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Críticas de JULIUS HENRY
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
10
14 de diciembre de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuenta la leyenda (en realidad corroborada por el promio Mario Camus) que rodando en tierras extremeñas Los Santos Inocentes, un día estaba el gran Miguel Delibes comiendo en un restaurante de un pueblo cercano al rodaje (¿Alburquerque, Almendralejo...?). Camus sabía que Delibes era reticente a la adaptación de su gran obra, y más aún sabiendo que Alfrendo Landa interpretaría a Paco el Bajo, debido a la ¿inmerecida? fama del gran Landa en roles cómicos de tres al cuarto, pero cuidado, que es lo que se hacía, y había industria y todo el mundo trabajaba y entra tanta cosa mala algo había bueno... en fín, eso es otra historia. Camus le comentó a Alfredo Lando esta circunstancia y le preguntó si era posible que fuese a hablar con Delibes al finalizar el rodaje. Landa, ni corto ni perezoso, y con la caracterización de Paco el Bajo, es decir, vestuario y maquillaje, se presentó en el restaurante donde estaba comiendo Delibes. Al llegar, y esto debería quedar en los anales del cine mundial, sin previo aviso y por sorpresa, Alfredo Landa nada mas ver a Miguel Delibes y alargándole la mano para saludarle dijo: "¿Sr. Delibes?, encantado de conocerle; soy Paco el Bajo". El resto sí que es leyenda: Delibes quedó sorprendido por la exactitud y coherencia de elección de Alfredo Landa para este papel y después vendrían las críticas, el público, Cannes, etc, etc, etc.
Todo esto para decir que seguramente, sin riesgo de equivocación, sin demagogias de cine subvencionado, actores de izquierdas o derechas en roles contrarios a sus ideales... que ésta es seguramente una de las mejores películas de la historia del cine mundial. A saber: adaptación soberbia de una obra literia ya de por sí gigante e inconmensurable; una dirección de actores que raya lo sublime; unos actores (todos, todos, todos) en estado de gracia, tocados por la varita de la genialidad y con sus mejores armas interpretativas en funcionamiento y a pleno rendimiendo; una calidad técnica empezando por esa fotografía real y a la vez estilizada del gigantesco Hans Burmann; y esa música... esa música chirriante, repetitiva, enloquecedora y triste del coloso García Abril.
Todo está dicho. Si las nuevas generaciones que pretenden (si les dejan, pobres) hacer cine no han visto esta película, obviamente entre otras maravillas, nunca sabrán lo que es la dirección, ni la interpretación, ni la adaptación ni, en definitiva, el compendio de actividades que es el rodaje de una película. Mirando se aprende. Con esta película aprenderán lo que es el cine. Y para el resto, aprenderemos que por esta película, hay tiempos que es mejor que no vuelvan, ya que pretenden que estén de nuevo aquí.
JULIUS HENRY
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10
23 de diciembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco, hablando con un conocido que es, realmente, un gran entendido en cine, comentábamos varias películas y obviamente salió a relucir El Padrino. Yo le dije, que ésta película está entre las cinco mejores de toda la Historia, sino la segunda o tercera. Él me dijo que sí, que obviamente era una película enorme, formidable, pero que ni de lejos estaba en esa posición habiendo otras como por ejemplo Ninotchka, Ordet, Centauros del desierto, Historias de Filadelfia ó Cuentos de Tokio, por poner algunos ejemplos. Todo esto para hacerme ver que para calificar una película antes había que ver cine de los años 60 para atrás, y entonces, con ese visionado, podríamos calificar las películas. Su teoría, ciertamente, no es del todo mala. Y realmente tiene razón si lo vemos en perspectiva. No obstante, a riesgo de ser cargante, y por suerte, habiendo visto muchísimas películas de los 60 para atrás (cosa que por cierto, recomiendo a la gente que verdaderamente ame el cine en toda su dimensión... ahí lo dejo), entre ellas las citadas, creo que he logrado averiguar la razón por la que esta película, a mi juicio, y creo que en el fondo y sin que se hayan dado cuenta, en el de mucha gente, merece estar entre las, como he dicho al principio, las 5 mejores de la historia. La razón es esta: de todas las citadas y muchísimas otras mas, ninguna me produce esta sensación, y es la empatía. Sí, empatía por los personajes protagonistas de esta cinta. Un inciso: vaya por delante que para mí los tres padrinos son una sóla y monumental película, por mucho que la segunda esté considerada la mejor y la tercera digan que decae muchísimo. Para mí las tres son un uno, cada una en su contexto, circunstancia y coyuntura. Dicho esto prosigo. Los protagonistas de esta película son seres abyectos, lo peor del género humano (que no de la sociedad), asesinos despiadados que sólo miran sus propios intereses y tan sólo miran lo suyo, ya sea familiar, económico o moral, sin importarles lo más mínimo las consecuencias derivadas de sus actos. Son personas despreciables para con el resto de los seres humanos. Pero no puedo evitar sentir empatía con ellos. Realmente, son los "buenos" de la película. Quieres que ganen. Quieres verles triunfar, que todo les salga bien, que no les ocurra nada. ¡¡Los quieres!! En otras películas, están los malos; los malos de verdad, dentro de toda su ortodoxia. Y los necesitas para que la historia de la película tenga su sentido. Eso sí, al final, quieres que el bueno los gane y que les de su merecido o que la sociedad o el destino les de la consabida lección. En El Padrino eso no ocurre: ellos son los malos. Muy malos, de hecho. Pero gracias a un prodigioso guión, una sobervia dirección, unas actuaciones memorables que no rayan la perfección, son perfectas, una música inigualable y una fotografía imitada y copiada hasta el aburrimiento, hacen que esos malos sean los "buenos". Y más sabiendo que los buenos ortodoxos son unas personas despreciales y viles. Por ejemplo, el Capitán McCluskey en la primera parte, policía que en teoría se tiene que dedicar a quitar de las calles a lo peor de la sociedad pero que en realidad colabora con lo peorcito de ella; el senador Pat Geary en la segunda parte, político corrupto (vamos, como los de ahora) que sólo busca el beneficio propio y no duda en asociarse con la peor calaña para ese cometido. O la mismísima Iglesia Católica, encarnada en la figura del Arzobispo Gilday en la tercera parte, avaricioso, inmoral, tramposo, chantajista. Por todos y cada uno de estos elementos, no puedo evitar tener esa empatía por esta familia de truhanes y malhechores. Y es que en el fondo, sólo quieren lo mejor para los suyos. Como casi todo el mundo, ¿o no?
Después de esta explicación, no se puede decir gran cosa de esta película. Mi crítica, si se puede decir crítica a esta declaración incondicional de amor, es clara. De Marlon Brando, a pesar de su magnífica carrera anterior y poquitas cosas dignas posteriores, seguramente este sea el personaje de su vida. Todo su saber hacer y experiencia lo condensó en Don Vito Corleone para hacer de su interpretación una experiencia casi milagrosa. El genial histriónico Al Pacino pocas veces ha podido tener la oportunidad de una bicoca interpretativa de este calibre. Su escena juntos en el patio, rodada con un sencillísimo y aficaz plano contraplano, pero con un guión y una interpretación superlativa, es de una perfección casi insultante. Del resto de actores, Caan, Duvall, Keaton, Cazale poco puedo aportar. Si los dioses griegos existiesen, a buen seguro se hubieran reencarnado en ellos y Zeus, sería Coppola, poniéndoles en orden con una maestría absoluta que muy pocas veces ha podido volver a demostrar. Pero ni falta que hace. Con una como esta basta y sobra.
Por eso El Padrino merece estar entre las cinco mejores películas de la Historia.
JULIUS HENRY
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1
6 de diciembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
NO PUEDO CRITICAR "ESTO". POR TANTO, LO VOY A COMENTAR, CON UN POCO DE IRONÍA, PARA QUITARME EL MAL MOMENTO QUE HE TENIDO VIENDOLA:

Tiene la intensidad dramática de Ciudadano Kane dirigida por Mariano Ozores y protagonizada por John Candy; posee unas interpretaciones a la altura de Mark Dacascos, Steven Seagal (ojo, en su primera época), Dolph Lundgren y también escenas corales de todos y cada uno en alegre compaña al estilo de la obra magna F.B.I. (para los no iniciados daros un paseo por imdb y sabréis de que hablo); el guión y los diálogos no tienen nada que envidiar a Que vienen los Socialistas con una sana mezcla de las películas del insigne Alvaro Vitali (de nuevo, Imdb), a la par de giros inesperados y sublimes, comparables a Agárralo 33 y 1/3, Aquí llega Condemor y El Cid Cabreador (todas las citadas obras cumbres comparadas con este engendro); el ritmo, arrollador por momentos, plausible y sosegado cuando también lo requiere, casi diríamos que es digno sucesor de toda la filmografia de Dinio y Carmen de Mairena con ligeros toques de Torrebruno en estado de gracia; la belleza de las imágenes, casi, casi, es calcada a el estilismo en las obras de Hulk Hogan, con esos contraluces, esos claroscuros, es como si la mismísima mano del Sumo Hacedor hubiese puesto a Caravaggio en el cuerpo y alma de Po Zí; y por último, que decir del sonido, es como si hubiese caído del mismísimo Paraíso una bacanal de agudos y todo tipo de tonos, melodioso en sus momentos, emparentados a música celestial que rivaliza con Santa Justa Clan y El Baile del Gorila....

¡¡¡¡¡AAAAAAHHH!!!, ¡¡¡¡¡¡que sacrosanta hermosura!!!!!!.

A todo esto quiero decir, que una vez visto esta película, debo señalar que yo soy muy fan de clonar a Torquemada y que la Iglesia diese un giro brutal e instaurara la Santa Inquisición para quemar documentos de esta índole... Lo visto es un documento abyecto y deleznable, cuyos perpetuadores son dignos de que la NASA se los lleve y los disecciones en pequeños trozos para estudiarles y evitar que vuelvan a la vida semejantes como ellos. Gentes como Hitler, Stalin, Pol Pot y Calígula, son adorables y tiernos mancebos a los cuales hay que acunar y adorarles en comparación a los elementos que han dirigido y escrito esta ¿película?

Me apena enormemente por el equipo técnico, que culpa tienen ellos... Pero tipos como el director, sí, ya sé, tiene que haber de todo, estamos en una mal llamada democracia. Pero que no hagan daño al cine con esto. Sólo pido eso. Hay personas que grabando comuniones poseen un talento arrollador en comparación con este sinvergüenza.
JULIUS HENRY
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9
25 de diciembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sencilla. Así, sin mas. Así es esta película: sencilla. Ahí radica su grandeza. Bueno, ahí, en un guión escrito por una varita mágica; dirigida por oficio, mucho oficio, honradez y saber hacer por el maestro Aristarain; e interpretada por cuatro portentos en un estado de gracia sin igual que son el gran Luppi, la sin igual Roth, la maravillosa Benedetto y nuestro genial "cara de acelga" Sacristán. Acompañados por unos secundarios perfectos, no sobra ni falta ni uno y todos y cada uno en perfecta armonía interpretativa, los cuatro se llevan la función. Y no sólo la función: nuestras lágrimas con ellos. Luppi nunca ha estado tan genial como ese perro viejo que el mundo le ha enseñado de todo y no todo bueno y el lo emplea no en beneficio propio, sino en beneficio de la Humanidad. Cecilia Roth con cada mirada y cada gesto rezuma una credibilidad que te desarma. Esa escena en donde cuenta cuando atraparon a su hermano... uffff, si no sientes nada viéndola, eres un insensible. Benedetto, en su papel de religiosa descreída, incluso a los no creyentes nos hace creer que hay "algo" ahí, con esas frases lapidarias y esos dardos contra lo que está mal en esta sociedad que aplasta a los débiles. ¿Y qué decir de Pepe Sacristán? Genial, sencillamente genial. Sacristán nunca ha estado mejor haciendo de lo que mejor sabe, que es de Sacristán, de ese progre al que todo el mundo quiere y que con cuatro palabras dice verdades como puños que harían sonrojar incluso al más hijo de puta.

No es una película de grandes alardes técnicos, ni de elaborados planos o secuencias. Es una película que rezuma humanidad por cada uno de sus fotogramas y que hace que cuando la ves, pienses que a lo mejor merece la pena la existencia. Aunque algunos se empeñen en jodernos la misma. Pero si todo el mundo fuese sólo un poquito como los protagonistas de la película, no haría falta películas así. Irónico, ¿no?
JULIUS HENRY
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10
15 de diciembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Hay algo más que decir sobre esta película que no se haya comentado? Muy poco, la verdad. Pero me permito decir que estamos ante una obra mayúscula. Si ya con La lista de Schindler Spielberg nos demostró su mayoría de edad cinematográfica (aunque en realidad era el típico joven adulto que no se iba de casa) con esta película ya nos ha demostrado precisamente que no tiene nada que demostrar, ni en lo fílmico ni en lo personal. Su maestría no sólo técnica, tambíen para contar y narrar hechos, en esta caso verídicos quedan demostradas. Pero ojo, no nos equivoquemos; ya lo demostró con creces en sus películas anteriores, incluso algunas denostadas (en su momento) por los pseudo críticos como El imperio del sol.
No voy a hablar de la portentosa e inconmensurable secuencia inicial. Símplemente hay que verla. Si Coppola en Cannes dijo que Apocalipsis Now no era sobre Vietnam, que era Vietnam, esta película no es sobre la guerra: es la Guerra. Cruel, inexplicable, inconcebible... pero dolorosamente real. Pero no sólo es la guerra. Es el ser humano sencillo y normal puesto a prueba, como ya dice el personaje de Jeremy Davies en una escena con Tom Hanks. Ciertamente uno tiene la sensación cuando la ve, que lo mejor es la escena inicial y la final, y que lo que ocurre entre ambas no tiene mucho sentido. ¡Que falta de visión! Precisamente lo que va ocurriendo a lo largo de la película es el detonante del apoteósico final. Y esa cadencia central, a veces rota por algún que otro sobresalto es lo que hace que nos mantengamos pegados a la butaca esperando "algo". Mención aparte merece la escena cuando Hanks revela su verdadera identidad en la vida civil. Antológica. Sí, de acuerdo, la película abre y cierra con la dichosa banderita estadounidense, pero si tenemos en cuenta la idiosincrasia de los estadounidenses, no debemos rasgarnos las vestiduras por ese detalle, que es mas, dadas las circunstancias precisamente de la nacionalidad de la película, es lógico y perfectamente normal.
Esta película es grande. Todo en ella es gigante. Spielberg es grande. Pero no nos llevemos a engaño: Spielberg ya era grande cuando rodó Duel (El diablo sobre ruedas).
JULIUS HENRY
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