho de ser juez y parte, se trata de un gran momento interpretativo, creíble y asumido en su esencia por el gesto y la temerosa mirada de quien pretende salvarse de la desatada muchedumbre frente a la mirada conciliadora de Jesús que la rescata de la ira del gentío.
Nicholas Ray concentra finalmente la acción en Pilatos, Antipas y Lucio, enfrentados ante el frágil destino de Jesús de Nazaret, donde los acontecimientos se precipitan provocados por Judas (Rip Torn) entre planos medios, primeros planos y generales que nos muestran las indecisiones de los mandatarios enfocados hacia el juicio que determinará la crucifixión del Mesías en el Gólgota junto al mal ladrón (Barry Keegan) y al buen ladrón (Luis Prendes).
Un desgarrador plano objetual nos muestra finalmente el levantamiento y fijación de la cruz ante las dolorosas compasiones de María (Siobhan Mckenna), María Magdalena, José de Arimatea (Félix Pomes), el centurión Lucio y Claudia (Viveca Lindfords) esposa de Pilatos, contrastado con el portentoso final en el que un emotivo primer plano de María Magdalena refleja en su rostro la piadosa mirada reencontrada, la resurrección del Mesías y el mensaje a los apóstoles para predicar su palabra.
Episodio

6,4
371
7
19 de enero de 2018
19 de enero de 2018
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Candidate for crime (Candidato al crimen). Dirigida por Boris Sagal en 1973, es el tercer telefilm de la tercera temporada, veinte de la serie y la segunda colaboración del realizador (La selva del invernadero, 1972); se trata pues, de un metraje que nos traslada hasta las interioridades de la política para un candidato a gobernador aplicada de manera nada confesable, donde se mezclan sentimientos encontrados en forma de amor y odio dependiendo de donde provenga. Nelson Hayward (Jackie Cooper), es el perfecto candidato convencido de su elección, con lo que no contaba era con el irascible temperamento de su jefe de campaña Harry Stone (Ken Swofford) y la inoportuna presencia de Linda Johnson (Tisha Sterling) secretaria personal de Vickie Hayward (Joanne Linville), la esposa del candidato.
Cansado de recibir órdenes y de que le programen su campaña electoral junto a su vida privada, y guiado más por la atracción del inconfesable idilio que mantiene con Linda, Nelson Hayward decide poner fin a la anomalía que para él representa el constante celo integral que sobre él ejerce su jefe de campaña, para lo cual planea un rocambolesco asesinato con preparativos previos en forma de engaño a quien se convertirá en su víctima pidiendo un último deseo antes de romper definitivamente con su amante para evitar posibles escándalos que puedan afectar a su campaña: suplantarle para despistar a la seguridad. El resultado mostrado no se hace esperar, como ya es tradición en los telefilms de la serie, de manera que una vez liquidado el asesor de campaña, Colombo entra en acción.
Como suele ser habitual, dando la apariencia de desubicación y despiste, hace su aparición Colombo, el invasivo visitante que nadie espera, identificándose por la desconfianza que genera su desgarbada presencia. Así, la engañada esposa del candidato a senador se muestra reticente, cediendo por insistencia que nuestro detective acceda finalmente a una tramada fiesta de aniversario en la que se da la noticia del asesinato del responsable de campaña. La irónica reacción mal disimulada por Nelson Hayward le hace sospechar a Colombo, momento a partir del cual y tras comprobar sus ‘pequeños detalles’, los que tiene oportunidad de exponer al ya sospechoso candidato, aboquen finalmente a su detención.
Sorprendida la engañada mujer y desilusionada la ingenua secretaria tras un fallido simulacro de atentado ingenuamente planeado y torpemente ejecutado hacia sí mismo, Nelson cae en la espiral que le llevará a su arresto por asesinato. La astucia, el razonamiento y la larga espera de Colombo frente a un teléfono le dan definitivamente la solución al caso del aspirante a senador, rodeado de destacados secundarios, entre los cuales Vito Scotti en el papel del estirado sastre Chadwick, del Comisionado (Regis Cordic) o el escrupuloso Harris (Sandy Kenyon) policía de tráfico, entre otros, que complementan un telefilm claramente diferenciable en (como es habitual) una historia cerrada en sí misma sin posibilidad de continuidad, solo nuestro personaje y su invisible familia son los hilos conductores de esta extraordinaria serie en formato de telefilm.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en siete ocasiones, también cita a su hermano (de Colombo) en una ocasión. En otro momento se refiere en plural a ‘todos ‘los componentes de su familia sin más especificaciones.
Cansado de recibir órdenes y de que le programen su campaña electoral junto a su vida privada, y guiado más por la atracción del inconfesable idilio que mantiene con Linda, Nelson Hayward decide poner fin a la anomalía que para él representa el constante celo integral que sobre él ejerce su jefe de campaña, para lo cual planea un rocambolesco asesinato con preparativos previos en forma de engaño a quien se convertirá en su víctima pidiendo un último deseo antes de romper definitivamente con su amante para evitar posibles escándalos que puedan afectar a su campaña: suplantarle para despistar a la seguridad. El resultado mostrado no se hace esperar, como ya es tradición en los telefilms de la serie, de manera que una vez liquidado el asesor de campaña, Colombo entra en acción.
Como suele ser habitual, dando la apariencia de desubicación y despiste, hace su aparición Colombo, el invasivo visitante que nadie espera, identificándose por la desconfianza que genera su desgarbada presencia. Así, la engañada esposa del candidato a senador se muestra reticente, cediendo por insistencia que nuestro detective acceda finalmente a una tramada fiesta de aniversario en la que se da la noticia del asesinato del responsable de campaña. La irónica reacción mal disimulada por Nelson Hayward le hace sospechar a Colombo, momento a partir del cual y tras comprobar sus ‘pequeños detalles’, los que tiene oportunidad de exponer al ya sospechoso candidato, aboquen finalmente a su detención.
Sorprendida la engañada mujer y desilusionada la ingenua secretaria tras un fallido simulacro de atentado ingenuamente planeado y torpemente ejecutado hacia sí mismo, Nelson cae en la espiral que le llevará a su arresto por asesinato. La astucia, el razonamiento y la larga espera de Colombo frente a un teléfono le dan definitivamente la solución al caso del aspirante a senador, rodeado de destacados secundarios, entre los cuales Vito Scotti en el papel del estirado sastre Chadwick, del Comisionado (Regis Cordic) o el escrupuloso Harris (Sandy Kenyon) policía de tráfico, entre otros, que complementan un telefilm claramente diferenciable en (como es habitual) una historia cerrada en sí misma sin posibilidad de continuidad, solo nuestro personaje y su invisible familia son los hilos conductores de esta extraordinaria serie en formato de telefilm.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en siete ocasiones, también cita a su hermano (de Colombo) en una ocasión. En otro momento se refiere en plural a ‘todos ‘los componentes de su familia sin más especificaciones.
Episodio

6,4
340
7
8 de enero de 2018
8 de enero de 2018
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
1973. The most dangerous match (La partida más peligrosa) dirigida por Edward Abroms es el septimo telefilm de la segunda temporada y diecisiete de la serie, donde reyes y reinas junto al abultado séquito completado por grandes torres, bravos caballos, ágiles alfiles y un nutrido grupo de serviles peones, plantean una peligrosa partida de ajedrez donde se enfrentan la veteranía y la juventud envueltos en un mar de coloridas nieblas sobre un tablero de ajedrez y dos cerebros en el juego ajedrecístico donde se impone la lógica del veterano entre gigantescas figuras móviles que se mueven acosadoras hacia el joven cerebro entre distorsionados planos angulares y planos subjetivos de visión impactante en el enrarecido ambiente psicodélico de una mente agobiada, preocupada y confusa que repentinamente despierta de su pesadilla confuso y bañado en sudor frío con un acusado grado de preocupación marcado en el rostro del joven maestro ajedrecista Emmett Clayton (Laurence Harvey).
Tomlin Dudek (Jack Kruschen) es el veterano ajedrecista lleno de amabilidad que se enfrentará en la partida que señalará al campeón del momento. Además del ajedrez hay un nexo común Linda Robinson (Heidi Brühl), expareja del joven ajedrecista, y secretaria personal ahora de Tomlin, encargada de llevar los asuntos profesionales veterano del campeón, entre los cuales organizar un encuentro secreto, fuera de cámaras, paparazzi y del omnipresente guardián y entrenador de Tomlin: Mazoor Berozski (Loyd Bochener, para saludarse y hablar sobre la partida que les enfrentarán, reunión de la que se iniciarán los problemas.
Emmett Clayton con un meditado plan pretende rehuir del enfrentamiento debido a su inseguridad profesional no demostrada para el esperado enfrentamiento entre campeones para lo que planea un plan de eliminación del veterano ajedrecista, dando pie posteriormente a la intervención del teniente Colombo con sal y pimienta entre las manos junto a una camisa con olor a ajo adobado. El telefilm toma un cariz de verdadero thriller desde el momento en el que se denuncia la breve desaparición Tomlin Dudek y el posterior hallazgo en su habitación con claros síntomas de envenenamiento.
La investigación de Colombo centrada en el joven campeón con la estrategia del constante acoso a quién, con imperturbable insistencia emocional va desglosando sus sospechas hasta llegar al lugar de los hechos en un alarde de premeditada confusión ante el ajedrecista y su sordera, minusvalía que juega un importante papel en el esclarecimiento de los hechos.
Buena dinámica en la narración de este telefilm que mantiene la atención sin ningún esfuerzo dentro de la fórmula narrativa que la serie ha mantenido desde el principio con base en contar historias diferentes y cerradas en cada ocasión, con renovado elenco en los diferentes telefilms y la única permanencia del personaje central y su invisible familia presidida por su ‘omnipresente mujer’, además de los necesarios secundarios que completan la trama narrativa, entre los cuales el Camarero (Oscar Beregi Jr.), el Sargento (Dabney Coleman) y un habitual y fiel canino ‘Perro’.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en dos ocasiones y a la madre de esta en una ocasión, también en una ocasión cita a un primo segundo suyo y, en otra ocasión a su abuelo.
Tomlin Dudek (Jack Kruschen) es el veterano ajedrecista lleno de amabilidad que se enfrentará en la partida que señalará al campeón del momento. Además del ajedrez hay un nexo común Linda Robinson (Heidi Brühl), expareja del joven ajedrecista, y secretaria personal ahora de Tomlin, encargada de llevar los asuntos profesionales veterano del campeón, entre los cuales organizar un encuentro secreto, fuera de cámaras, paparazzi y del omnipresente guardián y entrenador de Tomlin: Mazoor Berozski (Loyd Bochener, para saludarse y hablar sobre la partida que les enfrentarán, reunión de la que se iniciarán los problemas.
Emmett Clayton con un meditado plan pretende rehuir del enfrentamiento debido a su inseguridad profesional no demostrada para el esperado enfrentamiento entre campeones para lo que planea un plan de eliminación del veterano ajedrecista, dando pie posteriormente a la intervención del teniente Colombo con sal y pimienta entre las manos junto a una camisa con olor a ajo adobado. El telefilm toma un cariz de verdadero thriller desde el momento en el que se denuncia la breve desaparición Tomlin Dudek y el posterior hallazgo en su habitación con claros síntomas de envenenamiento.
La investigación de Colombo centrada en el joven campeón con la estrategia del constante acoso a quién, con imperturbable insistencia emocional va desglosando sus sospechas hasta llegar al lugar de los hechos en un alarde de premeditada confusión ante el ajedrecista y su sordera, minusvalía que juega un importante papel en el esclarecimiento de los hechos.
Buena dinámica en la narración de este telefilm que mantiene la atención sin ningún esfuerzo dentro de la fórmula narrativa que la serie ha mantenido desde el principio con base en contar historias diferentes y cerradas en cada ocasión, con renovado elenco en los diferentes telefilms y la única permanencia del personaje central y su invisible familia presidida por su ‘omnipresente mujer’, además de los necesarios secundarios que completan la trama narrativa, entre los cuales el Camarero (Oscar Beregi Jr.), el Sargento (Dabney Coleman) y un habitual y fiel canino ‘Perro’.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en dos ocasiones y a la madre de esta en una ocasión, también en una ocasión cita a un primo segundo suyo y, en otra ocasión a su abuelo.
Episodio

6,4
387
8
2 de enero de 2018
2 de enero de 2018
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dagger of the mind (Fuera mancha maldita) (1972), cuarto telefilm de la segunda temporada, es un interesante metraje dirigido por Richard Quine con un resultado más que satisfactorio debido a su larga trayectoria realizadora con títulos en el cine tan sugerentes como “Un cadillac de oro macizo (1956), La pícara soltera (1964) o la imaginativa comedia “Como matar a su propia esposa” (1965). Siete años más tarde dirigía para la televisión Fuera mancha maldita, sobre un guión de Jackson Gillis basado en una historia de Richard Levison), música de Dick de Benedictis y Henry Mancini, y fotografía de Geoffrey Unsworth.
El experimentado actor teatral Nicholas Frame (Richard Basehart) está realizando los últimos ensayos del Macbeth que estrenará en breve junto a su esposa Lillian Stanhope (Honor Blackman) también actriz de teatro que, gracias a la generosa producción del empresario Sir Roger Haversham (John Williams) llevarán a cabo. La rápida sucesión de los hechos tras enterarse por el propio Sir Roger que la fuente de la producción se ha terminado pensando además en suspender el estreno de la obra al descubrir el engaño sentimental, los fingidos e interesados afectos y el inconfesable amor que profesan a su economía por parte de los ínclitos actores venidos a menos en opinión del empresario: “una jamona y un viejo carcamal”, los nuevos conocidos de Colombo.
Al ver peligrar el estreno Nicholas y Lillian tratan de convencer al Sir para que deje en suspenso su decisión con tan mala fortuna que se produce lo inesperado: su muerte después de una fuerte discusión entre los tres. En la confusión el matrimonio decide deshacerse del cadáver para favorecer el estreno shakesperiano que durante tanto tiempo habían preparado. La simulación será la norma para encubrir lo que con todo lujo de detalles ha mostrado a cámara el director Richard Quine.
Tras la presentación de los hechos el realizador nos traslada a la sección de equipajes del Aeropuerto Heathrow de Londres donde acaba de aterrizar Colombo preocupado por su extraviado equipaje, generando así un leve caos que tras solucionarlo, como es de rigor, se le invita a conocer lo más emblemático de Londres, satisfaciendo así la inquietud del teniente antes de ser presentado al Superintendente jefe de detectives William Durk (Bernard Fox) quien con la habitual sobriedad inglesa se presenta al convidado Colombo, dándole la bienvenida y, coincidiendo con la denuncia del desaparecido empresario Sir Roger Haversham y el inicio de su búsqueda a lo que Colombo es invitado para vr desde cerca los procedimientos de investigación del New Scotland Yard.
El descubrimiento del cadáver, los últimos movimientos del difunto, la puntual e interesada información del mayordomo Tanner (Wilfrid Hyde-White), y la necesaria colaboración de secundarios entre los cuales Fenwick (Arthur Malet) portero del teatro, la breve intervención de la Sra. Dudley (Sharon Johansen) asistenta en la mansión del Sir, o, el astuto Agente de Policía (John Orchard) que junto a la intromisión por invitación de Colombo en la investigación, se descubrirán los movimientos inculpatorios necesarios para esclarecer el asesinato, detener a los culpables y agradecer una vez más a la intuición y a los ‘pequeños detalles’ (entre los cuales un collar y un paraguas) el haber facilitado el esclarecimiento de los hechos dados finalmente en el Museo de Cera de Londres.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en tres ocasiones y una a su suegra y a un cuñado.
El experimentado actor teatral Nicholas Frame (Richard Basehart) está realizando los últimos ensayos del Macbeth que estrenará en breve junto a su esposa Lillian Stanhope (Honor Blackman) también actriz de teatro que, gracias a la generosa producción del empresario Sir Roger Haversham (John Williams) llevarán a cabo. La rápida sucesión de los hechos tras enterarse por el propio Sir Roger que la fuente de la producción se ha terminado pensando además en suspender el estreno de la obra al descubrir el engaño sentimental, los fingidos e interesados afectos y el inconfesable amor que profesan a su economía por parte de los ínclitos actores venidos a menos en opinión del empresario: “una jamona y un viejo carcamal”, los nuevos conocidos de Colombo.
Al ver peligrar el estreno Nicholas y Lillian tratan de convencer al Sir para que deje en suspenso su decisión con tan mala fortuna que se produce lo inesperado: su muerte después de una fuerte discusión entre los tres. En la confusión el matrimonio decide deshacerse del cadáver para favorecer el estreno shakesperiano que durante tanto tiempo habían preparado. La simulación será la norma para encubrir lo que con todo lujo de detalles ha mostrado a cámara el director Richard Quine.
Tras la presentación de los hechos el realizador nos traslada a la sección de equipajes del Aeropuerto Heathrow de Londres donde acaba de aterrizar Colombo preocupado por su extraviado equipaje, generando así un leve caos que tras solucionarlo, como es de rigor, se le invita a conocer lo más emblemático de Londres, satisfaciendo así la inquietud del teniente antes de ser presentado al Superintendente jefe de detectives William Durk (Bernard Fox) quien con la habitual sobriedad inglesa se presenta al convidado Colombo, dándole la bienvenida y, coincidiendo con la denuncia del desaparecido empresario Sir Roger Haversham y el inicio de su búsqueda a lo que Colombo es invitado para vr desde cerca los procedimientos de investigación del New Scotland Yard.
El descubrimiento del cadáver, los últimos movimientos del difunto, la puntual e interesada información del mayordomo Tanner (Wilfrid Hyde-White), y la necesaria colaboración de secundarios entre los cuales Fenwick (Arthur Malet) portero del teatro, la breve intervención de la Sra. Dudley (Sharon Johansen) asistenta en la mansión del Sir, o, el astuto Agente de Policía (John Orchard) que junto a la intromisión por invitación de Colombo en la investigación, se descubrirán los movimientos inculpatorios necesarios para esclarecer el asesinato, detener a los culpables y agradecer una vez más a la intuición y a los ‘pequeños detalles’ (entre los cuales un collar y un paraguas) el haber facilitado el esclarecimiento de los hechos dados finalmente en el Museo de Cera de Londres.
Complemento genealógico: Colombo cita a su mujer en tres ocasiones y una a su suegra y a un cuñado.
Episodio

6,3
399
6
20 de diciembre de 2017
20 de diciembre de 2017
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Short Fuse (Espoleta retardada) (1972), sexto telefilm de la primera temporada, dirigida por Edward M. Abroms narra los caprichos y las irresponsabilidades de Roger Stanford (Roddy McDowall), joven científico y heredero de una importante parte de la compañía que le dejó su padre al morir. Su alocada forma de entender el mundo le viene desde la despreocupación y la irresponsabilidad de todo tipo, solo las bromas y la vida fácil le mantiene despierto, hasta el momento en el que David L. Buckner (James Gregory) su tío, le obliga a tomar la decisión mediante coacción, a deshacerse de la parte heredada o pondrá al corriente a su tía Doris Buckner (Ida Lupino) sobre las veleidades ocultas a su querida y protectora tía entre las cuales el flirteo que mantiene con Valerie Bishop (Anne Francis) secretaria de la empresa.
El afecto y la protección que siente Doris por Roger es tanto que no le deja ver la realidad. El acuerdo al que llegan Roger y David, incomodidad social y material del primero y la importante recuperación de las acciones para el segundo, que el joven científico recibió en herencia. Pero las cosas nunca salen como uno las prevé sino como en realidad suceden, así que, una vez resuelto el tema de la manera más abruptamente imaginable y puesto en situación al espectador de los hechos acaecidos, entra en juego la distraída sabiduría de Colombo.
El aparente despistado investigador mete las narices, si hace falta, en lugares donde ni tan siquiera ha sido invitado, dejándose llevar por la intuición, así funciona sus irreverentes aunque respetuosos despistes, logrando sacar rédito de esas acciones que, sin ningún género de duda le ayudaran a solucionar el caso que lleva entre manos, en esta ocasión la inexplicable desaparición de su tío David.
Consumado y confirmado el asesinato de su tío, el cerco al sospechoso y presunto culpable se estrecha, pasando gradualmente a confirmarse las sospechas gracias a la ayuda de Everett Logan (William Windom) amigo de Doris y vicepresidente ejecutivo en la empresa familiar convirtiéndose en elemento importante para el esclarecimiento de los hechos.
Una serie de desafortunados desencuentros para el joven Roger con los pequeños detalles del incombustible teniente Colombo, lleva al protagonista a una encerrona, donde finalmente, y por medio de similares y trucadas pruebas, se revelarán los hechos que acabaron con la vida de tío David, aclarando el modo y la forma con la que se cometió el investigado caso de la Espoleta retardada.
Complemento genealógico: Colombo cita en tres ocasiones a su mujer y en una a un hermano de esta.
El afecto y la protección que siente Doris por Roger es tanto que no le deja ver la realidad. El acuerdo al que llegan Roger y David, incomodidad social y material del primero y la importante recuperación de las acciones para el segundo, que el joven científico recibió en herencia. Pero las cosas nunca salen como uno las prevé sino como en realidad suceden, así que, una vez resuelto el tema de la manera más abruptamente imaginable y puesto en situación al espectador de los hechos acaecidos, entra en juego la distraída sabiduría de Colombo.
El aparente despistado investigador mete las narices, si hace falta, en lugares donde ni tan siquiera ha sido invitado, dejándose llevar por la intuición, así funciona sus irreverentes aunque respetuosos despistes, logrando sacar rédito de esas acciones que, sin ningún género de duda le ayudaran a solucionar el caso que lleva entre manos, en esta ocasión la inexplicable desaparición de su tío David.
Consumado y confirmado el asesinato de su tío, el cerco al sospechoso y presunto culpable se estrecha, pasando gradualmente a confirmarse las sospechas gracias a la ayuda de Everett Logan (William Windom) amigo de Doris y vicepresidente ejecutivo en la empresa familiar convirtiéndose en elemento importante para el esclarecimiento de los hechos.
Una serie de desafortunados desencuentros para el joven Roger con los pequeños detalles del incombustible teniente Colombo, lleva al protagonista a una encerrona, donde finalmente, y por medio de similares y trucadas pruebas, se revelarán los hechos que acabaron con la vida de tío David, aclarando el modo y la forma con la que se cometió el investigado caso de la Espoleta retardada.
Complemento genealógico: Colombo cita en tres ocasiones a su mujer y en una a un hermano de esta.
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